Por Leon Bravo
En su juego de este domingo ante los Dolphins de Miami, los Chargers esperan hacer algo que no han podido lograr en dos semanas consecutivas: anotar un touchdown.
Desde la temporada 2007 no se veía que el mariscal de campo de San Diego, Philip Rivers, se fuera sin conseguir una anotación de seis puntos en dos partidos al hilo.
En su juego de la semana 13, los Chargers cayeron 17-3 en el Qualcomm Stadium ante los Broncos de Denver.
La semana pasada, San Diego perdió 10-3 en su visita a Kansas City.
Para ensombrecer aún más el panorama, en sus últimos dos juegos como local, el de Denver de la semana 13, y el de la semana 11 ante los Chiefs, en el que cayeron 33-3, los Chargers no han anotado un touchdown.
De no conseguir una anotación de seis puntos ante los Dolphins, el equipo de San Diego terminaría la actual temporada sin conseguir un touchdown en su estadio toda vez que el del domingo será su último partido del año en el Qualcomm.
Después de recibir a Miami, los Chargers cerrarán la campaña con visitas seguidas a Oakland y Denver.
El duelo ante los Dolphins también podría ser el último de la franquicia en San Diego.
La primera semana de enero, la NFL dará la luz verde a los Chargers, Raiders de Oakland o Rams de San Luis de mudarse a Los Ángeles para la temporada 2016.
La semana pasada se dio a conocer que la familia Spanos, propietaria de la franquicia de San Diego, recibió el apoyo de la mayoría de los dueños de los otros 27 equipos para mover el equipo a Los Ángeles.
Al mismo tiempo, el comisionado de la NFL, Roger Goodell aseguró que la ciudad de San Diego no cuenta con un plan viable para retener a los Chargers.
Todo parece indicar que se requerirá de un milagro para que el del domingo no sea el último juego de los Chargers en San Diego y para que de paso anoten un tochdown.