<p></p>
<p>Los gobiernos de Zedillo, Fox, Calderón y Peña fracasaron, entre otras razones, por no haber podido traducir en hechos los compromisos de campaña.</p>
<p> Zedillo tuvo como excusa recibir un gobierno en el filo de la navaja, su soberbia tecnocrática desató una grave crisis financiera y su gestión se limitó a administrar y minimizar los daños incurridos. </p>
<p>Fox fue un frívolo que no supo, ni quiso aprovechar la oportunidad que le brindó el bono de la confianza, su labor fue un dechado de despropósitos y errores instrumentales, como contratar un equipo de colaboradores a través de “head hunters”, o cazadores de talento, y conceder el mando a su ambiciosa esposa. </p>
<p>A Calderón le creció el pequeño priista que él, ufanamente, presumía dominar, la soberbia fue el tono de las decisiones. </p>
<p>Peña hecho por la borda su oportunidad dominado por el apetito de enriquecimiento de su reducido y PRIvilegiado grupo de amigos y compadres, amén de carecer de un programa de largo aliento; todo organizado para la desviación de recursos hacia fines personales que ahora tendrán que pagar con el juicio histórico y, deseablemente, la cárcel.</p>
<p>Con ese horizonte de tiempo, Andrés Manuel López Obrador asume la presidencia de la República Mexicana. Durante 18 años se ha preparado para ese propósito y no puede argüir ignorancia. AMLO ha recorrido varias veces el país, superó las maniobras para derrotarlo en las elecciones del 2006 y 2012, tesonera y obsesivamente siguió en la brega política y hoy ha conquistado, legítimamente, la más alto investidura política. </p>
<p>El país requiere un gobierno que combata en definitiva los muchos males que le aquejan, por un lado, y por el otro que se generen las fuerzas positivas que permitan explotar los enormes recursos naturales y el valioso capital humano con el que la nación está dotada.</p>
<p>El punto es si sabrá hacerlo o sólo será una mancha más en el desafortunado andar de gobiernos que no han comprendido sus tareas y responsabilidades y, como Sísifo, volverán a fracasar en la búsqueda de la cumbre o que todo termine en el gatopardismo que todo cambia para que todo permanezca igual.</p>
<p>El diagnóstico está más que conocido. México requiere de un gobierno que promueva y que no se limité a entorpecer o desviar objetivos, entre los cuales están: impulsar la planta productiva, desarrollar el mercado interno, consolidar las exportaciones, explotar racionalmente los recursos naturales, reorientar el desarrollo regional, construir un auténtico sistema federal, reducir la brecha de ingresos, abrir oportunidades a las nuevas generaciones, adelgazar el pesado aparato burocrático, erradicar la corrupción y la impunidad, fortalecer el estado de derecho y volver a vivir en una atmósfera de seguridad pública. En el discurso todas las fuerzas políticas los han reconocido de una u otra manera, en los hechos todas han fallado.</p>
<p>López Obrador tiene el deber de honrar sus compromisos, el país no podría resistir otro fracaso. Para ello, debe evitar caer en el error de sus antecesores, necesita una brújula que lo mantenga en la ruta trazada. Una correcta planeación y su permanente actualización son los indicadores más eficientes, no se puede conducir la nave a través de corazonadas u ocurrencias. Además se requiere de un equipo profesional de colaboradores que asuman íntegramente la corresponsabilidad. </p>
<p>No es tarea de un solo hombre, es imposible y utópico pensar que una sola voluntad puede con todo. En ese sentido se están desplegando sombras negativas. El anticipado y precipitado actuar fuera del calendario del proceso de alternancia que se inicia a partir del 1 de diciembre están alertando sobre posibles equivocaciones. López Obrador debe realizar un ejercicio urgente de compostura a su manifiesta sobre reacción, es recomendable tomar con prudencia y serenidad las decisiones que incurrir en la precipitación y la improvisación. Los nombres que ha dejado entrever como posible gabinete no tienen las mejores calificaciones y las propuestas iniciales dejan mucho que desear ya que se observan desordenadas y producto de la irreflexión. </p>
Category