Mi médico, mi aliado

LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero

Está claro que el sistema de salud no es perfecto y que falta mucho por hacer para corregirlo o por lo menos para incrementar su efectividad. Es claro también que esto afecta dramáticamente a las comunidades inmigrantes.

A pesar de los esfuerzos de algunas autoridades locales y estatales, la cobertura no es total. Las barreras económicas y de lenguaje persisten y muchos prefieren sufrir – literalmente – sus dolencias antes de acudir a un centro médico por miedo a que su situación migratoria se revele.

Y aun cuando tenemos acceso a atención médica, tenemos que enfrentarnos a varios retos, también impuestos por el sistema.

El tiempo establecido para la visita médica frecuentemente no excede los 15 minutos, durante ese tiempo muchas veces ciertas circunstancias impiden una comunicación eficiente entre el médico y el paciente.

Esa es la situación. Por eso, es indispensable que nos hagamos cargo y, por nuestro propio bienestar, hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para sacarle el mejor provecho a la cita médica.

Para empezar, debemos tener claro que si bien, el experto es el médico, nosotros somos los responsables de darle la información adecuada si queremos obtener un diagnóstico certero y un tratamiento efectivo.

“El cuarto de hora” en el que tenemos el médico a nuestro alcance se va en la elaboración de la historia clínica, la revisión de los medicamentos y la sintomatología y por supuesto, el examen físico. Todo un maratón.

Basado en ese proceso el médico hace una aproximación al diagnóstico y de ser el caso, ordena los exámenes pertinentes, emite una formula y hace las recomendaciones necesarias.

Para optimizar los resultados, de acuerdo con el doctor Héctor Álvarez, PHD en ciencias médicas y residente en Washington DC., lo principal es que el paciente tenga claro el motivo de su consulta.

“Es muy importante que el paciente tenga clara la cadena de eventos; qué fue primero, qué fue después, y que traiga consigo cualquier información que no sea fácil de recordar, como los medicamentos que está tomando y los horarios, y si es posible, exámenes previos de laboratorio”.

Álvarez recuerda que es fundamental tener clara la historia familiar. “Que la gente sepa de qué murió la abuelita, de qué murió la tía, qué enfermedades están presentes en la familia, tanto en familiares directos como no directos”.

Si bien la pericia médica es clave a la hora de hacer las preguntas, Álvarez aclara que es fundamental que los pacientes no oculten información. Para el médico es indispensable saber, por ejemplo si el paciente fuma, consume alcohol o drogas ilícitas o si está bajo un régimen de pastillas anticonceptivas.

Así que prepárese. Escriba y lleve a la consulta la información sobre el síntoma principal que lo motiva a visitar al médico, cuándo apareció, cuáles son sus características, es esporádico o permanente. Detalle la intensidad del dolor si lo tiene y tome en cuenta el funcionamiento de su sistema digestivo.

Relacione las medicinas que está tomando, incluyendo vitaminas y suplementos y no olvide referir si está siguiendo algún tipo de tratamiento casero.

Anote todas las preguntas que quiere hacerle al doctor, es posible que una vez en el consultorio las olvide, y no tenga vergüenza o temor de expresarle sus inquietudes.

Discuta el tratamiento con su médico y pida explicaciones. Recuerde que – de ser posible – es importante tener una segunda opinión, sobretodo si se trata de diagnósticos complicados.

Usted es el primer responsable de su salud. El error médico – que siempre está en la bandeja de posibilidades – puede evitarse si usted es un paciente comprometido e informado.

Su médico puede ser su mejor aliado, discuta con él las fuentes de información que debe consultar para saber más sobre su condición y conviértase en protagonista de su bienestar. Su salud es su responsabilidad.