<p><strong>America</strong><strong>’s Voice</strong></p>
<p> ¿Quién decidirá si la frontera común con México llena los requisitos de seguridad que permitirían considerar en el Congreso un plan de reforma migratoria amplia? Quién sabe.</p>
<p> Lo que sí se sabe es que la seguridad fronteriza es buen tema de año electoral.</p>
<p> Los republicanos parecen dirigir la orquesta en ese frente, como el niño que es dueño del balón y controla el juego. Siguen sumando requisitos a su interminable lista.</p>
<p> Los demócratas, por su parte, siguen cediendo a presiones republicanas y proveyendo diferente discurso a diferente audiencia: a un sector le dicen que están ejerciendo mano dura contra la inmigración indocumentada; a otro sector le aseguran que se están sentando las bases para avanzar un plan de reforma amplia. Que esperen, que ya casi.</p>
<p> En ambos casos la costura de año electoral se ve a leguas.</p>
<p> Como el envío de 1,200 Guardias Nacionales a la frontera para “labores de apoyo”. En el sector de Arizona, zona cero del debate migratorio, ni siquiera estaban listos para ser desplegados el 1 de agosto después de tanto bombo y platillo.</p>
<p> El senador demócrata de Nueva York, Charles Schumer, presidente del panel de Inmigración del Senado, reiteró el viernes que “tenemos mucha gente, demócratas y republicanos moderados, que dicen que no considerarían una reforma migratoria hasta que no hagamos algo en torno a la frontera”.</p>
<p> La versión del proyecto de 600 millones de dólares para otros 1,500 agentes y para aviones no tripulados de vigilancia, entre otros extras, que el Senado aprobó el jueves pasado, que la Cámara Baja aprobó hoy por aclamación, y que responde a una petición del presidente Barack Obama, “es inteligente, no es punitiva y avanza la capacidad de lograr la reforma migratoria amplia”. ¿De verdad?</p>
<p> La realidad es otra. La seguridad fronteriza, según la defina cada cual, avanza, mas no así la reforma migratoria.</p>
<p> En junio la Secretaria de Seguridad Interna (DHS), Janet Napolitano, declaró ante el Centro de Estudios Estratégicos e Inter-nacionales que “en el transcurso de los pasados dieciocho meses esta administración ha dedicado más recursos -personal, tecnología e infraestructura- a la frontera del Suroeste que en ningún otro momento de la historia de Estados Unidos”.</p>
<p> Napolitano enumeró algunos logros: la cifra de patrulleros fronterizos se ha duplicado desde 2004, de 10,000 a más de 20,000; casi se han completado 652 millas de muro fronterizo; la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) ha deportado a cientos de miles (en el año fiscal 2009 deportó a 387,790 y se espera que este año fiscal supere los 400,000); se han ampliado los programas 287(g), de colaboración con policías estatales, y “Comunidades Seguras” en las cárceles; se han triplicado las auditorías contra empleadores que contratan indocumentados. Entre los años fiscales 2004 y 2009 ha habido una reducción de 53% en la cifra de detenciones en la frontera.</p>
<p> Esto no lo dijo Napolitano, pero sí la Oficina Federal de Investigaciones (FBI): cuatro de las ciudades con la tasa más baja de crímenes violentos están ubicadas en estados fronterizos. Son San Diego, California, El Paso -a pesar de la violencia en Ciudad Juárez-, y Austin, en Texas, y Phoenix, Arizona, donde rige la ley SB1070.</p>
<p> Según cifras del Centro Hispano Pew, entre 25% y 40% de los indocumentados no ingresaron sin documentos a Estados Unidos sino con visados que luego expiraron.</p>
<p> “Los números cuentan la historia y no mienten”, declaró Napolitano en junio.</p>
<p> Los números no mienten, pero muchos legisladores sí.</p>
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