Abogados: ¿enemigos o aliados?

LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero

Abogados fantasma, tramites que nunca avanzan, negligencia y falsedad son comunes a los procesos migratorios. Abra los ojos. Hágase cargo. No permita que la ineptitud o deshonestidad de otros le arruine la vida.

En los últimos días ha sido noticia la compañía tramitadora Welcome USA, que se apropio del dinero de decenas de personas, a las que les exigían el envío de “money orders” y a las que nunca les respondieron.

Pero los casos de estafas han estado en las páginas de los periódicos por años, sin embargo son muchos los que siguen cayendo en manos de abogados inescrupulosos que dan al traste con sus sueños – y con sus posibilidades de regularizar su situación migratoria.

Por eso, nunca estará de más insistir y volver a insistir en que a la hora de contratar un abogado de inmigración, es indispensable asegurarse de su idoneidad, capacidad de trabajo y honestidad. Porque si bien algunos tienen toda la intención, carecen de capacidades en términos de eficiencia y operatividad.

Y es que, si nos detenemos a pensarlo, muchas oficinas de abogados son una montonera de sillas de espera, por donde pasan diariamente más personas de las que cualquiera puede atender eficientemente. Piense: si hablar con su abogado es una misión prácticamente imposible y usted ya es íntimo amigo de una asistente que siempre le da una razón diferente, pero nunca sabe realmente en que punto está su proceso, ¿tendrá su abogado tiempo de trabajar por usted?

Al entregarle su proceso a un abogado usted le está casi entregando su vida. Antes de hacerlo, asegúrese de que esa persona tiene la capacidad de ayudarle ¡para eso le va a pagar!

Usted necesita una persona que realmente se haga cargo de su caso, no que lo considere simplemente un archivo o un cliente más.

No se deje intimidar. Exija. Su dinero vale y lo que está en juego, muy seguramente, es su futuro y el de su familia. Si ni siquiera puede hablar con su abogado, cámbielo. No le sirve. Son recurrentes los casos en los que las personas se ven obligadas a salir del país o a esperar más de lo adecuado – y que son largos los procesos – por la desidia, descuido o ineptitud de un abogado.

Así que cuando vaya a contratar uno pida referencias, asegúrese de que reúna los requisitos necesarios para ejercer y de que esté acreditado por la Junta de Apela-ciones de Inmigración, como lo recomienda el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos.

Cerciórese de que el abogado no está bajo ninguna orden de la corte que le impida ejercer y pídale su licencia vigente de abogado. Verifique si es un abogado licenciado a través del colegio de abogados.

Además puede buscar la ayuda de una organización reconocida por la Junta de Apelaciones de Inmigración, un estudiante de derecho, o un recién graduado que esté siendo supervisado por un abogado elegible o un representante acreditado por dicha junta.

Recuerde que notarios púb-licos, asesores de inmigración y negocios no pueden darle consejo legal de inmigración. En muchos países, la palabra “notario” se refiere a un individuo que es un abogado, pero eso no significa lo mismo en los Estados Unidos.

Lo importante es que usted se haga cargo, que confíe en la persona adecuada y que haga valer sus derechos como cliente. Recuerde, el que paga es usted, exija.