Se honra el trabajo de Martín Ramírez en sellos postales Forever

El trabajo artístico creado por Ramírez cuando estaba internado en instituciones psiquiátricas

“Sin título (Túnel con coches y autobuses)”. El dibujo se realizó en 1954 con lápiz, lápices de colores, acuarelas y crayones sobre papel.
“Sin título (Túnel con coches y autobuses)”. El dibujo se realizó en 1954 con lápiz, lápices de colores, acuarelas y crayones sobre papel.

El Servicio Postal de los Estados Unidos honrará el trabajo del artista Martín Ramírez al reproducir cinco de sus más de 450 dibujos y collages dinámicos en sellos postales Forever de edición limitada. La ceremonia de dedicación del primer día de emisión del sello tendrá lugar el jueves 26 de marzo a las 6 p. m. en la Ricco/Maresca Gallery de la Ciudad de Nueva York.

Aunque estuvo internado en hospitales psiquiátricos durante más de 30 años, Ramírez trascendió su situación y creó un mundo de una visualización notable, libre de límites o del tiempo mismo. El arte de Ramírez, caracterizado por las líneas repetitivas, los motivos idiosincráticos y una perspectiva osada, combina los paisajes emotivos y físicos de su vida en México, por un lado, y la cultura popular moderna de los Estados Unidos, por el otro. Aunque mayormente trabajó alejado del mundo del arte durante su vida, en la actualidad se reconoce a Ramírez como uno de los grandes artistas del siglo XX. Nació en 1895 en una comunidad rural de Guadalajara y murió en 1963.

“Nuestra selección de Martín Ramírez como objeto de un sello postal Forever refleja la influencia muy difundida, y en aumento, que ha tenido en el arte en los Estados Unidos, y no menos en artistas del mundo entero”, dijo el Director Financiero y Vicepresidente Ejecutivo del Servicio Postal de EE. UU., Sr. Joseph Corbett, quien dedicará los sellos.

“Y si bien su nombre se mantuvo casi en el anonimato en la década que siguió a su muerte en 1963, el trabajo de Martín Ramírez ha llegado a ser uno de los ejemplos de arte más preciados. En la actualidad, se ha sumado a las filas de otros artistas famosos, como Norman Rockwell, Georgia O’Keefe, William H. Johnson y Frida Kahlo, quienes han sido honrados en sellos postales de los Estados Unidos”.

En la actualidad, la obra conocida de Ramírez comprende más de 450 dibujos y collages y, según la Sra. Brooke Davis Anderson, directora ejecutiva de Prospect New Orleans, “es una maravilla absoluta, ya que el artista desafió a su entorno y diagnóstico y creó obras de arte asombrosas”.

Los orígenes de Ramírez 

Un detalle floral de “Sin título (Caballo y jinete con árboles)”, creado en 1954 con crayones y lápices, sobre papel elaborado por fusión de trozos pequeños.
Un detalle floral de “Sin título (Caballo y jinete con árboles)”, creado en 1954 con crayones y lápices, sobre papel elaborado por fusión de trozos pequeños.

Ramírez y su familia, propietarios de un pequeño rancho, eran católicos devotos; estas dos referencias culturales se destacarían más adelante en su arte. A principios de la década de 1920, Ramírez había establecido una pequeña propiedad rural propia y formó una familia, pero la vida de ranchero era difícil y el dinero escaseaba. En 1925, dejó México por los Estados Unidos donde, como otros trabajadores migrantes de la época, trabajó en minas y en el ferrocarril.

La propiedad de Ramírez fue destruida en una guerra regional apenas dos años después de su partida de México; este conflicto le impidió volver a su hogar y retornar a su mujer e hijos. Pocos años más tarde, perdió su empleo como consecuencia de la Gran Depresión. Decenas de miles de trabajadores migrantes mexicanos fueron deportados de California durante este período, pero Ramírez no estaba entre ellos. Desequilibrado emocionalmente y en mal estado físico, la policía lo detuvo en 1931. Incapaz de comunicarse, o reacio a hacerlo, fue internado en un hospital psiquiátrico del norte de California.

Diagnóstico de esquizofrenia catatónica

Después de pasar varios meses en observación, y sin ayuda de un intérprete, a Ramírez se le diagnosticó esquizofrenia catatónica. Durante la evaluación clínica se limitó a repetir que no hablaba inglés.

Su arte

“Sin título (Hombre cabalgando un burro)” una aguada con trazos en lápices de colores y dibujo en grafito sobre papel, de 1960 -1963.
“Sin título (Hombre cabalgando un burro)” una aguada con trazos en lápices de colores y dibujo en grafito sobre papel, de 1960 -1963.

