Entre Lágrimas y Risas

<figure id="attachment_37627" aria-describedby="caption-attachment-37627" style="width: 300px" class="wp-caption alignright"><img loading="lazy" class="size-medium wp-image-37627" src="http://laprensa-sandiego.org/wp-content/uploads/2016/11/baseballsmuggle…; alt="Yasiel Puig (Derecha)" width="300" height="168"><figcaption id="caption-attachment-37627" class="wp-caption-text">Yasiel Puig (Derecha)</figcaption></figure>
Celebrar o festejar la muerte de alguna persona raya en lo siniestro. Pero muchas veces hay que entender lo que hay detrás de esas macabras expresiones de júbilo incontenible.
El viernes pasado cuando se anunció la muerte del dictador cubano Fidel Castro, algunos peloteros de la Isla utilizaron las redes sociales para expresar su beneplácito.
Muchos de la jugadores cubanos que han llegado a las Grandes Ligas tuvieron que arriesgar su vida para pisar suelo estadounidense en busca de cumplir su sueño.
Atados por la tiranía del sistema político que oprime a su país, los beisbolistas cubanos abandonaron su nación en calidad de detractores.
En balsas de madera podrida o de hule viejo, cruzaron las 90 millas que separa a la opresión de la libertad.
Uno de esos peloteros es Yasiel Puig, cuya historia parecería haber sido sacada de un guión de película.
Dotado de un físico impresionante y habilidades encomiables, Puig se ha convertido en una de las figura más populares de las Grandes Ligas.
El jardinero derecho de los Dodgers de Los Ángeles combina su gran talento con la personalidad distraída y desparpajo de un niño de 10 años de edad.
El poder de su bat para conectar cuadrangulares, la fuerza impresionante de su brazos para poner fuera de combate a corredores enemigos en los senderos, y la manera en que arriesga su cuerpo para atrapar pelotas en el jardín lo hacen ser un pelotero espectacular.
Puig salió de Cuba en 2012, llegó a Isla Mujeres en el Caribe mexicano, en donde fue firmado por los Dodgers, que le dieron un jugoso contrato de 42 millones de dólares.
Es justo en México cuando apenas tenía 22 años de edad, que Puig se encontró con una realidad aterradora.
Un reportaje publicado en su momento por la revista Los Angeles Magazine dio cuenta de que los hombres que planearon el escape de Puig de Cuba, y su eventual llegada a Islas Mujeres, eran integrantes del grupo criminal organizado más sanguinario de México, Los Zetas.
Sabedores del potencial económico que Puig representaba una vez que firmara un convenio de Ligas Mayores, el grupo de Los Zetas acordó con el pelotero la entrega del 20 por ciento del total de su contrato.
La relación de negocios que sostuvo con la organización criminal mexicana se convirtió en sombra de terror para Puig, toda vez que integrantes del cártel presionaron y extorsionaron al cubano para que les entregara más dinero del acordado inicialmente.
El que Puig haya tenido que depender del crimen organizado para poder escapar de Cuba es una de las tantas secuelas negativas que Fidel Castro dejó en la sociedad, a la que le prometió justicia social.
Durante el régimen castrista, centenares de peloteros tuvieron que escapar de las más diversas y asombrosas formas de su país, para buscar la prosperidad que Fidel nunca les pudo dar.
Con la muerte del dictador, llega la hora de que los peloteros cubanos sean libres de buscar un mejor futuro sin tener que poner sus vidas en manos de bandas del crimen organizado.
Los peloteros cubanos deben tener libertad absoluta para contratarse con cualquier equipo en el mundo. Los escapes en las balsas de la muerte deben ser desde ahora cosa del pasado.