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<p>Hace un par de noches invité a mi hija a cenar porque sentí la necesidad de expresarle mis miedos.</p>
<p>A sus 18 años de edad, ella es un chica que perfectamente distingue lo malo y lo bueno, lo que está bien y lo que está mal, lo que no se debe de hacer y lo que sí está permitido.</p>
<p>Mi temor no es que su libre albedrío la lleve a cometer errores, al fin y al cabo, quién de nosotros no ha cometido uno.</p>