La nueva vía de Evo

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<p>El año pasado, cuando el gobierno boliviano decidió cambiar su constitución e incluir otro mandato presidencial, el presidente Evo Morales sabía que su victoria era inminente en las urnas electorales.</p>
<p>El domingo pasado, Morales consiguió lo que buscó, y ahora le toca definir si prosigue por el camino hacia la socialización del sistema económico boliviano, la apertura de mercados o la coexistencia pacífica con sus vecinos.</p>
<p>El sendero más corto y el más peligroso es el camino al entreguismo económico o el neoliberalismo.</p>
<p>Sus antecesores tomaron esta ruta desde la década de 1980 para dar inicio a una supuesta apertura al mercado global.</p>
<p>Las organizaciones internacionales financieras, como el Banco Mundial y especialmente el Fondo Monetario Internacional (FMI), aliado con Administraciones norteamericanas y consorcios económicos transnacionales emprendieron un proceso de presión hacia los gobiernos bolivianos para cambiar su estructura y modelo económico.</p>
<p>El FMI propuso prestar dinero para atenuar la crisis, pero agregó condicionantes altamente contraproducentes contra la economía boliviana.</p>
<p>Sus agentes financieros exigieron que el gobierno boliviano levante o reduzca los controles arancelarios para que exista un flujo libre de bienes y servicios. Lo anterior facilitó el dominio económico de las empresas transnacionales y liquidó la industria nacional boliviana. También pidieron el adelgazamiento del sector público, emprender un proceso de privatización y devaluación de la moneda boliviano para crear una supuesta inversión financiera en su mercado.</p>
<p>El modelo neoliberal tuvo un éxito relativo a un principio. A Bolivia le llovió dinero a causa de la venta de sus paraestatales y la apertura de mercados.</p>
<p>Sin embargo, cuando las nuevas empresas privadas no cumplieron con sus responsabilidades y adeudos financieros –se dedicaron más a la especulación económica que a la inversión industrial—, la economía nacional boliviana se precipitó y se produjo una crisis generacional. El desempleo y la pobreza aumentó rápidamente, los niveles de criminalidad subieron y el regionalismo entre “cambas y collas” afloró.</p>
<p>Por otra parte, Morales puede tomar el camino de su primera gestión presidencial, es decir aquel que lo une más al poder hegemonizador de Hugo Chávez de Venezuela.</p>
<p>Hasta ahora esta vía le ha dado resultados positivos en el plano político. La población boliviana, por una razón u otra, casi siempre le ha dado su bendición a sus proyectos populares.</p>
<p>Sin embargo, Bolivia todavía adolece de una estrategia económica que no solamente beneficie a las mayorías, sino que también produzca crecimiento económico prolongado.</p>
<p>En este sentido y debido a algunas medidas desreguladoras de Morales, la sociedad boliviana se ha enfrascado en el estancamiento económico. Desde su llegada al gobierno, el sector informal se ha multiplicado, la arbitrariedad y falta de respeto a las leyes se ha convertido en un modo de vida en La Paz y en otras ciudades importantes.</p>
<p>Finalmente existe otro sendero más prudente y menos contraproducente para la economía boliviana. Dicho camino es una mezcla de la economía de mercado y la economía de estado.</p>
<p>Bolivia se encuentra entre dos pilares económicos regionales: Brasil y Chile. Esta posición geográfica, más que sus recursos económicos, son el valuarte de su economía, así como lo es Suiza en Europa.</p>
<p>Morales tendría el apoyo de la Administración Obama, “Lula” da Silva y tal vez de Chávez. Bolivia puede más con una economía mixta.</p>
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Humberto Caspa