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<p>Murió uno de los grandes personajes en la historia del futbol mexicano.</p>
<p>Melquiades Sánchez Orozco, el hombre que le prestó su voz al Estadio Azteca por 52 largos años, dejó de existir.</p>
<p>En esta ocasión, quiero dedicar este espacio a revivir una entrevista que hace un par de años le hice a este hombre ejemplar. Vale la pena conocer la historia de tan singular personaje.</p>
<p>Valga esta columna como un homenaje póstumo a Melquiades Sánchez Orozco, quien falleció a los 90 años de edad en la Ciudad de México.</p>
<p>Por accidente se hizo locutor y sin proponérselo se convirtió en una leyenda del micrófono y del futbol.</p>
<p>Durante 50 años, Melquiades Sánchez Orozco ha sido el anunciador oficial del Estadio Azteca. </p>
<p>El distintivo tono agradable y formal de su voz ha acompañado a generaciones enteras que han disfrutado del futbol en el llamado Coloso de Santa Úrsula.</p>
<p>Minutos antes de que inicie un partido, el legendario locutor hace vibrar a las masas cuando, pausada y metódicamente, recita las alineaciones de los equipos.</p>
<p>Es a partir de ese momento que el ambiente en el estadio que ha sido escenario de dos Copas del Mundo cobra magia.</p>
<p>“Estoy muy agradecido con lo que la vida me ha dado”, dijo Melquiades,</p>
<p>Originario de Tepic, estado de Nayarit, Melquiades se inclinó desde muy joven por el arte de la pintura y por la electrónica. </p>
<p>Nada hacía suponer que dedicaría su vida a los medios de comunicación, pero cuando a los 18 años de edad quedó huérfano, recibió, sin saberlo, la señal que cambiaría su destino.</p>
<p>“Como me gustaba tanto la electrónica y además era muy curioso, un día decidí visitar la emisora de radio de mi ciudad para ver si me dejaban entrar a ver cómo funcionaba el sistema de transmisión”, recordó.</p>
<p>Mientas esperaba para ingresar a la emisora, alguien se le acercó y le preguntó si era la persona que iba a realizar una prueba para ser el locutor de la estación.</p>
<p>“Yo le dije que sí, pero para nada, yo no iba a eso, nunca me pasó por la cabeza ser locutor”, admitió. </p>
<p>“Yo tenía 18 años de edad, acabada de quedar huérfano, necesitaba trabajar y pues hice la prueba a ver qué pasaba”, comentó.</p>
<p>Lo que pasó es que en ese momento comenzó la carrera de un joven que con el tiempo se transformó en ícono del micrófono en México y en el futbol.</p>
<p>“En ese entonces no existían escuelas de locución ni nada de esas cosas. El tono de mi voz siempre me ayudó mucho, pero mi estilo lo tuve que ir formando poco a poco”, explicó.</p>
<p>OTRO GOLPE DE SUERTE<br>
Fue en 1946 cuando Melquiades inició su carrera en Tepic y su talento lo llevó a Guadalajara, ciudad donde trabajó como locutor, pero además, donde empezó a crecer como pintor.</p>
<p>“En Guadalajara realicé varias exposiciones y de ahí junté unos centavitos para irme ocho días a conocer la Ciudad de México”, recordó. </p>
<p>Llegó a la capital de la República Mexicana en 1956 para gozar una semana vacaciones, pero el viaje terminó por ser el más importante de su vida.</p>
<p>“Venía a la Ciudad de México por ocho días y aquí sigo”, comentó.</p>
<p>En la capital, Melquiades se encontró con amigos que lo invitaron a trabajar en estaciones de radio, pero por políticas sindicales su estancia en esas emisoras fue muy corta.</p>
<p>“Dejé de trabajar como locutor y me puse a vender mis cuadros, me iba bien, así que en realidad no extrañaba la radio ni ser locutor”, dijo</p>
<p>Con la convicción de empeñar todo su tiempo en transformar lienzos en obras de arte, el destino volvió a tocar a la puerta de Melquiades.</p>
<p>“Se iba a abrir Radiópolis, una pequeña estación del señor Emilio Azcárraga Milmo, y un amigo me invitó a trabajar ahí. Esa vez no tuve problemas con el sindicato y me quedé”, explicó</p>
<p>Años después, Azcárraga compró al Club América e hizo construir el Estadio Azteca.</p>
<p>El coloso enclavado al sur de la Ciudad de México quedó listo para su inauguración en 1966 y el magnate buscaba a alguien que se hiciera cargo del sonido local.</p>
<p>“El señor Azcárraga le dijo al gerente de la estación de radio que le mandara al ‘pintor’, así me conocían en la estación, para hacer una prueba en el Estadio Azteca. Fui, hice le prueba y nunca me imaginé que 50 años después seguiría ahí”, mencionó</p>
<p><strong>SE PERDIÓ LA INAUGURACIÓN</strong></p>
<p>Melquiades no estuvo en el juego inaugural del Azteca entre América y el Torino de Italia porque nunca se enteró que se había quedado con el trabajo como anunciador.</p>
<p>“Fue hasta después del partido inaugural que mi jefe me dijo: ‘¿por qué no estuviste en el Estadio Azteca, te estuvimos esperando’”, relató.</p>
<p>Fue un par de semanas después que Melquiades se estrenó como la voz del Estadio Azteca en un partido de Primera División. </p>
<p><strong>VIO A PELÉ Y MARADONA</strong><br>
Melquiades es el único ser humano que puede darse el lujo de decir que ha trabajado como anunciador oficial de un estadio en dos finales de Copa del Mundo.</p>
<p>En 1970 fue la voz del Estadio Azteca en el partido que la selección de Brasil le ganó 4-1 a Italia y en 1986 se hizo cargo del sonido local en el duelo que Argentina se llevó por 3-2 sobre Alemania.</p>
<p>“Uno de los honores más grandes que he tenido en mi carrera fue el haber visto a Pelé y Maradona coronarse campeones del mundo”, dijo Melquiades, quien consideró al rey brasileño como el jugador más espectacular que le tocó ver.</p>
<p>Descanse en paz, Melquiades Sánchez Orozco.</p>
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