Nuevas voces latinas

Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.

La convención de los republicanos y la de los demócratas nos deja un buen sabor de boca a los latinos que vivimos en Estado Unidos.

Las intervenciones del senador Marco Rubio y de Julián Castro, alcalde de San Antonio, elevaron la importancia del voto latino.

Sin importar la ideología política que usted o yo pregonamos, estos dos jóvenes prometen a la comunidad latina un espacio real dentro de la estructura política norteamericana. Uno de ellos llegará a pisar uno de los balcones más elevados de la Casa Blanca.

El senador Rubio, por una parte, se congrega en un partido político donde las minorías étnicas, nacionales y de género casi no tienen cabida.

La plataforma política de los republicanos no simplemente no trata sino que insiste en rechazar el apoyo de las bases latinas. Su oposición a una ley que legalice a más de un millón de estudiantes indocumentados (Dream Act), pone una barrera ideológica entre ellos y el electorado latino.

Sin embargo, a pesar de las incoherencias de su partido, Rubio propone una opción más positiva y menos destructiva. Su intervención en la convención republicana, como figura introductoria a la ponencia de Mitt Romney, puso en relieve su carisma y su inteligencia.

Personalmente no comparto con su ideología política, pero respeto su capacidad de liderar y mantener su postura política hasta las últimas consecuencias.

Por su parte, Julián Castro, es un prototipo de muchos norteamericanos de descendencia mexicana.

Sus vivencias en una sociedad tejana cerrada, le hizo buscar, casi en forma natural, el camino del Partido Demócrata.

Castro no tiene miedo en reconocer y en hacer público que la Acción Afirmativa fue el elemento determinante de su llegada a la Universidad de Stanford y luego la Universidad de Harvard.

Lo anterior no hace más que robustecer sus conocimientos con relación a las iniquidades estructurales que existieron –y siguen existiendo— en el sistema académico y en otras instituciones públicas norteamericanas.

La presencia de Rubio y de Castro nos permite soñar a futuro. Debido a que Rubio representa a un estado con una base auténtica republicana, su futuro inmediato es más prometedor que el de Castro.

Asimismo, el hecho de que los republicanos necesitan de un líder latino, que los saque de su hermetismo político, Rubio se convierte en una especie de salvador.

Por el contrario, Castro reside en un estado donde sus bases mayoritarias son republicanas. Su futuro inmediato es, por cierto, radiante, pero a medida que va introduciéndose en la política de su estado, sus posibilidades se reducen.

Sin embargo, la comunidad latina y las bases políticas demócratas van en aumento en Texas. Castro es bastante joven.

En diez o quince años, tiempo en que el electorado probablemente cambie en este estado, sus posibilidades serán más reales.

El turno de los latinos en la tarima principal de la política de Estados Unidos está más cerca que nunca.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de “Ecomonics On The Move.” E-mail: hcletters@yahoo.com

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