Por Mariana Martínez
La educación sexual de los jóvenes así como el ejercicio de derechos sexuales y reproductivos están siendo acotados por políticas públicas conservadoras promovidas por grupos religiosos tanto en México como en Estados Unidos, que amenazan al estado laico.
Esta tendencia se traduce directamente en experiencias como la de Sarah Calderón, cuando era apenas una estudiante de psicología en Tijuana, en el 2006.
“Como parte de una materia de educación yo elegí hacer un programa de educación sexual,- asesorada por mi profesora de la universidad” cuenta Calderón, “pero al acudir a una secundaria pública a impartir la clase me corrieron por inmoral argumentando que estaba utilizando lenguaje soez e inapropiado porque hablaba de anticonceptivos, de los genitales por su nombre…ahora esa escuela está cerrada a todos los estudiantes universitarios que quieren hacer prácticas como yo lo intentaba entonces”.
La experiencia de la joven sicóloga de 23 años de edad la llevó al activismo y a la fecha es coordinadora estatal de la Red Iberoamericana Pro Derechos Humanos en Baja California.
Su experiencia fue compartida en el segundo diálogo binacional de derechos reproductivos en México y Estados Unidos, en la cual estuvo la senadora de California Denise Moreno Ducheny.
“Cada vez hay más atención de fundaciones binacionales a los temas de salud en ambos lados de la frontera” dijo la senadora, “ojala que llegue el punto en que sean los gobiernos quienes copien esos modelos de cooperación y aprendan al fin que no es nomás el tratado de libre comercio sino es un contrato social lo que necesitamos como una comunidad binacional”.
El evento organizado por Planned Parenthood del condado de San Diego y Riverside, participaron al menos 300 mujeres de organismos sin fines de lucro o en programas gubernamentales de ambos lados de la frontera.
“Nuestro interés es la educación y la prevención de riesgos en prácticas sexuales y es ahí a donde dedicamos 90% de nuestros esfuerzos” dijo Tracy Loughridge, Directora de Planned Parenthood en la costa Oeste.
“Por eso es descorazonador cuando se plantea a nuestra organización como promotora del aborto, cuando simplemente creemos que debe mantenerse la vía legal y segura de terminar un embarazo,” agregó.
La mayoría de las ponentes concurren en la dificultad de hablar abiertamente de educación sexual desde una base científica y de la satanización de la anticoncepción o la interrupción del embarazo como pecado.
En Estados Unidos el hiperconservadurismo del llamado “Tea Party” ha tomado fuerza y recientemente la candidata a la vicepresidencia Sarah Palin admitió que no cree en la separación entre iglesia y estado.
En la Ciudad de México, la capital del país, —bajo un gobierno de izquierda—, se han aprobado una serie de reformas despenalizando el aborto, garantizado ese derecho en todos los hospitales públicos y legitimando la unión entre parejas homosexuales.
Pero casi la mitad de los estados del país, incluyendo Baja California, han cambiado el lenguaje de sus constituciones estatales para concebir el matrimonio como unión entre hombre y mujer y garantizar “el derecho al a vida desde la concepción”.
Esto en plena violación a la constitución que garantiza igualdad de derechos y en contra de una docena de tratados internacionales que México ha firmado, donde se comprometen a la igualdad de géneros y la inclusión social, explica la doctora Elizabeth Maier, investigadora del Colegio de la Frontera Norte.
“Existe toda una lógica, lo que lo llamo el otro discurso, el parroquial, que tiene varios objetivos: desvalorizar el estado laico y desvalorizar la ciencia y son los dos aspectos que tenemos que defender porque si no, vamos a estar viviendo bajo un régimen talibán pero con otra religión” dijo Maier.
La investigadora experta en estudios culturales considera preocupante que en México los obispos puedan salir públicamente condenando a políticos que aprueban la interrupción del embarazo o que un obispo pueda acusar públicamente a los magistrados y regidores de corrupción (para aprobar la despenalización del aborto en el DF), sin que se le multe por difamación.
“En la separación de estado e iglesia, la característica es que hay un estado que garantiza que cada quien puede creer lo que quiere sin imponérselo a los demás y eso no está sucediendo, el estado entonces es laico sólo en apariencia” dijo Maier.
El resultado de estas líneas borrosas entre lo privado y lo público ha tenido implicaciones desastrosas en el avance por la igualdad de derechos en México, especialmente para grupos vulnerables como las mujeres, los homosexuales o los indígenas según explicó la invitada de honor al evento; María Consuelo Mejía, directora en México de Católicas por el Derecho a Decidir.
Mejía lamentó la falta de información y educación que hay en México y en otros países de América Latina y afirma que basándose en encuestas en México, Brasil, Bolivia y Colombia, la feligresía católica no comparte las posiciones de la jerarquía en moral sexual y tampoco quiere que se meta en política pública.
“Tenemos que lograr que las personas que toman decisiones ya no consideren el aborto un hecho pecaminoso, sino que tiene que ver con el derecho a regir el cuerpo, es un problema de justicia social, es un problema de democracia, es un problema que afecta la vida de las personas por lo que es imperante sacarlo del plano moral” sentenció la activista.
Pero aún en el plano moral feministas católicas como Mejía consideran vital contraponer una postura distinta y es por ello que han lanzado una campaña de concientización donde abordan la libertad de conciencia también contemplada por la fe católica.
En uno de quizás sus mejores argumentos argumentan “Hasta a María se le preguntó si quería tener un hijo”.