Comentario:
Por: Linda Escalante
Ecologista y vocera de La Onda Verde de NRDC (Consejo de Defensa de los Recursos Naturales-Natural Resources Defense Council)
El mes pasado, un grupo de científicos de USC, UC Berkeley y Europa publicaron el primer estudio en humanos que investiga la relación entre los contaminantes en el aire y el progreso del endurecimiento y engrosamiento de las paredes arteriales, mejor conocido como arterioesclerosis. Los resultados no sorprendieron a los expertos de La Onda Verde del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales ni a los expertos de salud pública porque ya se había demostrado antes que el material particulado en el aire puede provocar eventos cardiovasculares y respiratorios en personas susceptibles como los diabéticos, niños con asma y adultos con hipertensión, entre otros.
Sin embargo, esta vez se encontró claramente que el hecho de vivir al lado de una autopista rápida o “freeway” hace que las arterias saludables progresivamente desarrollen esta patología, lo cual aumenta los riesgos de infartos, derrames cerebrales y muertes prematuras. Entre más cerca, más alto el riesgo. En particular, los residentes que viven a menos de 100 metros (328 pies) de una autopista sufren el peor impacto.
Este estudio se hizo en el Condado de Los Angeles ya que es el más congestionado y con el aire más contaminado del país. El Condado es enorme (cubre 4.079 millas cuadradas e incluye 88 ciudades incorporadas) y por eso requiere una infraestructura de extensas autopistas que mantengan la ciudad moviéndose a un ritmo productivo. También es uno de los principales motores económicos del estado de California y del país, y como tal, se enfrenta al reto de transportar eficientemente un 40% de la carga que entra a los EE.UU., más los 10 millones de personas que vivimos y trabajamos aquí—de las cuales el 48% somos latinos.
Esto es un dilema para los residentes de ciudades grandes como Los Angeles. Por un lado hay más oportunidades económicas pero por el otro existen 1,5 millones de personas que viven junto a autopistas y esto es muy negativo para la salud, calidad de vida y la productividad de las familias más afectadas. Lo peor es que la gran mayoría de estas personas que viven en una nube de humo de combustibles al lado de los freeways son latinos de bajos recursos.
Mientras que el resto de los residentes de la ciudad pueden ir a trabajar, estudiar y sacarle provecho a esta poderosa máquina económica, las personas que viven cerca a la contaminación de partículas extrafinas no tienen la misma oportunidad de productividad porque sufren de funcionamiento pulmonar reducido, ataques de asma, frecuentes infecciones respiratorias, arritmia, nacimientos prematuros o bajo peso infantil, cáncer, infartos, derrames cerebrales y hasta la muerte. Este es un problema de salud en nuestra comunidad que no se puede ignorar.
Existen soluciones que nos beneficiarían a todos. Pero para conseguirlas tenemos que apoyar las inversiones en transporte limpio. En vez de empeorar esta situación expandiendo las autopistas más contaminantes y congestionadas — como el I-710 y 405 que conectan los puertos de Los Angeles y Long Beach al resto del condado y cruzan barrios de bajos recursos poblados predominantemente por latinos— tenemos que invertir en camiones, carros y trenes eléctricos. Debemos rediseñar nuestros barrios con más transporte público. Los conductores y dueños de camiones de carga deben apagar los motores cuando no estén andando, mantenerlos en buen estado mecánico e instalar tecnologías que reduzcan la contaminación. Además tenemos que unirnos para oponernos a los proyectos que contaminan nuestro ambiente y contra la segregación de urbanizaciones para minorías de bajos recursos junto a fuentes de contaminación como autopistas, puertos y terminales ferroviarias.
Mientras que estas soluciones se implementan, los vecinos de los freeways deben tratar de mantener bajos los niveles de las partículas extrafinas dentro de sus casas. Esto se puede lograr limpiando el polvo frecuentemente con trapos húmedos, aspirando frecuentemente con máquinas que tengan filtros HEPA, teniendo limpiadores de aire y evitando fumar, quemar velas o prender la chimenea.
Más información en: www.laondaverde.org