Luis Ibarra: La Llave es la Educación

Por Ana Gomez Salcido  Dr. Ibarra - formal working

Cuando Luis Ibarra, superintendente del Distrito Escolar Unido de Escondido creció en el este de Los Ángeles, enfrentó muchas barreras para poder tener éxito en la escuela, el único lugar donde se sentía seguro. Así que ahora quiere ayudar a construir un sistema educativo más accesible.

Ibarra, nacido en Tijuana, fue el quinto de siete hijos de una familia que emigró a los Estados Unidos para luchar por el sueño americano.

“Vivía en un área residencial que era territorio de una pandilla. Recuerdo que había pandilleros que se reunían frente a mi casa y por las noches nos despertaban sus balazos.  Mis padres nos escondían para cubrirnos hasta que todo pasara y  nos durmieramos otra vez”,  dijo Ibarra. “Así fue como me involucré con la escuela ahí me sentía muy cómodo, sentía que era un lugar seguro”.

Ibarra siempre supo que quería ser al crecer, desde que cursaba el tercer año de primaria, luego de tener como profesora a la Señorita Díaz.

“Ella hizo que el aprendizaje fuera divertido y emocionante. Desde ese entonces supe que ser maestro era todo lo que quería ser”, dijo Ibarra. “Ella era una buena maestra, un gran ejemplo a seguir y todos sabíamos que se preocupaba por nosotros”.

Uno de sus recuerdos que Ibarra más aprecia es que la Señorita Díaz llevaba a todo el grupo a un centro de cocina cada viernes y les enseñaba a los niños a cocinar.

“Mis padres me llevaban de compras y recreaba lo que aprendía para toda la familia”, comentó Ibarra. “Cuando yo me convertí en maestro de tercer año de primaria, eso era lo que hacía, le enseñaba a mi grupo a  cocinar. A los niños les encantaba”.

Para Ibarra, el graduarse en Estudios Liberales de la Universidad Estatal de San Bernardino,  para ser profesor no fue fácil.

“Fue todo un reto para que pudiera entrar a la universidad. Mis padres hicieron lo mejor que pudieron, eran un gran apoyo y ellos siempre estuvieron orgullosos de mí, pero ir a la universidad era algo desconocido para ellos”, dijo Ibarra. 

“No fue hasta que fui a la universidad que hablé con los consejeros, ellos me dijeron que tenía que hacer un examen del SAT y tenía que tener dinero para pagar la prueba. Estuve viendo la forma de como solventar ese gasto, y en la escuela me ayudaron a aplicar para una  beca que me ayudó a pagar”, recordó Ibarra.

Para que Ibarra entrara a la universidad necesitó de muchos recursos, y el sistema educativo era algo extraño para su madre que se dedicaba al hogar, y de su padre que era un carpintero.

“También necesitaba dinero para las solicitudes universitarias”, dijo Ibarra. “Tampoco sabía cómo iba a pagar la universidad y otra vez en la escuela me ayudaron los consejeros para contactarme con la ayuda del gobierno. Nunca me rendí”.

Ibarra fue el segundo de sus hermanos en terminar la preparatoria, y el primero en graduarse de la universidad dentro de una familia en cual la universidad no estaba dentro de su entorno.

“Mis padres emigraron a Estados Unidos, para realizar el sueño americano y dar  una vida mejor a su familia, aunque no sabían que la educación era parte de eso”, dijo Ibarra. “Todos teníamos buenas calificaciones y estaban orgullosos de nosotros, pero nunca tuvimos una conversación sobre ir a la universidad o continuar con nuestra educación”.

“Es difícil navegar por el sistema de las escuelas públicas, y más difícil es navegar por los sistemas universitarios, por eso hay padres que se rinden  Tenemos que tener un sistema más accesible”, dijo el Superintendente del Distrito Escolar Unido de Escondido.

Ibarra mencionó que recientemente, junto a otros superintendentes de distritos escolares locales, se reunió con el decano y estudiantes de la Universidad de San Diego con el propósito de tener un sistema universitario más accesible para las familias.

“Estoy emocionado de asociarme con USD  para ver cuales son los obstáculos”, dijo Ibarra. “Queremos conocer las barreras para poder ayudar a los estudiantes a que se les abran las puertas y apoyarlos cuando ya estén en la universidad”.

Después de que Ibarra se graduó de la universidad, él empezó a trabajar como maestro para el Distrito Escolar Unificado de Rialto por un periodo de cinco años. Luego obtuvo su primer empleo como director en el Distrito Escolar de Primarias Víctor. Posteriormente  fue reclutado al Distrito Escolar de Oceanside para ser el asistente del superintendente antes de llegar a su puesto en el Distrito Escolar Unido de Escondido.

“Siempre me pregunto  qué  fue lo que me empujó. Creo que tuve suerte de contar con grandes maestros en mi vida. Mis  hermanos y hermanas no tuvieron la misma suerte”, dijo Ibarra. “Siempre supe que tenía potencial, y mis hermanos también querían pero no sabían cómo”.

Luego de su experiencia personal, Ibarra dijo que como superintendente busca crear un sistema educativo que ayude a las familias a trabajar con maestros y grupos comunitarios, para ayudar a que sus hijos tengan éxito.

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