Nos equivocamos

LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero

En lo que al Ébola se refiere, con más de cien personas aisladas en Texas y un hombre en situación delicada, es claro que algo no anda bien.

Es claro que nos equivocamos. El virus está aquí. Pero la gran pregunta es cómo controlar una epidemia que está haciendo de las suyas en África si cualquiera -como lo hizo Thomas Eric Duncan, el primer diagnosticado con la enfermedad en este país- puede evadir los controles aeroportuarios y mentir.

Seguramente el señor Duncan no tenía la información precisa y no era consciente de la gravedad de sus actos cuando atravesó cuatro aeropuertos internacionales, incluyendo el Dulles Airport en Washington D.C., antes de llegar a su destino, Dallas, el pasado 20 de septiembre llevando consigo la mortal sepa.

Eso es hasta cierto punto, si no aceptable, entendible, pero lo que no lo es, lo que realmente debe estarnos preocupando como miembros de una comunidad es que tras consultar por fiebre y dolor abdominal, el señor Duncan no fuera interrogado sobre su historial como viajero en el hospital donde fue atendido.

Y debe preocuparnos porque averiguar el historial de los pacientes en lo que se refiere a sus viajes es una directriz de las autoridades de salud. Debe preocuparnos porque si perdemos el control cualquiera puede convertirse en víctima.

Las aparentes mentiras de Duncan y los errores del personal médico del Hospital Presbiteriano de Texas donde fue atendido, tienen hoy a más de cien personas aisladas y a once de ellas corriendo un alto riesgo por su contacto con la infección.

Esto pone muy en duda la seguridad que quiso transmitir el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades -CDC- Thomas Frieden cuando afirmó que “El Ébola puede dar miedo, pero hay una gran diferencia en el mundo entre Estados Unidos y partes de África, donde el virus se está extendiendo. Tenemos un fuerte sistema salud y profesionales”.

Esperemos que sea así, esperemos que la experiencia del caso Duncan le permita a las autoridades sanitarias tomar las medidas necesarias para impedir que la enfermedad alcance -como lo ha hecho en otras latitudes- visos de epidemia.

Por ahora debemos tener muy claro que el riesgo es real, que la enfermedad ingresó a territorio estadounidense y que debemos mantenernos informados y tomar las medidas pertinentes en lo que a prevención se refiere.

Así que piénselo dos veces si tiene planes de viajar a uno de los países afectados en África, y recuerde que en términos generales, el virus del Ébola ataca los vasos sanguíneos haciendo que las plaquetas no sean capaces de coagular, llevando a los pacientes a perder grandes cantidades de sangre.

El virus se propaga entre los humanos cuando hay contacto directo con sangre, líquidos orgánicos o tejidos de las personas infectadas.

Debemos saber que los primeros síntomas que suelen presentarse son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, seguidos de vómitos, diarreas, erupción cutánea, funciones renales y hepáticas alteradas e intensas hemorragias internas y externas.

No existe aún ningún tratamiento para tratar esta enfermedad, una de las más mortíferas para el hombre; así que tomar todas las medidas preventivas es más que pertinente. Es mejor que no nos equivoquemos.