El Buen Vecino

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<figure id="attachment_2659" aria-describedby="caption-attachment-2659" style="width: 300px" class="wp-caption alignright"><a class="highslide" onclick="return vz.expand(this)" href="http://laprensa-sandiego.org/wp-content/uploads/2009/10/cueva082009.JPG… loading="lazy" class="size-medium wp-image-2659" title="cueva082009" src="http://laprensa-sandiego.org/wp-content/uploads/2009/10/cueva082009-300…; alt="Patty Cueva atendiendo a clientes en una venta de patio llevada a cabo por Logan Heights Neighborhood Council." width="300" height="199" srcset="https://dev-laprensa.pantheonsite.io/wp-content/uploads/2009/10/cueva08… 300w, https://dev-laprensa.pantheonsite.io/wp-content/uploads/2009/10/cueva08… 504w" sizes="(max-width: 300px) 100vw, 300px"></a><figcaption id="caption-attachment-2659" class="wp-caption-text">Patty Cueva atendiendo a clientes en una venta de patio llevada a cabo por Logan Heights Neighborhood Council.</figcaption></figure>
<p>&nbsp;Patty Cueva se molestó cuando nadie sabía el nombre del difunto.</p>
<p>&nbsp;Su familia había finalizado temprano sus rezos aquella noche de fin de año cuando escucharon un estrepitoso choque, un vecino gritando. Ellos salieron alarmados corriendo a toda velocidad de su casa en la avenida Julian para ver un carro destrozado, un cuerpo y un zapato tirado sobre la calle. Fue un accidente en donde el conductor del otro automóvil se dio a la fuga. La policía se volvió hacia los vecinos a preguntar: ¿Quién era él?</p>
<p>&nbsp;Y nadie lo sabía. Ni siquiera Cueva, quien había vivido en esta misma cuadra en Logan Heights desde que era una niña pequeña, junto con casi toda su familia. Más tarde ella se enteró que su nombre era Ralph. Ellos lo habían visto pasar yendo a trabajar casi a diario y solitariamente por cerca de un año, sin que alguien nunca se detuviera para conocerle.</p>
<p>&nbsp;Eso le molestó a ella. Y le molestó una vez más, unos meses más tarde, cuando el Concejal de la Ciudad Ben Hueso visitó su iglesia y se quejó que las personas de Logan Heights parecían nunca llamar a su oficina, no de la manera en que otras personas de distintas partes de San Diego lo hacían. Por lo tanto las puertas y ventanas de casas abandonadas no eran selladas para evitar la entrada de personas a éstas y la basura se acumula en las cunetas.</p>
<p>&nbsp;“¿Cómo hacemos para que los vecinos sepan que ellos pueden llamar cuando hay un bache en la calle, o que ellos pueden llamar cuando lámparas de alumbrado eléctrico se queman?” Cueva dijo que ella se cuestionaba a si misma. Ella se preguntaba: ¿Y cómo podían los residentes de Logan Heights hacer eso, si ni siquiera ellos se conocen entre ellos mismos?</p>
<p>&nbsp;Entonces Patty Cueva, su madre Zenaida y otros más de sus vecinos comenzaron a organizar unas reu-niones sencillas en la casa de Cueva, a unas pocas cuadras de una iglesia rosada brillante y de una colina con vista a las torres de oficinas y condominios del centro de San Diego. Ellos cubrieron el vecindario con panfletos, ofrecieron pan dulce y convencieron a sus residentes a ¨ tomarse un cafecito con los vecinos”. Nada lujoso.</p>
<p>&nbsp;Era una idea que ya había estado rondando por los alrededores, manifestada por los residentes vecinos de Sherman Heights quienes habían hecho la misma cosa. Pero Cueva estaba todavía aturdida cuando el salón se llenó para la primera reunión en la primavera del año 2007. Veinte vecinos asistieron y manifestaron sus preocupaciones, anotados uno por uno en un cartel: colchones viejos, basura derramada sobre los callejones y calles que eran muy obscuras.</p>
<p>&nbsp;Esos fueron los inicios del Concejo de Vecinos de Logan Heights, una reunión de las bases en la cual Cueva y sus vecinos todavía se sentían tímidos para llamar a un concejal de la ciudad, como otros grupos a través de la ciudad ya lo hacían, pensando que eso era muy oficial. Ahora ellos se reúnen mensualmente en una escuela cercana y hablan sobre problemas locales. Ellos se reúnen para limpiar los callejones, para plantar árboles de jacarandas, para llamar a la ciudad con sus preocupaciones sobre palmeras que no han sido recortadas y de cómo la ciudad esta proveyendo a las personas indigentes; así como sólo para charlar en las fiestas de la cuadra.</p>
