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México del Norte
Por Jorge Mújica Murias

“Sigue el dinero”, dicen los detectives en las novelas baratas, cuando tratan de descubrir los motivos de un crimen, bajo la idea de que siempre hay un interés económico en todo. En el caso del llamado “movimiento por la reforma migratoria”, hay también motivaciones monetarias. Y se nota.

Una docena de organizaciones seguramente clamarán “victoria” ante el anuncio de Barack Obama de proporcionar algún alivio para algunos inmigrantes indocumentados a través de una acción ejecutiva. Serán, entre otros, la el Consejo Nacional de La Raza, MALDEF, la Fundación México-Americana de Defensa Legal y Educación, el Centro Nacional de Inmigración y el Centro Comunitario por el Cambio. El hecho de que nuestros lectores tal vez jamás hayan escuchado de ellos no significa que no existen, sino que simplemente poco o nada tiene que ver con la comunidad inmigrante.

Sin embargo, estas organizaciones y otra docena tampoco bien conocida, han recibido por lo menos 300 millones de dólares de fundaciones para hacer trabajo “en favor de los inmigrantes.

Algunos reconocen que “El crédito por el movimiento debe ir a los líderes inmigrantes que han tenido la valentía de salir de las sombras”, dice Deepak Bhargava, del Centro Comunitario por el Cambio, quien agrega, cínicamente, que “pero el crecimiento y velocidad del movimiento tuvo la importante ayuda de un pequeño número de filantropistas con visión”.

Se refiere, entre otros, a la Fundación Ford, la Carnegie de Nueva York, los Filantropistas del Atlántico y la organización de George Soros, quien se hizo millonario con capitales financieros, la Fundación por una Sociedad Abierta. Con sus millonarios donativos, estas fundaciones ayudaron a las organizaciones mencionadas a hacer algunas marchas y vigilias, pero sobre todo a sentarse en la mesa con senadores y congresistas para “abogar” por la mentada “reforma migratoria integral” que nunca se dió, y a impulsar campañas de registro de votantes que tampoco funcionaron jamás.

En otras palabras, se reventaron 300 millones de dólares en “ayudar al movimiento” y prácticamente no ayudaron a nadie. Y también cínicamente, así lo reconoce Frank Sherry, director de La Voz de América, otra organización que recibió algunos milloncitos de dólares: “Con todo y lo que hicimos, siempre fuimos una coalición a medias y nos derrotaron completamente”.

Masas Contra Lana

El dinero comenzó a caerles en 2007, al año siguiente de las marchas masivas en las que ninguna de estas organizaciones prácticamente participó y que ninguna organizó. De hecho, algunas ni existían y fueron creadas solamente para agarrar la lana. De hecho, uno de los requisitos de los donantes era que “redoblaran su organización comunitaria”, reconociendo por principio que esta no existía. Otro requisito era “ampliar la participación electoral”. La meta final, completamente fracasada, era lograr la aprobación de una “legalización para 11 millones de personas con un camino a la ciudadanía”.

La Fundación Ford puso 80 millones, la Carnegie otros 100 millones de dólares para el “esfuerzo”; la Sociedad Abierta 76 millones, y la Atlantic se cayó con 69 millones, sobre todo para hacer “cabildeo”.

La única movilización grande de todas estas organizaciones fue la manifestación en Washington en marzo de 2010, en la que Barack Obama tuvo un legar preferente (en video, claro), y que no logró nada más que otra promesa presidencial. Después de eso, algunas organizaciones se dedicaron a solamente tratar de lograr que se aprobara la DREAM Act, y otras a reclutar grandes compañías, como Facebook, en favor de la “reforma”. Con todos sus millones, fracasaron otra vez con la horrenda propuesta del 2013 que solamente el Senado aprobó, afortunadamente, porque a cambio de la legalización de algunos inmigrantes, criminalizaba a los que no cumplieran los requisitos.

Afortunadamente, los jóvenes “dreamers”, sin lana de por medio, lograron con sus acciones de desobediencia civil que Obama les concediera DACA, su estatus legal temporal. Claro, al año siguiente United We Dream recibió 2 millones de dólares de la Fundación Ford, y desde entonces no han hecho casi nada de ese estilo, pero en fin.

El punto de toda la historia, es que con dinero baila el perro, pero el dinero no necesariamente muerde cuando se invierte en algunos proyectos.

El mérito por la acción ejecutiva de Obama debe ir a ésos líderes que no se sientan con los políticos sino que todos los días se sientan con los inmigrantes, en las comunidades, en las calles, en los lugares de trabajo; a los jóvenes que desobedecieron las leyes y desafiaron al sistema, y a los votantes que entendieron que su voto no debía ir a los políticos de siempre. Con lana y sin lana, como dice el dicho, La Lucha Continúa…