No Sé si es Bueno o Malo

Por León Bravo

Las fotografías reflejan una realidad terrible.

Jóvenes, hombres, y mujeres, todos mutilados.

Algunos de ellos perdieron alguna parte de su cuerpo en un accidente.

Otros, por capricho de la naturaleza, nacieron con deformidades físicas difíciles de asimilar.

A unos les falta un brazo, una pierna, o de plano, no cuentan  con ninguna de sus extremidades.

Las fotografías en cuestión mostraban a atletas que participan en los recién inaugurados Juegos Olímpicos Paralímpicos que se efectúan en la ciudad de  Río de Janeiro.

Corredores invidentes  participando en los 100 metros planos  amarrados a la cintura de un guía.

Atletas sin piernas arrastrando su torso para tirarse a la alberca, y competir en pruebas de natación.

Hombres en muñones peleando por una medalla en la especialidad de judo.

Sin duda que estos hombres y mujeres son ejemplo para aquellos de nosotros que un simple dolor de cabeza lo convertimos en algo trágico, para aquellos de nosotros que al sentirnos cansados decimos “ya no puedo más”, para aquellos de nosotros que buscamos cualquier pretexto para  decir que la vida es injusta.

Estos atletas merecen todo nuestro respeto y reconocimiento por su valentía de salir adelante, a pesar de los obstáculos a los que diariamente se tienen que enfrentar.

Pero más allá de mi admiración a la familia  paralímpica, las fotografías, cientos de ellas que vi a través de cables  y agencias de noticias, me hicieron pensar si es justo y ético publicar este tipo de imágenes en medios de comunicación masiva.

La fotografía de un hombre al que le faltan dos piernas y dos brazos es algo muy difícil de ver sin dejar de sentir compasión por la persona, pero a la misma vez, sentir una especie de repulsión.

Si se tratara de la imagen de una persona mutilada a causa de la explosión de una bomba en un acto bélico, es muy posible que la foto no fuera publicada.

La diferencia en esta ocasión es que la persona mutilada tenía una medalla  de oro, plata o bronce colgada en el cuello, y por ese simple hecho algunos editores justifican su publicación en las páginas deportivas de un periódico o una revista.

Sé perfectamente que los ganadores de las preseas se sienten orgullosos de ser reconocidos por la prensa y  ver su imagen reproducida miles de veces en diferentes medios.

¿Es justo someter al público a escenas de hombres y mujeres desmembrados por el hecho de haber ganado una medalla olímpica?

No tengo respuesta a esta pregunta que gira en el entorno ético, filosófico y profesional de los que nos dedicamos a la comunicación.

El público, los lectores, los televidentes, son los que nos deben dejar saber si estas imágenes les proporciona inspiración para salir adelante de sus problemas cotidianos o, si en su defecto, les provoca un sentimiento de impotencia que puede convertirse en tristeza y depresión.

Solamente tú, que estás leyendo esta columna, puedes decirme si los Juegos Olímpicos Paralímpicos son la expresión de superación personal o es la explotación morbosa de personas en desgracia.

Category