<p>&nbsp;“No existía un espacio para que los vecinos pudieran decidir qué era lo que ellos querían para sí mismos,” dijo Kerry Sheldon, una empleada del programa: “Corporación de Soporte a Iniciativas Locales”, una organización sin fines de lucro que ayuda a mejorar a los vecindarios. “Había una falta de conexión en esa comunidad”.</p>
<p>&nbsp;A pesar que Cueva es reconocida como una de sus líderes, nadie es allí el presidente o tesorero. Ellos no tienen un número oficial como organización sin fines de lucro del Servicio de Renta o Impuesto Interno (IRS por sus siglas en inglés). Cueva no está segura de cual es su pre-supuesto: el poco dinero que ellos gastan en los panfletos, jugos o suministros para las jornadas de limpieza del barrio proviene de sus propios bolsillos o es recolectado en ventas de artículos usados en los patios de las casas llenas de ropa y juguetes donados por ellos mismos.&nbsp; Aunque Cueva fue a Chicago a un entrenamiento de parte de otros activistas comunitarios a través de la “Corporación de Soporte a Iniciativas Locales”; ella todavía se expresa del grupo como algo en crecimiento, una organización que todavía está buscando su camino.</p>
<p>&nbsp;Pero su trabajo ya ha cambiado Logan Heights en pequeñas formas. Cueva y sus vecinos convencieron a un hombre que vivía en una casa abandonada plagada de pollos y de basura esparcida por todo el jardín, para que él dejara el lugar e hicieron que la ciudad cerrara el edificio. Los vecinos notan que las calles se ven más limpias. Y los trabajadores de la oficina de Hueso dicen que las llamadas de los residentes de Logan Heights han incrementado dramáticamente durante los últimos dos años.</p>
<p>&nbsp;“Usted ve esas organizaciones que tienen todos esos proyectos absorbiendo miles de dólares, grandes subsidios, y las comunidades no ven gran cosa allá afuera”, dijo Katherine López, fundadora del Concejo “Memorial Town Council”.</p>
<p>&nbsp;Cueva y su grupo son diferentes.</p>
<p>&nbsp;Mientras ellos, vistiendo camisetas amarillas, pegaban carteles para la venta de artículos usados en la parte frontal de sus jardines; los conductores de carros que iban circulando disminuían su velocidad, tocaban la bocina y saludaban. Cueva sonreía, ella conoce los nombres de cada uno. Otros llegaban un poco más tímidos, curioseando entre los pantalones de mezclilla de niñas y blusas dobladas sobre la mesa de la venta.</p>
<p>&nbsp;“Es una pequeña cosa la que nosotros hacemos”, dijo Ben Rivera, un miembro del grupo que trabaja como asistente de profesores en la Secundaria de San Diego. “Pero está marchando por la dirección correcta”.</p>
<p>&nbsp;Cueva ha vivido en Logan Heights toda su vida, la mayoría de ésta la ha vivido en la misma parcela de tierra en la avenida Julian. Su madre es una ferviente voluntaria en una iglesia y en una escuela. Ella arrastró a Cueva desde muy niña a reuniones comunitarias, presionando por la instalación de una estación de policía que ahora se encuentra a unas cuantas cuadras de distancia. Su escuela católica, su iglesia y el edificio donde su padre trabajaba como un mecánico del distrito escolar estaban ubicados todos dentro de una pequeña distancia entre ellos.</p>
<p>&nbsp;Ahora ella es una mamá joven quien enseña en un jardín de niños en Little Italy; maneja además su propio grupo de ballet folklórico para niños y manda a su propios hijos a la escuela católica cercana. Ella bromea que a veces su vida se siente como “Seis Grados de Separación” (Six Degrees Of Kevin Bacon): todo está conectado. Su familia. Su vecindario. Su trabajo. Ella enseña a niños la Danza de los Remolinos que será representada en el festival del barrio. Los festivales son parte de su objetivo de reunir a todos los vecinos. Los vecinos se reúnen en su propia casa para los eventos de recaudación de fondos.</p>
<p>&nbsp;Hace trece años ella se mudó al piso de arriba de la casa de sus padres y ella ha vivido ahí desde entonces, todavía en el mismo lugar en la avenida Julian. Su madre Zenaida dice que ellos se reúnen fácilmente cualquier día de la semana para tener cenas de carne asada. Esto es algo que Patty aprecia, incluso en ocasiones cuando ella se pregunta si ella debería mudarse algún día de ahí.</p>
<p>&nbsp;“Yo podría irme y mudarme a una casa bonita en Chula Vista”, expresó ella. “Pero luego, ¿Cuál es el objetivo de estar en estos grupos?, ¿Cuál es el punto si tu no duermes aquí?”.</p>
