No cualquiera recuerda fácilmente el día exacto en que descubrió su vocación, pero el artista Mario Torero, sí tiene este dato muy presente.
El 1 de enero de 1970 el reconocido muralista estuvo cerca de la muerte. Al despertar de un coma, empezó a valorar muchos aspectos de su vida. Uno de ellos estaba claro, y Torero utilizaría esta segunda oportunidad para evolucionar su activismo en “artivismo”, una reunión del activismo con el arte.
“Me vi a mi mismo, vi a mi familia, vi a mi alrededor y me cuestioné. ‘¿Qué hago aquí?’, yo morí, así que debe de haber un propósito, y fue entonces cuando empecé a hablar con Dios”, recuerda el artista.
Mario Acevedo Torero nació en Lima, Perú en 1947, su pasión por el arte viene desde la cuna al ser hijo del reconocido artista Guillermo Acevedo. Cuando tenía 12 años, emigró junto a su familia a San Diego, ciudad que ha sido su casa desde entonces.
La influencia de su padre y el estar siempre rodeado de arte, hizo que Mario Torero encontrara en la pintura un medio para difundir su mensaje de justicia social, al crecer en una zona como Barrio Logan.
El año 1970 fue clave para el movimiento chicano de la región, apenas unos días después de su experiencia cercana a la muerte. Mario Torero conoció también al artista y muralista Salvador Torres, con quien cofundaría meses más adelante, junto a otro grupo de artistas, el Centro Cultural de la Raza del Parque Balboa.
El 22 de abril del mismo año, el muralista formó parte del grupo de activistas chicanos que tomaron por la fuerza el Parque Chicano de Barrio Logan, para impedir que éste fuera transformado en una estación de la Patrulla de Caminos de California (CHP).
Dicha lucha se ganó y hoy en día, el parque se ha convertido en un ícono de la cultura latinoamericana y mexicoamericana en todo el país. Una vez que la comunidad se apropió de este espacio, fue que se buscó la forma de transformarlo en un punto de reunión para las artes.
Mario Torero recuerda cómo en un inicio, era difícil encontrar latinos u otros grupos minoritarios, en museos, galerías u otros centros artísticos en diversos puntos de la ciudad. Fue por ello que decidió llevar el arte hacia estas comunidades a través de murales.
Tres años después de que se fundó el Parque Chicano, fue que se pintó el primero de sus hoy decenas de murales. De ahí, fue que el grupo Congreso de Artistas Chicanos de Aztlán, del cual Torero forma parte, se dio a la misión de tapizar el resto del parque con murales que reflejan la historia y cultura latinoamericana.
Para el muralista peruano, este hecho captura la esencia del barrio, que poco a poco se ha ido transformando en un distrito de arte, y para muestra las nuevas galerías que han abierto sus puertas.
“El barrio necesitaba sanar y fueron los artistas quienes trajeron esa sanación”, considera el también activista. “Fue así cuando iniciamos el movimiento y sigue siendo así hasta ahora”.
En 2013, el Parque Chicano fue incluido dentro del Registro Nacional de Lugares Históricos, lo que lo protege ante cualquier intento de modificación de su infraestructura.
Ahora el Congresista Juan Vargas, junto a activistas chicanos promueven que este sitio sea nombrado Sitio Histórico Nacional, (National Historic Landmark). En mayo la nominación fue aprobada por unanimidad dentro del Comité de Sitios Históricos Nacionales, y fue recomendada a la Secretaria de Interior, Sally Jewell, para su aprobación final, informó el congresista en redes sociales.
“Por primera vez en nuestras vidas estamos empezando a sentir que estamos ganando”, dijo el artista al referirse a esta nominación. “Querían quitarnos ese parque desde el inicio, trataron de destruirlo varias veces, pero (el parque), está aquí para quedarse y no sólo se queda quieto, está creciendo”.
El Parque Chicano no es el único sitio en que se puede encontrar el arte del también catedrático Mario Torero. La Universidad de California San Diego (UCSD), como la Universidad Estatal de San Diego (SDSU), cuentan con murales suyos, aunque hacerlos no fue fácil, ya que requirió de una serie de negociaciones.
En el caso del mosaico en UCSD, en un principio su estancia iba a ser temporal, pero en cuanto este quedó instalado, estudiantes iniciaron una petición para que quedara de manera permanente.
Esta lucha coincidió en medio de tensiones raciales dentro del campus, luego de que un grupo de estudiantes anglosajones, tuvieron un evento plagado de estereotipos raciales durante el Mes de la Historia Afroamericana.
De este incidente se estableció el principio de Diversidad, Equidad e Inclusión de UCSD, del cual se desprendió la creación de varios centros que promueven estos tres principios; entre ellos el Raza Resource Centro, además de que se pidió que el mural de mosaico se quedara de manera permanente, recuerda el artista.
Mario Torero tiene un sinfín de planes en puerta. Entre sus planes se incluye la publicación de un libro que contará la historia de su padre, desde su vida en su natal Perú, hasta su llegada a los Estados Unidos.