<p></p>
<p>Cual si se tratara de una eliminación sistematizada de cierto sector social (como sucedió en la Alemania Nazi y en otros momentos de la historia), en los últimos meses hemos advertido que algunos periodistas han llegado a llamar “genocidio centroamericano”, a la grave problemática del tránsito de migrantes de esta región de América por territorio mexicano. Problemática en la que en efecto las vejaciones, atropellos, e innumerables muertes y asesinatos, están a la orden del día. Evidentemente no se puede ser tan contundente con los calificativos, y más bien debemos de tratar con mesura el adjetivar, calificar u otorgar un concepto como el de “genocidio” a dichos eventos. No obstante, en lo que si han coincidido diversas voces, es en que el problema del éxodo de centroamericanos y su tránsito por México, entrañan una dificultad que se ha salido de las manos y que debe de ser atendida oportunamente.</p>
<p>En bastantes ocasiones, en México solemos quejaros del maltrato del que en ocasiones son víctimas los migrantes nacionales a manos de la Patrulla Fronteriza y la sociedad estadounidense; y en gran medida bastante tiene de cierto; pero este maltrato se queda corto si lo comparamos con lo experimentado -y sufrido- por los migrantes centroamericanos a su paso por México. La vulnerabilidad es una característica propia de todo migrante ilegal; por ello la precariedad de recursos, la falta de protección legal y el desamparo, convierten a la migración centroamericana en una masa vulnerable; la cual a su paso por territorio mexicano se vuelve objeto de abusos y de todo tipo de violación a sus derechos humanos, tanto por parte de la sociedad, de particulares, bandas de delincuentes nacionales y extranjeros como los famosos maras, mafias de prostitución, las mismas autoridades e incluso los ataques de animales salvajes y ponzoñosos. Estamos hablando de asaltos, discriminación, violaciones sexuales, golpizas, secuestros, asesinatos, tráfico de órganos, trata de blancas, entre un sin número de agravios y vejaciones de que son víctimas estos migrantes al internarse en México e intentar llegar a Estados Unidos a bordo de La Bestia; ferrocarril en el que mediante múltiples conexiones, pueden viajar desde el estado de Chiapas hasta la frontera norte.</p>
<p>Hablar de “genocidio” pues, quizá sea algo desmesurado. No obstante, son bastantes los ejemplos en los que los partidarios de este concepto se han amparado. Por ejemplo, tan sólo a finales de agosto del 2010 se informaba en los medios de la masacre acontecida en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, donde fueron encontrados los cuerpos de 72 migrantes centro y suramericanos, que habían sido secuestrados por pistoleros cuando pretendían cruzar hacia Estados Unidos (El Universal, 2010). También, el día 27 de junio del 2012 un noticiero televisivo informaba del secuestro de 100 migrantes en Medias Aguas, Veracruz; la mayoría de ellos hondureños y guatemaltecos. Y más recientemente, las Fuerzas federales y estatales rescataron a 61 migrantes que se encontraban secuestrados en Reynosa, Tamaulipas. En esa ocasión la Secretaría de Gobernación informó que los rescatados en su mayoría provenían de Centroamérica, y se encontraban encerrados en una casa de seguridad ubicada en la colonia Sierra de la Soledad de esa ciudad, tras haber sido plagiados en las inmediaciones de la Central de Autobuses, mercados y paraderos de transporte público de Reynosa (Proceso, 27/02/2014). Sin duda alguna, México -con la entidad tamaulipeca a la cabeza- se ha convertido en un verdadero desencanto para el migrante centroamericano, y en un calvario para las madres de estos que desde hace años se han organizado para buscar a sus hijos.</p>
<p>Lamentablemente, muchos de ellos jamás serán encontrados, pues sus restos se encuentran hacinados en fosas comunes que, por gran parte del país, tienen los huesos de cientos de personas que por su situación de clandestinidad jamás lograron ser identificadas.</p>
<p>Evidentemente hay muchas cosas por resolver en la política migratoria del Instituto Nacional de Migración (INM), entre ellas, la regulación y normatividad de la política migratoria, y la atención a los migrantes en tránsito por México. Pero aunque las autoridades mexicanas aún tienen tareas pendientes, es de reconocer que en los últimos años la problemática migratoria y sus múltiples facetas han alcanzado un punto álgido como tema de discusión y tarea a resolver. Así lo atestiguó la realización del foro “Migración con rostro humano: hacia el fortalecimiento institucional”, que tuvo lugar en el Senado de la República el día 11 de febrero de este año. En dicho foro se reconoció que el INM requiere cambios de operación y que se necesita incorporar en mayor medida a la sociedad civil, pues los albergues y casas del migrante, no pueden atender por si solas a estos migrantes. Ahora toca esperar que las diversas propuestas de académicos y autoridades mexicanas en este y otros foros no queden sólo en una bella idea, y que en realidad se lleven a la práctica. Con ello se abriría la posibilidad de poder aminorar la triste realidad de los migrantes centroamericanos en tránsito por México.</p>