¡Paren Esta Masacre!

<figure id="attachment_37494" aria-describedby="caption-attachment-37494" style="width: 300px" class="wp-caption alignright"><a href="http://laprensa-sandiego.org/etc-etc-etc/sporting-news/paren-esta-masac…; rel="attachment wp-att-37494"><img loading="lazy" class="size-medium wp-image-37494" src="http://laprensa-sandiego.org/wp-content/uploads/2016/11/111616-ufc-tyro…; alt="Foto: Cortesia Fox Sports" width="300" height="168"></a><figcaption id="caption-attachment-37494" class="wp-caption-text">Foto: Cortesia Fox Sports</figcaption></figure>
Junto al cuerpo inerme de un hombre muy joven se apreciaba un gran charco de sangre fresca. 
La víctima del brutal ataque yacía en el piso y su rostro estaba destrozado por los golpes que había recibido. 
Sus ojos cerrados e hinchados, de su nariz brotaban borbotones de sangre, su frente estaba llena de protuberancias debido a los feroces codazos con los que fue castigado. 
El insensible ataque ocurrió en Nueva York, y miles de testigos presenciaron lo sucedido. 
Lo increíble del caso es que en lugar de repudiar lo que estaban presenciando, las personas pedían al despiadado agresor que continuará con su ataque. 
La gente aplaudía a rabiar y mientras más sangre veía, más gritos de apoyo lanzaba al tipo que estaba, literalmente, matando a golpes a la víctima que acorraló y no dejó escapar. 
El cuadro que te acabo de dibujar no se trata de un acto criminal que debería ser castigado por las autoridades con una larga sentencia carcelaria. 
Lo que te estoy platicando es el fiel retrato de un pelea de artes marciales mixtas que se efectuó el sábado pasado en el Madison Square Garden de Nueva York. 
El pleito entre Tyron Woodley y Stephen Thompson fue la máxima expresión de barbarie que me haya tocado ver en un escenario deportivo. 
Woodley, un hombre con un físico impresionante, destrozó el rostro de Thompson a golpes. 
Desde el primer round, ambos peleadores se revolcaron en sangre cada vez que tocaban la lona. 
Thompson sangraba de manera dramática por los codazos que recibió de parte de su rival en las cejas y la nariz. 
Después de llegar al límite de los cinco rounds, Woodley fue declarado ganador del combate por decisión unánime. 
La exhibición de violencia, crueldad y ensañamiento de la que fui testigo a través de la televisión me dejó perturbado. 
El deporte de las artes marciales mixtas no es nada más que una pelea callejera en un octógono que está rodeado de una jaula. 
Desapruebo totalmente que a este tipo de actos barbáricos, que parecerían haber sido copiados de los castigos con los que se torturaba a la gente en la Edad Media, sea relacionado con el deporte. 
El problema es que mi parecer va en contra del gusto de millones de legionarios que se han unido las artes marciales mixtas. 
La cartelera del sábado pasado fue la más exitosa en los 23 años de existencia de la UFC, la promotora más importante en cuanto a organizar combates de artes marciales mixtas se refiere. 
Los 20,000 aficionados que abarrotaron el Madison Square Garden dejaron 18 millones de dólares en taquilla. 
Nunca antes un evento había dejado tanto dinero en esa mítica arena deportiva de la Gran Manzana. 
La cartelera también fue un gran éxito financiero con 1.6 millones de Pagos Por Evento vendidos, mismos que equivalen a 100 millones de dólares. 
Queda claro que en una sociedad, en donde la violencia es parte de su vida diaria, como la estadounidense, la crueldad de las artes marciales mixtas se ha convertido en el alimento de sus almas.