El cambio está “maduro” en Venezuela

Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.

La inflación es un problema económico que, inmediatamente, se transforma en un problema político. Gobiernos populares que iniciaron con bombos y platillos, de pronto, se ven inmersos en la desesperación una vez que la población siente los descalabros de la inflación.

De acuerdo a Trading Economics, agencia que provee estadísticas financieras a nivel global, los datos inflacionarios de Venezuela han estado creciendo sin detenerse. En enero de 2013, la inflación fue de 20.1%, en julio llegó a 39.6% y en octubre registró 49.37%.

Los problemas del actual presidente venezolano Nicolás Maduro se empeoran a medida que el ambiente inflacionario de la economía de su país se mantiene o sube, y no hay visos de recuperación. Lo que es peor, desde noviembre del año pasado, los datos inflacionarios sobrepasaron el 50%, el cual es un indicativo que su país está en medio de un periodo de contraste económico e hiperinflación.

En enero de este año, Venezuela cerró con 56.1% de inflación y actualmente registra 56%1. Considerando los recientes datos estadísticos, si un artículo cualquiera costó un (1) bolívar en enero, este mismo artículo tendrá un precio de 130 bolívares en enero de 2015.

En consecuencia, el gran enemigo de Maduro ya no es de índole político, sino económico. La armadura de hierro, al cual Hugo Chávez lo diseño, lo bañó con oro negro y se lo regaló a Maduro, ahora empieza a desfigurarse. Si el presidente venezolano piensa que va a sobrevivir este trastorno económico, sería bueno que revise la historia de uno de sus grandes aliados y el de su peor enemigo.

En 1982, Hernán Siles Suazo retornó al máximo podio del gobierno boliviano después de un largo periodo en el destierro y un proceso de elecciones presidenciales (1978-1980) manchadas por la irregularidad. El líder izquierdista ganó en todas las elecciones, pero los militares manipularon los resultados para no conceder la victoria a un ideólogo socialista.

En 1980, el movimiento democrático boliviano nuevamente fue reprimido por la cúpula militar, cuyo líder, General Luis García Mesa, dominó con mano dura hasta 1982. Sin embargo, Siles Suazo finalmente fue posesionado como presidente de Bolivia en octubre de 1982 en medio del triunfalismo y una población que lo recibió sobre los hombros como a un Mesías.

Una vez en el poder, Siles Suazo decidió cambiar la estrategia económica boliviana, de una subsidiada por capitales extranjeros por otra estatista y altamente intervencionista. Lo que creó fue un monstruo que destrozó la economía boliviana y produjo una hiperinflación que llegó a marcar hasta 12.000% en 1985. No logró sobrevivir el atolladero; renunció y se alejó de la política boliviana para siempre.

La misma gente que apoyó a Siles Suazo y lo condujo al palacio de gobierno, fue también la que lapidó su féretro político.

Estados Unidos, el enemigo omnipresente de Maduro, también anota en su historia la ingrata tragedia de la inflación. El gobierno de Jimmy Carter (1977-1981) fue una de sus víctimas o, tal vez, su Administración fue mártir de su propia ineptitud económica.

Como en pocas ocasiones en Estados Unidos, los indicadores inflacionarios registraron un promedio anual de 10.4% durante la Administración Carter. Una población estadounidense que se jacta por la estabilidad económica de su país simplemente no toleró la vergüenza de comprar artículos de consumo diario con dinero altamente devaluado, reemplazaron a Carter por Ronald Reagan en las elecciones de 1980.

Maduro va por el mismo camino de Siles Suazo y Carter. Su vida política está al borde del precipicio, aunque todavía existe una pizca de esperanza para mantenerse en el poder. No es necesario que entregue a Venezuela al neoliberalismo salvaje, pero es imprescindible que proceda de manera pragmática, realizando cambios razonables e implementando políticas que van más allá del populismo.

Sus enemigos ya lo condenaron, sus amigos lo abandonarán uno por uno hasta que no exista una sola alma que lo apoye si se no decide por la vía moderada. De lo contrario, el cambio está más maduro que antes en Venezuela.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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