Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.
El abandono de Rick Santorum de las primarias republicanas da prácticamente inicio a las aspiraciones de Mitt Romney de alcanzar la Casa Blanca.
Recién, ahora, Romney puede dormir tranquilo sin pensar o tener pesadillas de críticas incisivas de la gente de su propio partido político.
Recién, ahora, Romney puede pensar en desarrollar una estrategia política que incluya ganar los votos del electorado independiente. Una vez que Santorum quedó fuera de su camino, las bases republicanas no tienen otra opción que apoyarlo.
Recién, ahora, Romney puede considerar en encontrar el acompañante adecuado que le permita, no simplemente solidificar el voto de las bases de su partido, sino también ampliar sus pretensiones con el electorado independiente.
Hoy por hoy y después de una campaña preliminar estrepitosa, los votantes inde-pendientes lo han estado abandonando gota a gota.
En este sentido, algunos analistas políticos conservadores, comentaristas de la prensa escrita y de la televisión han sugerido que Rick Santorum sería el compañero idóneo de Romney.
Los motivos básicamente viven en el idealismo de esta gente, quienes consideran que Santorum bajaría la efervescencia política de su partido y conciliaría el voto conservador. Santorum en un conservador social acérrimo. No solo es creyente de la liturgia cristiana, sino también es un practicante disciplinado.
Durante el proceso primario, Santorum fue el candidato que más votos recogió de los sectores conservadores sureños. Su crítica a la decisión de la mujer en torno al aborto le causó muchos problemas, pero también fue motivo de júbilo para los de la derecha. Su oposición al Dream Act le costó muchos votos en la comunidad latina, pero también sirvió para solidificar sus bases.
Sin embargo, Santorum sería un problema serio para las aspiraciones de Romney de llegar a la Casa Blanca. Convertiría a su campaña política en un foco de ataque de la izquierda y los seguidores de Obama.
Las elecciones presidenciales no se deciden con las bases de los partidos políticos. Tampoco se deciden con el voto de comunidades étnicas. Algunos analistas latinos creen que nuestra comunidad se ha convertido en una especie de “llave” del proceso electoral norteamericano. Los latinos evidentemente somos importantes, pero no determinamos las elecciones.
Los que determinan son los votantes que se encuentran en el centro del espectro político. Pueden ser blancos, negros, latinos, asiáticos o incluso mujeres. Su valor étnico o de género no importa. Durante las elecciones, el electorado independiente a menudo vota por el candidato que mejor presenta sus programas económicos de gobierno y mejor se comunica con ellos.
Lamentablemente para los estrategas de Romney, el voto independiente es el que menos se empeña en llevar a su candidato a la Casa Blanca. Santorum crearía más desconexión con estos votantes. Por consiguiente no es el candidato idóneo. Tampoco lo es Gingrich o Paul.
Si quiere tener una aspiración real en las elecciones de noviembre, Romney tiene que buscar a un compañero que le ayude conquistar los votos independientes.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com