Mujeres Latinas Mas Afectadas Por la Violencia Doméstica

Por Marinee Zavala 

Lisbet Perez
Lisbet Perez

El condado de San Diego registra un número mayor de mujeres latinas víctimas de violencia intrafamiliar en comparación con el resto de la población femenina en la región. Dentro del condado, hay un mayor número de mujeres que llegan a perder la vida, al encontrarse en ambientes donde su pareja pierde el control y abusa de su fuerza contra ellas.

Asociaciones como la Alianza por la Esperanza Internacional de San Diego, junto al Centro de Justicia Familiar en el condado, ya contabilizan a una tercera parte de las víctimas como mujeres de origen latino. Estas mujeres se encuentran inmersas en círculos viciosos que las llevan a permanecer en ambientes de golpes y peligro.

Lisbet Pérez coordinadora del Proyecto Esperanza en San Diego aseguró existen una gran cantidad de factores que hasta hoy mantienen la estadística.

“Hay muchos miedos y un estudio denominado ‘NO MORE’ reveló las primeras tres causas por las que una mujer inmigrante latina no deja una relación abusiva. En primer lugar está el miedo a la deportación, el segundo miedo más común es a que les quiten a sus hijos, ya sea el abusador o el gobierno, y la tercera razón  es el miedo a más violencia, ya que usualmente él abusador amenaza con hacerle daño a sus familiares y a sus amistades”, explicó Pérez.

En San Diego, el número de mujeres que más solicitan apoyo provienen de zonas como Barrio Logan, City Heights, y Chula Vista.

Sin embargo la problemática es mucha mas grande y no solo afecta a nuestra región. A nivel nacional, el 56 por ciento de las latinas conocen a una víctima de violencia y por lo menos una de cada cuatro personas del sexo femenino en la Unión Americana viven violencia intrafamiliar.

“Es muy triste porque es un problema que está pasando en nuestra comunidad y todos sabemos que sucede porque todos conocemos a alguien, pero nadie habla del tema”, explicó Pérez. “Es un tema vergonzoso; inclusive las víctimas después de salir de la relación abusiva, tienden a no hablar del tema y dicen a los hijos que no le digan a nadie, porque es vergonzoso y no quieren que nadie sepa”.

En las mujeres latinas, el grupo de Proyecto Esperanza detectó que gran parte del ciclo corresponde al trato que las mujeres recibieron en la niñez: muchas pequeñas, sin saberlo, sufrían de abuso en el hogar y al crecer lo replicaron en su vida diaria. Las terapias y el trabajo con éstas mujeres revelan que, en la mayor parte de los casos, no se sufrió algún abuso sexual o doméstico de forma directa, pero se desarrollaron en hogares abusivos: espacios donde era común ver padres golpeadores y estar en constante contacto con humillaciones verbales. Una gran parte de estas mujeres al crecer verán estos comportamientos como normales y no serán capaz de notar las afectaciones hacia ellas y sus hijos.

Lisbet Perez es una sobreviviente. Ella sola enfrentó las dificultades de vivir en un hogar donde el abuso físico y verbal era una realidad. Ella asegura que, como muchas mujeres, lo más triste para ella era permitir esta violencia en su casa, cual afecta de forma directa a lo más preciado para una mujer: sus hijos.

Hoy las asociaciones buscan frenar este problema ante las consecuencias que estos casos pueden generar no solo en la mujer, sino en los menores de edad, quienes también se ven condenados en su mayoría a repetir patrones abusivos. Cuando más mujeres enfrentan estos traumas, sufren consecuencias que les impiden realizar al cien por ciento sus labores cotidianas y de madres, lo que genera el menor perciba con mayor susceptibilidad los abusos y no pueda recibir apoyo de su ser querido más cercano, su madre.

APOYOS CONTRA LA VIOLENCIA 

En San Diego existen diversos programas que de forma gratuita apoyan a mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, desde teléfonos de emergencia que proporcionan las autoridades y asociaciones civiles, hasta campamentos para pequeños y terapias hacia las madres de familia en la región.

La Alianza por la Esperanza Internacional aseguró uno de sus mejores programas radica en un campamento para menores de edad denominado Pathways to Hope, o Caminos Hacia La Esperanza, en donde sin costo dan apoyo a jóvenes entre los 11 y 17 años de edad con el objeto de crear comunidades que los apoyen en la situación difícil que vivieron y no se sientan diferentes o aislados.

Otro de los proyectos es el de Proyecto Esperanza, que ayuda a madres que han sobrellevado los últimos dos años desde que dejaron a su pareja y buscan romper el ciclo en casa.

Los numero de emergencia en San Diego son para el Centro de Justicia Familiar: 619-533-6000 y para la Alianza por la Esperanza Internacional (888) 511- 3522

El mensaje más importante que Lisbet Pérez da a recordar es “Que [la situación de la victima] nunca va a mejorar, siempre va a ser peor. Ellas están arriesgando su vida y el futuro de sus hijos. No les puedo decir va a ser fácil su vida, que va a ser feliz, no, es muy difícil salir de esa situación. Pero vale la pena porque al final del camino recuperas tu libertad y le das la oportunidad a tus hijos de tener una vida mejor”.

 

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