LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero
Aunque algunos piensen lo contrario o no se preocupen realmente por conocer la verdad, lo cierto es que la gran mayoría de inmigrantes – incluso aquellos que han ingresado sin autorización – que han venido a buscar mejores oportunidades, son personas honestas y trabajadoras que aportan grandemente al desarrollo de este país.
Es imposible negar, sin embargo, que entre los extranjeros que ingresan diariamente por diferentes rutas, existen personas inescrupulosas dedicadas al tráfico de personas, a la delincuencia o al narcotráfico.
Las autoridades estadounidenses se ocupan de buscar a dichos delincuentes para procesarlos y en la mayoría de los casos expulsarlos del país o deportarlos. Pero además de ellos, las personas que hayan ingresado ilegalmente al país o violado las leyes migratorias están expuestas a ser deportadas.
Este es el caso de muchos padres y madres de familia que trabajan por el bienestar de sus familias y por el del país que escogieron para vivir.
Pero la ley es la ley, y en estos tiempos en los que es ciertamente posible la aprobación de una reforma migratoria que beneficie a los más de once millones de inmigrantes honestos que viven y trabajan en Estados Unidos, hay que tomar precauciones, no sea que una mala decisión eche por la borda todo lo logrado.
Si es cierto que el número de deportaciones ha aumentado dramáticamente en los últimos años, es cierto también que el principal objetivo del Departamento de Seguridad Nacional son los criminales.
¿Quienes pueden ser deportados?
Todos aquellos que hayan violado las leyes migratorias, ingresando ilegalmente o permaneciendo más tiempo del permitido en el país. Serán sometidos al mismo castigo aquellos que ayuden a una persona a ingresar ilegalmente al país o quienes busquen obtener una residencia a través de un matrimonio ficticio entre otras transgresiones.
Pero si usted o alguien que conoce está enfrentando un proceso de deportación, debe saber que este es un proceso legal y jurídico. Eso implica que todas las personas tienen derecho a defenderse hasta el momento en que se dicte una orden de deportación final, en cuyo caso la salida debe ser inmediata.
Las personas que reciben una orden de deportación tienen derecho a buscar la ayuda de un abogado y de un traductor si no tienen dominio del idioma, a conocer los cargos en su contra, a defenderse ante un juez y a apelar.
La amenaza de deportación es una tortura para miles de familias establecidas. No baje la guardia, las precauciones nunca sobran, evite llevar con usted documentos falsos de identidad, mantenga siempre con usted y en un lugar visible de la casa los teléfonos de las personas que pudieran ayudarlo de ser necesario, como un abogado, un traductor y un familiar o una persona de confianza que pueda hacerse cargo en el momento oportuno de los asuntos primordiales.
Recuerde asegurarse de que el abogado que escoja tenga las credenciales necesarias y haya probado su honradez.
Recuerde que muchas iglesias y centros comunitarios pueden asesorarlo gratuitamente.
A veces es difícil pero siempre es bueno tener algo de dinero guardado, de ser el caso puede usarse para el pago de una fianza.
Tenga un plan, sobre qué hará su familia y cuáles son los pasos a seguir en caso de que algo ocurra, haga arreglos para que una persona de confianza tenga siempre una copia de las llaves de su casa y su auto. Dele instrucciones precisas a sus hijos sobre la forma en que deben actuar y las personas en las que pueden confiar.
Recuerde que algunos fallos de deportación pueden ser anulados. No baje la guardia, sea precavido e infórmese.