El problema de la presión infantil

LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero

¿Niños con presión alta? Tal cual. Pero no solo eso, los porcentajes de menores y adolescentes que padecen hoy de presión alta o hipertensión en Estados Unidos, van en aumento.

De acuerdo con los resultados de una encuesta nacional, liderada por los Institutos Nacionales de Salud, realizada entre 1999 y 2008 y revelada recientemente, el 19.2 por ciento de los niños estadounidenses de entre 8 y 17 años tiene presión arterial alta.

La situación de las niñas no es alentadora, entre ellas el 12,6 por ciento padece la misma condición.

Las cifras implican que la cosa va de mal en peor, porque los resultados de la encuesta realizada en el periodo anterior – de 1988 a 1994 –, mostraban que en ese momento el porcentaje de chicos con hipertensión era de 15.8 por ciento entre los niños y del 8.2 por ciento entre las niñas.

¿Conclusión? No estamos evolucionando, vamos como el cangrejo: para atrás. Malas noticias para los encargados de las políticas de salud pública, pero también para nuestras familias, si es que no tomamos los correctivos del caso.

¿Qué estamos haciendo? ¿A qué estamos jugando? ¿Qué le espera a las nuevas generaciones si ni siquiera pueden empezar a vivir libres de los males que supuestamente deberían sufrir en la adultez o en la tercera edad?

`De acuerdo con los resultados de la encuesta, los menores que reportaron un alto consumo de sodio —más de 3,450 miligramos al día— estaban un 36 por ciento más cerca de presentar hipertensión que aquellos que reportaban un consumo de menos de 2,300 miligramos diarios.

Es claro para los investigadores que el aumento de la cintura y la obesidad están ligados a la hipertensión infantil. De acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, CDC, más de un tercio de los niños y adolescentes de Estados Unidos padece sobrepeso u obesidad.

Así que regresamos a lo mismo: estilo de vida y alimentación. ¿Y de qué se alimentan nuestros hijos? De lo que les damos en la casa. ¿Qué aprenden? Lo que ven en su hogar. ¿Qué ejemplo siguen? El de sus padres y cuidadores.

Así que si el régimen alimenticio del hogar está plagado de comida chatarra, grasas saturadas, azucares, bebidas carbonatadas y sal en exceso, no es mucho lo que podemos esperar.

El riesgo de que nuestros hijos padezcan de condiciones como presión arterial alta, está ligado a la obesidad y el alto consumo de sodio. Ya lo hemos dicho, la sal no es una gran compañera. Sin embargo, y aquí es donde debemos detenernos y pensar, el incremento en el consumo de alimentos procesados, a aumentado los niveles de sodio en los estadounidenses.

¿Cuántas veces optamos por los fáciles enlatados a causa de nuestras apretadas agendas? ¿Qué lugar ocupan en nuestra dieta las comidas sanas y nutritivas preparadas en casa?

El asunto, al fin de cuentas es que la presión arterial alta, aumenta las posibilidades de presentar problemas hormonales o enfermedades cardiacas o del riñón.

La solución está en casa. Los padres, están llamados a hacer lo posible por evitar que sus hijos sufran condiciones como la obesidad, procurando una sana alimentación y estimulando las actividades físicas.

Tal vez pueda padecernos difícil, y seguramente lo es, pero la salud y el bienestar de sus hijos, lo merece, ¿no es así?