Después de salir de un hospital psiquiátrico, Ramírez comenzó a dibujar obsesivamente. Trabajaba agachado en el piso sobre enormes hojas de papel que él elaboraba con papel desechado, paquetes de cigarrillos y vasos de cartón encolados unos con otros mediante una pasta que él mismo preparaba. Sus materiales artísticos habituales incluían lápices, crayones, betún, jugo rojo extraído de frutas y el carbón que obtenía de cerillas usadas.

A veces utilizaba un depresor lingual como escuadra. También recortaba imágenes de revistas, que ocasionalmente agregaba a sus dibujos. A pesar de la falta de materiales, el largo de sus obras va de dos pies a más de 20 pies. Para evaluar estas piezas en gran escala, tendía los rollos en el piso y se subía a una mesa para obtener una buena perspectiva.

Una de las primeras características que la mayoría de los observadores notan acerca de la obra de Ramírez son las líneas.

Estas líneas, repetitivas e hipnóticas, definen tanto un espacio como un tiempo, sin restringirlos. Las líneas no solamente transportan al observador a través del plano narrativo y aportan profundidad a las imágenes de Ramírez sino que, además, llevan al observador a un mundo idealizado, donde las autopistas repletas y los ferrocarriles que Ramirez ayudó a construir, conducen directamente a los pueblos, las iglesias y el campo del México rural, en un viaje de ida y vuelta.

Los dibujos de Ramírez, colmados de escenas nostálgicas que evocan su vida en México, representan un equilibrio entre tradición y modernismo, entre arte figurativo y arte abstracto. De forma similar a su uso de líneas, Ramírez repitió un vocabulario de motivos, reducido pero refinado al mismo tiempo, que aparecen en dibujo tras dibujo. Uno de sus motivos más frecuentes era el jinete. Casi tan comunes son los trenes y túneles, que llegaron a dominar su obra posterior, la que incluye un rollo de casi 20 pies de largo, que data de 1963. Hay otras imágenes favoritas, entre las que se destacan los paisajes, los edificios, las iglesias, las Madonas y la fauna salvaje del desierto. Si bien Ramírez utilizó estos motivos una y otra vez durante 30 años, alteró los detalles en cada uno de sus dibujos y, al hacerlo, creó una enorme variedad. El contenido de su obra sugiere que el dibujo era un medio primordial para preservar la memoria e identidad, y para dar sentido y orden al mundo que lo rodeaba.

El interés de los críticos y del público en Ramírez comenzó a principios de la década de 1950, cuando varias personas que visitaron el hospital, entre ellas el Dr. Tarmo Pasto, profesor de psicología y arte en California State University, reconocieron el valor único del arte de Ramírez. Durante las dos décadas siguientes, Pasto y otros suministraron a Ramírez materiales necesarios para la creación de obras de arte, conservaron sus dibujos y ayudaron a organizar exhibiciones públicas, entre ellas muestras realizadas en el de Young Memorial Museum y otros museos del norte de California.

Su trabajo se exhibió de forma anónima

“Sin título (Venado)”.  El dibujo en aguada, lápices de colores y grafito.
“Sin título (Venado)”. El dibujo en aguada, lápices de colores y grafito.

Presuntamente debido a las leyes de California aplicables a personas internadas en instituciones psiquiátricas, el trabajo de Ramírez se exhibió de forma anónima durante su vida y su nombre se mantuvo prácticamente desconocido durante la década que siguió a su muerte en 1963. Sin embargo, hacia mediados de la década de 1970 sus dibujos ya se exhibían ante un público mucho más amplio. “El trabajo de Ramírez anticipa muchas tendencias contemporáneas y, al mismo tiempo, evoca inconscientemente estilos anteriores”, escribió un crítico del “Chicago Tribune”. “El uso irresistible del espacio, la recreación poética de las formas y la extraordinaria vitalidad son un llamado imperativo a la atención”.

En 1985 se realizó en Filadelfia una muestra retrospectiva de los dibujos de Ramírez, que posteriormente se presentaron como muestra itinerante en EE. UU. y más tarde en Canadá y México. Diez años más tarde, los curadores del Guggenheim Museum de la ciudad de Nueva York descubrieron diez dibujos que, hasta entonces, no se conocían y que el museo tenía en su poder desde la década de 1950. En 2007, una muestra retrospectiva realizada en el American Folk Art Museum estableció a Ramírez como uno de los grandes artistas del siglo XX. Al año siguiente, y con reconocimiento generalizado, el mismo museo exhibió 140 dibujos de Ramírez descubiertos en un garaje en California. En 2010, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, el más destacado museo de arte contemporáneo de España, replicó la exhibición de Nueva York. Ese mismo año, el Museum of Modern Art de la Ciudad de Nueva York compró uno de los dibujos de Ramírez para su colección permanente.

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