Mujeres en Pandillas

Por Estephania Baez
MUHER
Defienden su terreno con su vida y pelean por ganarse el respeto de todos. Son las pandillas ubicadas en el Condado de San Diego, más de 200 distribuidas en distintos lugares, la mayoría de ellos jóvenes y adultos de todas las edades, pero en los últimos años son las mujeres quienes se han integrado a estas bandas delictivas.

“Están desequilibradas, hablan solas, van por el callejón gritando, se sientan ahí, o tienen un colchón y se duermen, entre ellas se pelean, la droga que consumen las vuelve locas”. Destacó Iván Rodríguez, un miembro de la Pandilla los “Orsos” ubicada en el Barrio Logan, asegura que cada vez son más mujeres las que se integran a su banda, sin embargo, afirma que son más violentas que hasta los propios hombres.

Las mujeres operan de distinta manera, su rol es punto clave dentro de la banda. El 70% de ellas son amenazadas en las calles y obligadas a prostituirse, el 30% restante son las llamadas proxenetas, quienes realizan la búsqueda constante de jovencitas para venderlas, también fungen como mensajeras.

“Basada en información que tenemos en el Condado de San Diego, nosotros calculamos que de un 10 a un 15 por ciento, son las mujeres que se involucran en grupos pandilleros. Su trabajo ser mensajeras, y llevar dinero a los internos del penal, también se enrolan en la prostitución, y gran parte del problema que tenemos es sobre la trata de personas, ya cuando se involucran es demasiado tarde”. Destacó Jesse Navarro, Director de Relaciones Comunitarias de la Fiscalía del Condado de San Diego.

Muchas pandillas sustituyen la venta ilícita de armas o drogas, por la prostitución de mujeres y jovencitas, víctimas de un negocio que resulta muy rentable, pero en muchas ocasiones puede llevarlas hasta la muerte.

Una de las herramientas más poderosas para atraer a jovencitas es el internet, en donde las llamadas madrotas, las engañan prometiendo un futuro exitoso en el modelaje. La Fiscalía de San Diego, exhortó a los padres de familia, a ser más cuidadosos con los portales que sus hijos visitan, ya que pueden aceptar una invitación hacia la muerte.

El territorio es marcado con figuras en aerosol; el grafiti y el pandillerismo van de la mano, y es que la pintura se vuelve dañina en las manos de mujeres que pertenecen a las llamadas “gangas”, en el Condado de San Diego, una problemática constante que se ha desarrollado con el paso de los años, por lo que la fiscalía en conjunto con el departamento de policía, realiza operativos para capturar a estas mujeres delincuentes.

“Estos operativos se hacen con mucha frecuencia, se hacen tres o cuatro veces al año, y lo hacemos con diferentes departamentos policiacos por todo el Condado de San Diego, y si las personas responsables de causar el vandalismo son menores de 18 años, la situación se complica, ya que los padres son responsables económicamente de los daños que han causado sus hijos. Somos testigos de cómo el graffiti y el vandalismo han causado pérdidas de miles y miles de dólares”. Destacó Jesse Navarro, Director de Relaciones Comunitarias de la Fiscalía del Condado de San Diego.

En este último operativo fueron 10 los menores aprehendidos, el 50% de ellas mujeres pertenecientes a la comunidad de San Ysidro, todos fueron identificados, ya que su graffiti tenía la leyenda “Sydro”, en inglés.

“Alguna de las características en común que encontramos, fue el uso de sustancias a temprana edad, drogas y alcohol antes de asistir a la escuela, muchas de ellas sus familias habían tenido contacto con el Sistema de Bienestar de Mujeres, una de cada cinco había sido internada en uno de estos sistemas para mujeres, muchas habían sido violentadas y tenían algún trauma, una de tres, había sido testigo de un asesinato”. Informó Cynthia Burke, Directora de Investigación de la Asociación de Gobiernos de San Diego.
Un nuevo estudio realizado por el Departamento de Investigación de la Asociación de Gobiernos de San Diego, arrojó que más del 60% de las mujeres, que se encuentran en los centros de detención en el condado, han sido víctimas de algún tipo de trauma antes de ingresar a estos espacios.