De la Mano de la Tecnología

Por Estephania Baez UNA NUEVA

Un sonido robótico acompaña diariamente a Moisés Aramburo, un joven de 24 años a quien en un abrir y cerrar de ojos le cambió la vida por completo, fue en agosto de 2012 cuando lo que inició como un juego, terminó en una tragedia que lo marcó para siempre.

“Fue durante una tormenta tropical en los cabos, había llovido varios días al grado que las calles estaban  inundadas y de pronto se me ocurrió:  ‘Tenemos tablas de surf, tenemos boogie boards en la caja del pick up ¿Por qué  no surfeamos ahorita que no hay nadie en la calle, y hay olas?’ Sujeté  la soga que estaba amarrada al pick up que tenía al final un gancho, hasta que pasamos una calle, el gancho hizo ancla, el carro siguió moviéndose, y la fuerza de la soga que se estiro me quitó los cuatro dedos de la mano, y sin pensarlo los agarre y me los puse”, explicó Moisés Aramburo.

Moisés viajó a su natal San Diego, en busca de un médico que pudiera reconstruir su mano, finalmente lo logró, y con ello llegó la ilusión de contar nuevamente con sus dedos.

“Tuve una cirugía de aproximadamente 18 horas. Me injertaron  los cuatro dedos otra vez. Pero a los cinco días, se me pusieron negros por falta de circulación de la sangre y me dijeron que me tenían que amputarme los dedos. Asi fue como los perdi otra vez”.  Agregó Moisés.

Cuando Moisés perdió los dedos por segunda vez, también perdió las esperanzas. A pesar de contar con el apoyo de su familia y amigos, en ocasiones se reprocho lo ocurrido.

“Nunca estuve solo, soy el segundo de seis hijos que tuvo  mi mamá. Ellos hacían relevo, pero uno mentalmente se castiga muchas veces más de lo que merecemos”. Dijo Moisés

Cansado pero no rendido, Moisés encontró la fuerza que necesitaba para seguir adelante.

“Un amigo que frecuentemente me visitaba, llego y me trajo como 40 páginas de una compañía que hacía prótesis. Al enterarme de esta opción, salí del hospital, y dije ‘veré si es viable’. Con el seguro escolar apliqué para una mano biónica,” agregó Moisés.

El presupuesto para adquirirla era muy costoso, sin embargo con la ayuda del seguro de gastos médicos de su universidad, la ayuda de familiares y amigos que realizaron varios eventos, y con la participación de fundaciones, fue como Moisés logró adquirir una  prótesis biónica, como pocas en el mundo, ya que controla sus movimientos a través de la mente.

“Yo la controlo con mi mente, sólo pienso en mover mis dedos de cierta manera. Puedo abrir y cerrar con sólo pensar una acción. Se adapta a lo que estés sujetando”, comenta Moisés.

Así es como Moisés comienza a redescubrir el mundo a través de su prótesis. Ha podido recuperar  la mayoría de las actividades que anteriormente realizaba. Moises ya terminó la carrera en administración y finanzas, y ahora se dedica a bienes raíces. El asegura que la actitud ha sido la base de todo.

“Me ha ayudado enormemente a no sentirme discapacitado y no sentir que soy diferente de alguna manera, o subestimarme por aquellas personas que tienen sus dos manos. Si es un cambio, pero no es nada que no pueda superar con una buena actitud. Con los deseos de seguir adelante todo se puede”,  concluyó Moisés.