La Improvisación

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<p>Lejos de que el gobierno presente con claridad sus programas, prioridades y acciones a realizar el próximo año, y último de la administración, se observa con preocupación algo peor que la simple reacción a los escenarios de coyuntura que se registran semana a semana. Ya sean fenómenos naturales o el resultado de las ineficientes y descuidadas obras de autoridades responsables; o mejor dicho irresponsables.</p>
<p>Preocupa que quien atiende las tareas de Protección Civil, en descuidada entrevista de banqueta no pueda articular una explicación coherente de lo que debe hacerse en esa materia y que sus argumentaciones estén más en el terreno de las escusas y la evidente falta de previsión, que en la construcción de políticas públicas que permitan actuar de manera oportuna y exitosa. Tuvieron que venir cuadrillas de expertos (japonenses, israelitas, españoles, estadounidenses, peruanos, chilenos, países que si tienen experiencia y preparación técnica) para hacerse cargo de superar el caótico trabajo de rescate que había quedado en las manos de la inexperta, pero solidaría ciudadanía, que mejor entendió lo que se podía hacer ante el abúlico, descoordinado y desparpajado desempeño de los jefes de oficinas federales y locales que utilizan el desastre para realizar labor proselitistas en su favor y el de sus partidos políticos; faltaba más.</p>
<p>El encargado de las finanzas públicas, comprometido en la construcción de su eventual candidatura, no deja de aprovechar pretexto para convertir en foro político sus aspiraciones, dejando a un lado la tarea de construir un programa económico que permita sortear con éxito los avatares de fin de sexenio en un escenario de debilidad endémica y de finanzas públicas que permiten prever bajo crecimiento en un ambiente inflacionario e incertidumbre de los mercados. Paralelamente, el encargado del Banco Central, en su gira de despedida descubre que el principal problema del país es la corrupción obstáculo, en su decir, para no poder crecer ni en los ritmos de por si magros que se tienen estimados.</p>
<p>Si lo anterior no fuera preocupante, el Procurador General de la República inesperadamente presenta su renuncia irrevocable en su comparecencia en el Congreso a donde había asistido para explicar y defender una reforma judicial que apunta a ser el gran fracaso de la institucionalidad, dejando a los ciudadanos en el peor escenario en donde no opera lo nuevo y lo viejo esta sepultado. En respuesta a la urgencia del caso, se plantea dejar acéfalo el puesto hasta que termine el proceso electoral para que no se “contamine” políticamente un asunto que está, de por si, sobrepolitizado, ni Franz Kafka podría haber dilucidado sobre tan escabroso asunto. </p>
<p>Remata el Secretario de Relaciones Exteriores, que no canciller, una gira en el Vaticano con recepción papal a todo lujo alejado de los temas de la negociación de lo que ya apunta a ser un fracasado Tratado de Libre Comercio. Deja solo al Secretario de Economía que no encuentra la puerta de salida. por lo menos con la dignidad que exige una decisión unilateral difícilmente entendible. Los agentes económicos tendrán que buscar, y encontrar por si mismos, los nuevos mecanismos que permitan continuar operando flujos comerciales mutuamente benéficos.</p>
<p>La presidencia de la República, con una inexistente agenda de trabajo de corto y mediano plazo, sólo se alista para administrar un proceso electoral complejo y confuso, con mecanismos legales de compleja operatividad y funcionalidad, como es la participación de figuras “independientes” que están identificadas, ligadas y comprometidas con intereses cupulares, partidos políticos en crisis estructurales y una corriente de inconformidad que se va acumulando y amenaza con descarrilar las formas de convivencia política pacífica. De ese tamaño es el reto que se enfrentará y del que estaremos dando cuenta regularmente para contribuir en el entendimiento y conducción de los futuros escenarios.</p>

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Francisco Barbosa