Reflexiones sobre cárceles y presos

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<p>Hace unas noches estuve viendo el documental “Monique… Behind the bars” que fue filmado en una prisión de alta seguridad solo para mujeres acá en Estados Unidos, la mayoría de las mujeres que se encuentran presas en esa prisión han sido condenadas a cadena perpetua es decir a vivir allí el resto de su vida sin derecho a libertad condicional.</p>
<p>Escuché la declaración de una de las presas que ahora tiene 31 años y que fue condenada a cadena perpetua cuando tenía 16 años de edad, o sea, que fue condenada cuando era menor de edad; su condena data de hace casi quince años atrás y quizá por ello debo asumir que le dieron una sentencia drástica ya que en estos tiempos y con las nuevas declaraciones y convenciones de las Naciones Unidas que han sido ratificadas por la casi totalidad de países en el mundo, la organización mundial humanitaria recomienda que los menores de edad no sean sujetos de sentencias a cadena perpetua y menos a pena de muerte, recomendaciones que se sustentan en los Principios del Derecho Penal Liberal como son: La resocialización, readaptación y reintegración a la sociedad del individuo que ha cometido un ilícito penal considerando que el sentenciado en algún momento se reincorpore a la sociedad como un elemento útil. Mientras observaba el documental yo me preguntaba, ¿en dónde quedaron estos Principios? La joven que mencioné fue condenada a 101 años de cárcel (En este sistema las condenas se suman a diferencia de en mi país donde sólo se aplica la condena más alta) pues de hecho, en este caso específico, los Principios carecen de todo sentido y ella lo sabía, recuerdo que una parte de su testimonio dijo: “Cada día es duro, llegué acá hace 15 años y sé que nunca saldré, acá encerrada moriré”</p>
<p>Me gustaría también reflexionar en voz alta acerca de que todas las mujeres entrevistadas contaron haber sido víctimas de abuso en la niñez por sus propios familiares o por alguien más, la mayoría fueron víctimas de violencia doméstica y/ o de abuso sexual, es decir, el común denominador es que fueron criadas en ambientes de violencia, sufrieron en carne propia la violencia y en algún momento de sus vidas pasaron de ser víctimas a victimarias, lo que significa que el círculo de violencia en que siempre vivieron nunca se rompió, nunca fue superado.</p>
<p>Sé por experiencia profesional de cuando tuve la oportunidad de trabajar para la Organización de las Naciones Unidas supervisando los derechos de los prisioneros en las cárceles del norte de mi país (Perú), que lo mencionado también es denominador común en los varones y niños que se encuentran detenidos o privados de libertad; ellos también, en un momento de su vida fueron víctimas y luego se convirtieron en victimarios o criminales. Me pregunto ¿cuál es el espíritu de las leyes penales/carcelarias cuando imponen cadenas perpetuas? ¿Mantener a las personas encerradas hasta que mueran? No estoy proponiendo de ninguna manera la pena capital o pena de muerte con la que discrepo totalmente teniendo en cuenta que los sistemas judiciales no son por perfectos y que los seres humanos por más jueces que sean o los métodos científicos por mas sofisticados que sean no son infalibles no son perfectos por lo que siempre se encuentra latente la posibilidad de equivocarse y cometer el irremediable error de encerrar o matar a un inocente. Aspirar a un mundo ideal es pedir mucho, sin embargo, aspirar a combatir la violencia y prevenirla creo que debe ser nuestra tarea como ciudadanos responsables; sabemos que las cárceles están superpobladas y es tarea del gobierno o seguir construyendo infiernos en la tierra o utilizar los recursos en educación; ojalá se optara por lo segundo y que se invirtiera en educación multicultural, educación para la paz, en cursos básicos de derechos humanos, que permitan entender y devolverle el verdadero significado a las palabras como: Respeto, amabilidad, compasión, asertividad, empatía, igualdad, acceso, dignidad para que por sobre todo se fortalezca el derecho insoslayable que tienen todas las personas a vivir con paz y en libertad.</p>
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Carmen G. Kcomt