Derecho al sueño

Comentario:
Por
Humberto Caspa, Ph.D.

   Durante casi todo el año, los estudiantes indocumentados tuvieron malas noticias.  La propuesta DREAM Act no fue aprobada en el Congreso de Washington y el gobernador Arnold Schwarzenegger, a pesar de ser inmigrante, nunca tuvo afinidad con dicha propuesta.

   Asimismo, los recientes comicios electorales arrojaron saldos negativos no sólo para los estudiantes indocumentados, sino también para toda la población de inmigrantes sin papeles legales.

   La Cámara Baja del Congreso de la Unión se verá abarrotada por nuevos representantes republicanos, quienes últimamente han demostrado no tener condescendencia con los problemas que afectan a los inmigrantes. Los inmigrantes indocumentados se han convertido en el chivo expiatorio de esta gente.

   Sin embargo, cuando todo indicaba que los estudiantes se quedarían con un año totalmente negativo, el Tribunal Supremo de California dio una pequeña chispa de esperanza. Los jueces de California les permitirán pagar colegiaturas de residentes locales, en vez de estar catalogados como estudiantes de otros estados.

   Las diferencia en precio, entre las colegiaturas de uno y otro tipo de estudiantes son grandes. En la Universidad de California Los Angeles (UCLA), por ejemplo, un estudiante residente gasta poco menos de $12,000 en colegiatura y seguro médico. Mientras que otro que no es residente (de otros estados) paga alrededor de $35,000 en colegiatura.

   Las cifras anteriores no incluyen libros, alojamiento, comida, y otros gastos que son necesarios durante el proceso de estudios.

   Por otra parte, los estudiantes indocumentados no reciben apoyo económico por parte de entidades estatales o federales. Si quieren ingresar a la universidad, lo tiene que hacer en base a su propio sacrificio y tienen que pagar todo de su bolsillo. Tampoco tienen derecho a adquirir becas patrocinadas por el gobierno o el estado.

   Algunas organizaciones no lucrativas, como la League of United Latin American Citizen u organizaciones pro-inmigrantes, han estado colaborando a algunos estudiantes indocumentados con becas económicas. Pero esa ayuda ha sido mínima y a muy pocos estudiantes.

   En este sentido, el DREAM ACT o la propuesta que regularizaría a los estudiantes indocumentados es una de las grandes opciones para poner fin a esta injusticia.

   Recientemente el presidente Barack Obama estuvo dialogando con dirigentes latinos en el Congreso. Se comprometió a apoyar una propuesta que beneficiaría a los estudiantes indocumentados.

   Mucha gente duda que el Presidente, quien en su campaña electoral había prometido mucho, pueda agilizar una vía rápida para solucionar los problemas de los estudiantes indocumentados.

   Desde que llegó a la presidencia, por razones políticas y económicas, no ha querido comprometerse con la cuestión migratoria. Su gobierno dio prioridad —con razón— a los problemas económicos y a una reforma al sistema de salubridad.

   Sin embargo, su dejadez con la situación de 12 millones de inmigrantes indocumentados, especialmente de los estudiantes, pasó al terreno de la negligencia.

   Ahora es tiempo de que el Presidente se apriete los pantalones. Nuestra comunidad le exige que batalle en el Congreso para que en su primera gestión pueda legalizar a los estudiantes indocumentados. Es ahora o nunca, ya que muy pronto el Congreso tendrá una mayoría de republicanos antiinmigrantes.

   Los estudiantes indocumentados merecen vivir en completa libertad en el país que los cobijó desde que fueron niños.

Humberto Caspa, Ph.D., es investigador de “Ecomonics On The Move”. E-mail: hcletters@yahoo.com

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