Patty Chávez: Trabajando Con Proposito

PattyPor Katia Lopez-Hodoyan

No hay muchas personas que puedan decir que se apasionan por su trabajo, pero Patty Chávez es una de las afortunadas. A Patty le encanta su trabajo y se nota. Ella trabaja para South Bay Community Services, como Directora de Comunicación y Asuntos Exteriores.  Una de sus responsabilidades es dar a conocer lo que hace la agencia, y cómo sus programas  ayudan a personas en la comunidad.  Esto incluye escuchar los dolorosos desafíos que sufren miles de familias, entre ellas familias hispanas. Chávez ha visto todo tipo de casos: desde familias separadas, violencia doméstica, e inclusive personas sin hogar que viven en las calles.

“Soy la persona que cuenta sus historias”, explica Chávez en una entrevista con La Prensa San Diego.  “Mis colegas hacen el trabajo de día a día, yo lo narro. Me conmueve escuchar historias de éxito, obviamente también me conmueven casos de abuso a menores y personas sin hogar, son problemas que surgen, mucho antes de que estos niños den con nosotros”.

La tarea principal de South Bay Community Services, es ayudar por lo tanto, es fácil ver por qué Chávez optó por estar allí.  La agencia provee programas de educación,  refugio, consejería y servicios para jóvenes, y más que nada, la agencia cuenta con un impresionante sistema de apoyo.  En medio de tanta noticia negativa, también existen casos que dan esperanza.

Chávez ha sido testigo de la satisfacción que se siente, el poder ayudar a un adolescente a escoger la mejor universidad, y a la vez, explicar a los padres acerca de la importancia de una educación  formal.  Ha visto a familias que surgen de la pobreza a la autosuficiencia, y del temor a la libertad.

Chávez creció en Los Ángeles, en el área de Van Nuys. Vivía con sus padres y sus tres hermanos, en una pequeña casa de 500 pies cuadrados.  Aunque la casa estaba llena de amor, no podía ignorar lo que sucedía afuera.

“Los viernes en la noche era bastante común escuchar balazos y helicópteros alumbrando, dice Chávez.  “Veíamos la televisión acostados boca abajo en el piso, por si había un tiroteo. Había accidentes y se vendían drogas en las calles.  Mis padres me decían “algún día las cosas pueden cambiar, pero no de momento, ahorita las cosas están así.  Esa explicación nunca fue suficiente para mí”.

Cuando salió de casa rumbo a San Diego State University, en 1989 para estudiar periodismo, pensaba que ya tenía planeada toda su vida. Estaba convencida que después de la universidad, encontraría un buen trabajo en los medios y que viviría en un rascacielos en Chicago, o Nueva York.  Pensaba que el casarse y tener hijos no era para ella; pero eso era entonces.  Su vida hoy es bastante diferente de lo que ella había planeado. Patty está casada y tiene tres hijos. Explica que eventualmente cayó en cuenta que los títulos y el dinero eran promesas vacías. Con el pasar del tiempo fueron precisamente sus hijos que la dirigieron en su sendero profesional.

Como madre, empezó a fijarse más en su comunidad, también empezó a hacerse escuchar, no sólo en su vecindario, sino con líderes de la ciudad. Comenzó a ver los efectos que la política tenía en la vida diaria.

En el 2005 fue asignada temporalmente como miembro del concilio en la Ciudad de Chula Vista, donde trabajó por un año, durante ese tiempo Chávez colaboró con los ingenieros de la ciudad, para promover medidas de tráfico alrededor de las escuelas, los parques y calles muy transitadas.

“Esa transición de ser una mamá muy activa, y contener a la vez a mis hijos, me dirigió de alguna manera al gobierno de la ciudad, explica Chávez.  “Sé lo que le puede suceder a una comunidad cuando se abandona.  Sé lo que le puede suceder a las comunidades y a los muchachos cuando no estamos dando a conocer nuestras necesidades ni hablando con los dirigentes.  Donde yo crecí era un desastre, y esto le puede suceder a cualquier comunidad”.

Independientemente de las altas y bajas, la importancia de la educación universitaria siempre le fue muy clara a Chávez, sus padres emigrantes de México, entendían el poder y potencial de la educación. Su papá trabajaba en una fábrica. y sólo cursó hasta el segundo año de primaria. Su mamá empezó a asistir a la escuela en Estados Unidos en segundo de primaria.  Eran muy trabajadores, humildes y muy determinados, los fuertes lazos familiares que sintió al crecer, han sido claves en su carrera, especialmente ahora que transita en un campo, donde el ser bilingüe y bicultural es de suma importancia.  Es precisamente esto que se refleja en algunos de los servicios que ofrece la agencia.

“Por ejemplo, si una mujer es víctima de violencia doméstica, y no quiere dejar al abusador puesto que la abuelita vive con ellos”, dice Chávez, “o si la mujer tiene un hijo mayor de 12 años, la mayoría de los albergues no permiten que se queden en el mismo cuarto, o si tal vez tienen un niño con discapacidades. Trabajamos con todo eso, podemos unir a la familia entera bajo una unidad, puesto que conocemos la dinámica de familias hispanas”.

A través de la entrevista, Chávez se detiene conmovida, se le llenan  de lágrimas los ojos, sólo al pensar en todas las familias que han superado desafíos, y todas las otras familias que aún necesitan ayuda, es evidente que esto es más que un trabajo, para Chávez, es cosa personal.

No se trata de escribir historias típicas con fórmulas ya establecidas explica Chávez. “Queremos que nuestra voz refleje nuestro trabajo, recuerdo años atrás cuando era niña, y recuerdo a todas las personas que me ayudaron a mí y a mi familia; es un círculo completo”.

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