El Programa McGovern-Dole de Alimentos para la Educación (“McGovern-Dole Food for Education Program”) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (“U.S. Department of Agriculture” o USDA por sus siglas en inglés) busca marcar la diferencia en Centroamérica. Guatemala tiene una de las más altas tasas de crecimiento atrofiado del mundo debido a la desnutrición crónica. Más del 90 por ciento de las familias viven con menos de 2 dólares al día y, en consecuencia, la mayoría de los niños se ven obligados a dejar la escuela para ayudar a sus padres en el campo. Sin educación, sus oportunidades laborales se reducen considerablemente.
Un programa financiado por McGovern-Dole e implementado en Guatemala por “Self Help and Resource Exchange”, conocido por sus siglas en inglés como “SHARE”, ha logrado la asistencia escolar de 70,000 niños y también ha ayudado a alimentar a las familias de 22,500 niños del cuarto a sexto grado. El programa está en marcha en 533 escuelas primarias rurales en los municipios más pobres del país y brinda apoyo a los niños, padres y profesores a través de becas de alimentos para llevar a casa, meriendas diarias escolares, huertos escolares, apoyo a la asociación de padres de alumnos o APA, y donaciones de útiles escolares para mejorar el ambiente académico.
Las becas de alimentos para llevar al hogar ofrecen a cada niño una ración mensual de alimentos para el consumo de toda la familia. A cambio, se requiere que cada niño asista a la escuela con regularidad y complete cada grado hasta graduarse de la escuela primaria. La ración de alimentos compensa en parte por la pérdida de ingresos que el niño no va a ganar mientras asiste a la escuela y estudia, con el objetivo de reducir las tasas de deserción escolar y aumentar el número de niños que terminan la escuela primaria – un logro importante en esa área rural de Guatemala.
Yenifer y su familia ilustran los profundos beneficios del Programa McGovern-Dole. Cuando Socorro matriculó a su hija Yenifer en el sexto grado en la Escuela Primaria Ana Esthela Pérez Hernández, nunca esperó que su familia recibiera tantos beneficios al regresar a San Martín Jilotepeque, su pueblo natal. En su escuela anterior, Yenifer había sufrido mucho y luchado con impedimentos del habla y social. En su nueva escuela, Yenifer encontró un entorno favorable donde logró superar sus dificultades, mejorar sus calificaciones y ahora es capaz de hablar y socializar sin ningún problema.
Yenifer, su madre y dos hermanos viven en una pequeña casa de una habitación con paredes hechas de tallos de maíz y un techo de metal laminado, sujetado por trozos de madera de palma. Sus zapatos están gastados de caminar 30 minutos cada trayecto de la ida y vuelta a la escuela por caminos de tierra. Para Yenifer, sin embargo, las largas caminatas valen la pena, ya que esta escuela ha mejorado enormemente la vida de su familia. La beca de alimentos para llevar a casa, le ha permitido continuar con sus estudios hasta finales de año, mientras que al mismo tiempo ayuda a su madre a alimentar a la familia. Graduarse de la escuela primaria le dará la ventaja a la mayoría de las mujeres de zonas rurales pobres, que generalmente no estudian más allá del segundo o tercer grado.
Durante este programa, Yenifer ha aprendido mucho más que a leer, escribir y sumar. Con el ejemplo de su madre, y gracias a la motivación de la beca y sus experiencias en la escuela, ha aprendido lecciones importantes acerca de la justicia, el carácter de las personas, la perseverancia y la generosidad.
La historia de Yenifer es un excelente ejemplo de cómo el programa McGovern-Dole fomenta la capacitación y empoderamiento de los participantes a prosperar en una variedad de formas y lograr dirigir con el ejemplo.