Por Alexandra Mendoza
La depreciación del peso mexicano frente al dólar ha tenido un impacto negativo en los bolsillos de la comunidad fronteriza.
Por un lado, el poder adquisitivo al sur de la frontera se ha visto mermado ante esta devaluación, lo que ha tenido efecto en comercios estadounidenses que dependen en gran parte de dicha clientela.
Esta semana, la divisa norteamericana roza el máximo histórico de 18 pesos por unidad en casas de cambio, una depreciación de aproximadamente 17 por ciento en comparación al año anterior.
En su reciente visita a Tijuana, donde inauguró el programa de pre-inspección aduanal, el Secretario de Hacienda y Crédito Público de México, Luis Videgaray Caso insistió en que pese a ello, su país está creciendo económicamente lo que permite hacer frente a la incertidumbre a nivel internacional.
“Creo que es una realidad que estamos viviendo no solamente en México, es una realidad global, es lo primero que tenemos que entender los mexicanos de la frontera, del centro, del sur, tenemos que entender que todas las monedas emergentes están viendo una apreciación del dólar”, mencionó en rueda de prensa con medios de ambos lados de la frontera.
En el marco de la puesta en marcha de la aduana de inspección conjunta en Tijuana, señaló que proyectos de infraestructura que agilizan el comercio transfronterizo ofrecen mayor competitividad a nivel global, lo que beneficia a la economía de la región frontera.
De acuerdo a analistas financieros, la moneda mexicana se ha visto perjudicada por la caída en los precios del petróleo mexicano –que se encuentra en uno de los precios más bajos en más de una década- y la depreciación del yuan chino.
Contrario a lo que podría pensarse, la estrepitosa caída del peso frente al dólar no ha impactado el número de cruces de México hacia Estados Unidos, pues si bien, el flujo de vehículos y peatones oscila dentro de lo habitual, los consumidores han optado por limitar sus gastos.
Algunos comercios en San Ysidro han reportado pérdidas en sus ingresos en comparación al año anterior. Se calcula que alrededor del 85 por ciento de las personas que hacen sus compras en esta comunidad provienen de México, según datos proporcionados por la Cámara de Comercio de San Ysidro.
“Yo venía a San Diego por lo menos dos veces por semana a comprar despensa, divertirme o comprar ropa, pero ahora me detengo, se ha convertido en algo muy caro”, expresó Ana Galicia, residente de Tijuana.
A su vez, destacó que si bien hace un año gastaba alrededor de 100 dólares por viaje a San Diego, ahora se reduce a únicamente lo indispensable.
Por su parte, Ivanna Cantú quien vive en Ensenada, indicó que “ya no viene de compras a San Diego tan seguido” y que sus viajes a esta ciudad se reducen a “ir al correo y pagar tarjeta de crédito”.
“Ya no es tan accesible venir de vacaciones a Estados Unidos”.