Comentario:
Por Rafael Prieto Zartha
Todo indica que al locutor conservador de radio, Rush Limbaugh, se le fueron las luces con los comentarios que hizo acerca de la estudiante de leyes de la Universidad de Georgetown, Sandra Fluke, a quien calificó de “prostituta”, después de que la chica acudió al Capitolio para abogar que el gobierno de cobertura a los anticonceptivos que utilizan las mujeres.
Independientemente de que el debate sobre el uso de la píldora es uno que lleva individualmente a las creencias de cada mujer, lo dicho por Limbaugh ante su vasta audiencia es repugnante.
“¿Qué se puede decir de la universitaria Susan Fluke [sic] que se presenta ante un comité del Congreso y básicamente dice que hay que pagarle por tener sexo? ¿En qué la convierte eso? La convierte en una mujerzuela, ¿no es cierto? La convierte en una prostituta. Quiere que le paguen por tener sexo. Está teniendo tanto sexo que no le alcanza el dinero para pagar los anticonceptivos. Quiere que usted y yo y los contribuyentes le paguemos para que ella tenga sexo”, fue la narrativa de Limbaugh.
Pero, no solo eso, Limbaugh instó a la estudiante de derecho que diera a conocer públicamente vídeos íntimos.
“Si vamos a pagar por sus anticonceptivos, y por tanto pagar para que (Fluke) tenga sexo, queremos algo en contraprestación. Queremos que publique los videos en internet para que todos podamos ver”.
Fluke cursa tercer año de derecho y fue presidenta del grupo Estudiantes de Derecho de Georgetown en Defensa de la Justicia Reproductiva. Su presencia en el Congreso se debió a una invitación a dar su testimonio ante el Comité de Supervisión y Reforma Guberna-mental de la Cámara de Representantes.
La condena a las palabras de Limbaugh ha provenido de todos los frentes. Del presidente Barack Obama, que se comunicó con la alumna de leyes para expresarle su solidaridad, de integrantes del Partido Republicano, que usualmente son áulicos de Limbaugh, y principalmente de las mujeres, que indignadas han decidido llamar a un boicot contra el comentarista radial.
Tal parece que la campaña está dando resultado y Limbaugh, ya reculó ofreciendo disculpas a Fluke. Pero esto solo pasó después de que varias corporaciones anunciaron el retiro de los comerciales de los que se sostiene Limbaugh.
Lo que está en juego para el locutor es la terminación de su contrato por 400 millones de dólares, que firmó en 2008 y culmina en 2016.
Limbaugh es la personalidad de la radio con mayor audiencia en el país, lo escuchan de lunes a viernes, durante tres horas del medio día, cada semana, más de 15 millones de personas.
El locutor reconoció una adición a las drogas, pero ha condenado el consumo de narcóticos.
En el tema de inmigración no ha podido ser más displicente y sarcástico.
En los noventa, antes de convertirse en uno de los paladines en contra de los inmigrantes indocumentados, dijo: “déjenles los trabajos que no requieren habilidades especiales, déjenles los tipos de trabajos que no requieren absolutamente ningún conocimiento – dejen que los mexicanos, estúpidos y no preparados, hagan esos trabajos”.
En 2006, Limbaugh llamó a los indocu-mentados “especies invasoras” y los comparó con “moluscos”. Ese mismo año dijo que “los inmigrantes mexicanos no tenían disposición para el trabajo”, agregando que son un “elemento renegado” y “potencialmente criminal”.
En 2009, falsamente afirmó que los indocu-mentados iban a estar cubiertos en plan de salud de Obama y en 2010, expresó que los indocumentados eran “un ejército invasor que usa nuestros servicios y toman nuestros trabajos”.
En 2011, preguntó si las autoridades médicas habían publicado alguna vez una historia sobre de los peligros de adquirir enfermedades al acostarse con ilegales.
Dado que el sector proinmigrante no ha intentado callarlo, yo espero que la valentía de las mujeres lo logre.
Rafael Prieto Zartha es el director editorial del semanario Qué Pasa-Mi Gente, en Charlotte, Carolina del Norte.