Carta a la Luz de Mis Ojos

<p> <a href="http://laprensa-sandiego.org/editorial-and-commentary/editorial/crisis/…; rel="attachment wp-att-38969"><img loading="lazy" src="http://laprensa-sandiego.org/wp-content/uploads/2017/02/13876545_921740…; alt="" width="300" height="298" class="alignright size-medium wp-image-38969"></a></p>
<p>La semana pasada me mandaste un mensaje de texto que me hizo llorar por el inmenso orgullo que sentí.</p>
<p>“Pa, me acaban de avisar que el jueves me gradúo”.</p>
<p>Tú y yo sabemos lo difícil que ha sido vivir separados por circunstancias fuera de nuestro control, pero eso no me ha impedido seguir amándote con el alma y el corazón.</p>
<p>Recibir la noticia de que dejas la preparatoria para tomar la ruta que te llevará a encontrar el camino de la vida activó los recuerdos nostálgicos de cuando hace 18 años llegaste al mundo.</p>
<p>Cuando te tomé por primera vez entre mis brazos, lo primero que vi saliendo de entre las cobijas fueron dos enormes ojos negros que adornaban tu hermosa cara de luna llena.</p>
<p>No es porque seas mi hija, pero la verdad es que siempre has sido una niña muy bonita.</p>
<p>Con el paso del tiempo, tus caireles greñudos y rebeldes se fueron convirtiendo poco a poco en los sedosos cabellos largos que hoy te hacen ver juvenilmente encantadora.</p>
<p>Tu tierna sonrisa, tu dulce tono de voz, tu carácter alegre y jovial te han acompañado toda tu vida.</p>
<p>Conforme fuiste creciendo yo te traté de inculcar la pasión que tengo por los deportes.</p>
<p>Imposible olvidar como a los cinco años eras la catcher de tu equipo de T-Ball.</p>
<p>Tú, una hermosa mirrullita, te cubrías el rostro con una inmensa careta que no podías ni sostener con tus dos manos.</p>
<p>Un guante en la mano izquierda, más grande que tú, y el peto protector que te hacía mover como robot, son mis recuerdos más preciados.</p>
<p>Cuando decidiste dejar el bat y las pelotas de béisbol a un lado, te convertiste en una indomable jugadora de futbol, o soccer, como a ti te gusta decirle.</p>
<p>Desde los seis años comenzaste a patear el balón, una delantera ágil, veloz, de gran condición física y unos deseos enormes de ganar todos los partidos.</p>
<p>Pasaste más de ocho años visitando cuantas canchas de fútbol existen en San Diego, cambiaste varias veces de equipo, y en especial odiabas los uniformes que te quedaban extra grandes.</p>
<p>Los días de lluvia y frío extremo no te detenían para llegar antes que ninguna de tus compañeras al campo de juego.</p>
<p>Las tardes de abrumador calor no eran obstáculo alguno para que dejaras en la cancha lo mejor de ti.</p>
<p>Ha sido un trayecto hermoso el que has vivido, y claro, la vida nos ha puesto las pruebas más difíciles que cualquier ser humano pudiera soportar.</p>
<p>Hoy, en lugar de buscar zapatos de fútbol que combinen con los colores de tu uniforme, te encuentras buscando el vestido para tu graduación.</p>
<p>Es por eso que ahora te quiero decir que viene para ti la etapa de aprendizaje más importante de tu vida.</p>
<p>Ese aprendizaje en el que solo a base de golpes y éxitos uno se convierte en un verdadero ser humano.</p>
<p>Ojalá sepas seguir el camino del bien y el del esfuerzo para conseguir lo que más anhelas.</p>
<p>La graduación de la vida nunca llega, por ese diploma se tiene que luchar día a día.</p>
<p>Tú y yo siempre estaremos juntos a pesar de que la vida nos haya jugado la trastada de separarnos.</p>
<p>Te amo.</p>

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Leon Bravo