Operativo SWAT Busca Asesino de Policia

Por Marinee Zavala IMG_3998

El pasado jueves 28 de julio una realidad que azota desde los últimos meses a Estados Unidos llegó al condado de San Diego. La muerte de agentes de policía y ataques armados que parecían lejanos a la región, se presentaron al sur este del condado, donde un oficial perdió la vida y un segundo resultó lesionado, prueba fehaciente de la violencia y falta de regulación en el uso de armas que ya genera tantas perdidas humanas en el país.

Durante el jueves del homicidio, los agentes de la unidad de pandillas de San Diego se encontraban en el área de Southcrest, cuando realizaron una parada en el número 3700 de Acacia Grove, cerca de la Avenida Boston, ahí fueron recibidos a disparos que les dejaron seriamente lesionados. “Todo ocurrió en segundos” aseguró la Jefa de policía Shelley Zimmerman en rueda de prensa durante el siguiente viernes.

Aunque existen pruebas de que durante uno de los disparos los agentes solicitaron refuerzos, y decenas de policías se apresuraron a la escena del crimen, la ayuda llegó tarde para el oficial con 16 años de carrera Jonathan DeGuzman, quien fue declarado muerto horas después en el hospital Scripps Mercy en Hillcrest. Ahí inicio uno de los momentos más difíciles para el departamento de policía en la ciudad asegura Zimmerman, el notificar a las familias sobre las perdidas y condición de salud de ambos agentes e iniciar los intensos operativos a lo largo de la zona para detectar a los presuntos responsables.

 

LOS OPERATIVOS 

Posterior al ataque, el primer sospechoso de haber disparado fue localizado a escasos metros del lugar de los hechos. En un barranco de la calle 38 se escondía un hombre de 52 años de edad con heridas de bala, y que responde al nombre de Jesse Michael Gómez.

Después de identificar a este hombre durante la madrugada del viernes, cerca de las 8:10 a.m., un segundo operativo dio inicio entre las calles 41 y Epsilon, donde la policía de San Diego, el departamento de bomberos, paramédicos y sobre todo el equipo de Armas Especiales y Tácticas (SWAT) rodearon una vivienda color melón con chimeneas de ladrillo. En el lugar tres calles aledañas permanecían acordonadas e iniciaron las negociaciones con un hombre al que llamaban Marcus.

Por más de cinco horas el diálogo entre los agentes especiales y el presunto se escuchaban a lo lejos, donde niños, adultos y vecinos escuchaban, e incluso grababan con su celular a las decenas de oficiales que con máscaras y armamento entraban y salían de las inmediaciones.

“Marcus sal, vamos, es tiempo de salir OK. Ya hemos esperado demasiado OK. Tu hermana está llorando y esta preocupada por ti Marcus”.

“Para muchos éste era un escenario difícil”, asegura Marisol Vázquez, vecina en la zona. “Hasta dan ganas de cambiarse. Imagínese con los niños aquí, ellos siempre andan afuera. No es la primera vez que pasa algo así por aquí”.

Conforme pasaban las horas y el operativo se complicaba, más vecinos se acercaban al lugar. Estos exclamaban constantemente su sorpresa al ver a los agentes romper los vidrios de la vivienda y en uno de los casos disparar. Los residentes del vecindario aseguraban desde las 11:30 p.m. del jueves haber escuchado disparos, y el paso de las unidades de policía por las calles de la zona.

David señala el sitio donde ocurrió el incidente es constantemente utilizado por miembros de pandillas durante la noche “Es un lugar donde se juntan a tomar cuando oscurece”. Esta situación es preocupante para la comunidad ante la idea de que más casos como éste se puedan propiciar con una mayor frecuencia.

Luego de horas de negociación los agentes levantaron el operativo a las 12:48 p.m. del viernes y horas después anunciaron que Marcus Antonio Cassani, de 41 años el otro potencial sospechoso, fue detenido como resultado del operativo por una orden de arresto pendiente.

Sin embargo, esta detención no logró los operativos cesaran. Cerca de las 2 p.m. del viernes, minutos después de las negociaciones y aseguramiento de la vivienda entre la calle 41 y Epsilon, un segundo tuvo lugar a escasos metros de la calle 41 y Delta. Ahí los vecinos señalaron su inconformidad pues aseguraban quien residía en la vivienda que era investigada era un nombre tranquilo, que poco o nada tenía que ver con los incidentes que ya ponen en mal a la comunidad hispana.

A pesar de esta impresión de la comunidad, los agentes de policia, SWAT, bomberos, y robots antibombas resguardaron el lugar y sin tomar en cuenta la opinión de los vecinos, quien también sorprendidos observaba desde su patio el quehacer de la autoridad. Los operativos se mantuvieron en el sitio hasta determinar no existía peligro o persona sospechosa. Los agentes luego abandonaron el sitio sin dar más explicación de los resultados, ni arrestar en el lugar a persona alguna.

Fue hasta después de las 4 p.m. cuando el departamento de policía emitió una rueda de prensa donde aseguraron que aún desconocían los motivos del ataque y continuarían las investigaciones. Hasta ese momento se desconocía si existió un tercer implicado, e incluso si el segundo detenido de nombre Marcus realmente estaba implicado en la muerte del agente Jonathan DeGuzman y las lesiones que llevaron al hospital al oficial Wade Irwin.

El Departamento de Policía de San Diego posterior a esta muerte que ya representa la numero 33 hacia oficiales de policía desde el año de 1913, solicito a la comunidad estar más unida que nunca al departamento, denunciar cualquier actividad sospechosa y tomar en cuenta el trabajo y ahora peligro al que se exponen estos agentes, que con un uniforme y placa en el pecho salen a diario a buscar la paz de la ciudad de San Diego.