<p>&nbsp;Zenaida recuerda de otros niños diciéndole a Patty y a sus hermanas que éste era un barrio malo,&nbsp; pero ellas nunca se sintieron de esa manera. A Patty Cueva le gustan las casas Craftsman que sobresalen en la calle con colores amarillo y verde brillante y los negocios familiares vendiendo de todo un poco desde escobas hasta raspados de hielo, los cuales le preocupan a ella ya que en cualquier momentos éstos podrían ser remplazados por una nueva tienda de “99 Centavos”. Este barrio tiene vida, dijo ella. Incluso ahora ella se sorprende con la creciente diversidad existente, todo cambia. Mientras ella entregaba panfletos de cuadra en cuadra, ella ve más familias afro americanas y más familias blancas en un área que aún es conocida por sus raíces latinas.</p>
<p>&nbsp;Cueva caminaba recientemente por el vecindario señalando iglesias, organizaciones sin fines de lucro y lotes industriales que estaban cercados con flores de jazmín.&nbsp; Su teléfono inteligente sonó muchas veces, ella contestaba rápidamente en español antes de continuar con su tour. “Cuando tu hijo de siete años te pregunta: “¿A qué reunión vas ahora?”, tú sabes que esto se ha convertido en un asunto familiar”, ella bromeaba. Cuando ella rondaba por una esquina, ella observó una bolsa de basura tirada en la acera con una banana podrida adentro de la bolsa.</p>
<p>&nbsp;“Esto es lo que yo estoy tratando de parar”, dijo ella moviendo su cabeza.</p>
<p>&nbsp;Mientras otros grupos vecinales han entrado en batallas políticas y han respaldado a candidatos, el grupo de Logan Heights ha tratado de mantenerse neutral haciendo de éste un lugar donde se puedan ventilar preocupaciones y hacer una causa común con los vecinos. Su postura principal es que los residentes necesitan ser incluidos en decisiones que los impacten a ellos.</p>
<p>&nbsp;Por ejemplo, muchos vecinos están preocupados por el surgimiento de campamentos de personas indigentes en Logan Heights, pero por otro lado otras personas se inquietan por cómo ser humanitarios y justos con las personas indigentes que viven allí. Cueva parece que ella misma lucha con esa pregunta. Existen otros debates similares de si agregar más viviendas económicas en Logan Heights ya que los residentes tienen inquietudes relacionadas a la densidad poblacional en los edificios. Incluso pequeñas cosas como los coloridos murales que se encuentran en los alrededores de las autopistas pueden ser complicadas.</p>
<p>&nbsp;“Yo no quiero un mural en todas la esquinas. La gente tiende a pensar que por que es Logan Heights, hay un mural”, dijo Margaret Vela, una madre soltera quien ha aumentado su enojo por la condición decadente de las casas cercanas.</p>
<p>&nbsp;“Bueno, no todos estamos de acuerdo con eso”, Rivera se apuraba a añadir, diciendo que a él si le gustaban los murales.</p>
<p>&nbsp;“Y eso está bien,” dijo Vela. “Pero yo quiero que alguien nos pregunte”.</p>
<p>&nbsp;Antes que el concejo de los vecinos se formara, Vela se había movilizado para detener el tránsito de camiones de peso pesado que resonaban al pasar por las casas de Logan Heights. Ahora un rótulo de metal prohíbe a camiones de más de 5 toneladas a pasar enfrente de la puerta de su casa. Ella ya estaba preocupada por su barrio, pero uniéndose con Cueva y los demás las cosas son más fáciles.</p>
<p>&nbsp;“La gente tiene mucho poder”, dijo Vela. “Y yo pienso que la gente no sabe que lo tiene”.</p>
<p>&nbsp;David Álvarez, un representante del distrito de la Senadora Estatal Denise Ducheny, dijo&nbsp; que Cueva y sus vecinos lograron además acercar a personas que no se sentían atraídas con la idea de hacer campañas y protestas, personas que no confían en políticos e incluso, como López insinuó, en organizaciones sin fines de lucro. Es más fácil de identificarse con la idea de una calle limpia que con una ordenanza, dijo Álvarez.</p>
<p>&nbsp;Y es excepcionalmente fácil relacionar a Patty Cueva; la madre sonriente con un teléfono sonando constantemente y con una nariz salpicada de pecas, quien se apoya sobre la mesa de la venta de artículos usados en su patio para ex-presarle a una mujer que empuja un coche: “Bienvenida al vecindario”.</p>
<p>&nbsp;“Yo simplemente deseo que hayan más personas como Patty en nuestro vecindario”, dijo Álvarez. “Nosotros lograríamos progresar mucho más.”</p>
<p><a href="http://www.voiceofsandiego.org/"><em>www.voiceofsandiego.org</em></a><e…;) y es parte de su proyecto “A Virtual Convening” (Una Convocatoria Virtual).</em></p>

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Emily Alpert