Redacción La Prensa San Diego
Cuando Nick Aguilar le dijo a su madre y padrastro que se había inscrito en el Ejército de los Estados Unidos en lugar de continuar sus estudios en Southwestern College, la noticia no fue recibida con felicidad.
Así es como inicia el documental “Nick Aguilar: A Direction Home”. Esta cinta producida por Shoestring Educational Productions muestra conversaciones entre el historiador local Abe Shragge y Aguilar en las cuales el recipiente de la condecoración militar Corazón Púrpura da detalles sobre su vida en la milicia, sus estragos de salud mental y su carrera en el sector público luego de su gira por Vietnam.
Aguilar compartió una copia de este documental en DVD con La Prensa San Diego cuando se le contactó inicialmente para una entrevista de perfil. Aunque declinó a ser entrevistado de manera cortés, Aguilar afirmó que el largometraje daba un vistazo a su vida y permitió a nuestro personal basar un artículo biográfico sobre los detalles narrados en esta obra.
Nacido en un pequeño pueblo del Estado de Jalisco en México, Aguilar llegó a San Diego con tan solo siete años de edad. Durante sus años estudiantiles, Aguilar sobresalió como estudiante en la Preparatoria Sweetwater de National City.
Aunque se matriculó en el Southwestern College, Aguilar no tenía una meta como profesionista en mente y decidió entrar al Ejercito para seguir a su hermano, quien ingresó antes de ser seleccionado por el “Draft”.
“Luego que se fue, fui a la estación de reclutamiento del centro de San Diego y quise enlistarme como paracaidista”, Aguilar compartió con Shragge en el documental.
En la estación de reclutamiento, el agente a cargo de Aguilar sugirió que ingrese por tres años en lugar de cuatro, agregando que podría renovar si le gustaba la experiencia.
“Hasta el dia de hoy le doy las gracias”, subrayó. “Esa fue una decisión vital porque si no me hubiera convencido de unirme por tres años en vez de cuatro hubiera realizado dos giras por Vietnam en lugar de una”.
“Así que regrese a casa y le dije a mi padrastro y a mi madre que ingrese al Ejercito para ser un paracaidista y estuvieron muy decepcionados”, continuo.
A las semanas de enlistarse, Aguilar recibió entrenamiento básico en Fort Gordon Georgia y luego partió rumbo a las afueras de Saigón, donde se unió a la División Aérea 173 como paracaidista y dirigente de una tropa de cañoneros.
Con la llegada de las transmisiones en directo desde ubicaciones remotas al final de los años 60, la Guerra de Vietnam fue el primer conflicto armado en ser transmitido a los hogares de Estados Unidos y el mundo. Aun así, y antes de las transmisiones del reportero Walter Cronkite y una avalancha de reportajes, Aguilar no tenía referencia de cómo era la guerra antes de entrar en combate.
“Yo no sabía de lo que se trata la guerra” dijo.
En su servicio, Aguilar pudo ver de cerca los horrores que deja la guerra de manera cercana. El recuerda no poder dormir por días luego de ver su primer cadáver en las montañas centrales de Vietnam, donde también lidiará de las más sangrientas batallas de esta guerra.
Tras recibir un balazo en el hombro mientras recataba a un compañero, Aguilar permaneció junto a su tropa en una aldea segura hasta que se le dio un mes de baja médica.
Poco después, el militar regresó a la vida civil, lo cual le incomodo luego de no poder relacionarse con nadie.
A pesar de esto, Aguilar resumió sus estudios en Southwestern College con excelentes calificaciones, lo que le valió un ingreso a la Universidad de California, San Diego en el cuatrimestre de primavera de 1969.
Aguilar recuerda su tiempo en la UCSD como uno muy intenso, el cual coincidió con el movimiento estudiantil contra la guerra de Vietnam y el movimiento por los derechos civiles.
Como estudiante en la UCSD, Aguilar se enfocó en la creación de oportunidades educativas y dar atención a temas de derechos civiles dentro de este plantel ubicado en La Jolla. Específicamente se involucró en extender apoyo a estudiantes de ascendencia mexicana y afroamericana.
Mientras Aguilar continuaba con su vida civil e ingresaba en el servicio público, las secuelas de la guerra le afectaban. Aguilar sufre de estrés postraumático y entonces también lidiaba con sus problemas con bebidas alcohólicas.
Al rehusarse de ingerir altas dosis del medicamento Valium, Aguilar desarrolló un hábito de hacer ejercicio tras la recomendación de un doctor y luego dejó la bebida luego de notar que le causaba lapsos de memoria.
A lo largo de su trayectoria, Aguilar ha dado su servicio en varios cargos en la ciudad. Ha actuado como director de políticas estudiantiles y temas jurídicos en su “alma mater”, donde introdujo al calendario de la Universidad de California la observancia del Día de Veteranos. El fue miembro de las mesas directivas del Distrito Escolar Sweetwater, el Distrito Southwestern Community College y del Consejo de Justicia Criminal del Condado de San Diego.
Aguilar actualmente vive en Chula Vista con su esposa Pat Aguilar.