Grasas: lo bueno, lo malo y lo feo

LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero

Por estos días de estrene, en los que empezamos a respi-rar el nuevo aire del 2012, hay algunas palabritas que nos causan, si no indigestión, estrés… ¡o los dos!

La palabra báscula, por ejemplo, puede hacer que más de una buena amiga decida retirarle el saludo. Ni hablar de peso, figura, barriga o grasa.

Para contrarrestar el efecto de las palabras indeseadas y los rezagos de las fiestas decembrinas que nos dejaron uno u otro kilo de más y muchos arrepentimientos vamos a tratar de entender como podemos ayudarnos, no sólo para poder tolerar palabras como peso y báscula, si no para iniciar el año con un poco de equilibrio en lo que a grasas y alimentos se refiere.

Es importante recordar, que más allá de la figura, eso de la nutrición tiene que ver con su salud, con el buen funcionamiento y el bienestar de su organismo. Así que si quiere desintoxicar su cuerpo de los excesos de las fiestas no se trata de torturarse si no de cuidarse.

El secreto está en buscar y conservar el equilibrio. Aun cuando la palabra grasa le genere a algunos más de un remordimiento hay que entender que las grasas – también conocidas como lípidos – de la mano de los carbohidratos representan la mayor fuente de energía para el organismo. Es decir que sin grasa, simplemente, no se puede vivir.

De acuerdo con el especialista en medicina funcional Javier Galvis Chacón el exceso de las llamadas “grasas malas” puede causar un gran número de enfermedades y la ausencia de “grasas buenas” también puede traer grandes problemas de salud.

Y entonces ¿cuáles son las buenas y cuáles son las malas?

Entre las grasas malas están las que se conocen como grasas trans, que no son grasas naturales y que fueron creadas para hacer más efectivos los procesos de fabricación de alimentos.

Son particularmente peligrosas para el corazón y están asociadas con el desarrollo de varios canceres, e incluso, podrían incrementar el riesgo de diabetes tipo II. ¿Quiere comprobarlo? Creo que no. Así que le cuento, estas grasas trans o grasas hidrogenadas están en las margarinas, en las comidas rápidas, en algunos productos de pastelería y en alimentos procesados y fritos.

Para evitarlas, revise la etiqueta y asegúrese de que la grasa que se utiliza no ha sido hidrogenada.

Están también las grasas saturadas de origen natural, como la grasa de la carne de cerdo. El organismo no tiene la capacidad de procesarlas y las convierte en sustancias nocivas, estas sustancias, son las que se adhieren a las arterias y afectan el funcionamiento de cerebro y corazón.

¿Y entonces? Entonces, no todo es tan malo, para darle al organismo las grasas que necesita están los aceites naturales, como el aceite de oliva extra virgen y todos los aceites vegetales. Entre más natural sea su proceso de fabricación mucho mejor.

Todas las demás grasas son buenas. Una vez más: indispensables. Los componentes básicos de las grasas son los llamados ácidos grasos. Entre ellos existe una variedad de sustancias que se conocen como omega 3, 6 y 9. La mejor fuente de omega 3 son los pescados pequeños de agua fría y los aceites de pescado.

Si quiere contrarrestar los efectos de las fiestas manténgase alejado de la comida chatarra, tome toda el agua que pueda y no deseche caldos, jugos y tés, así eliminará residuos tóxicos y bacterias atrapadas en el intestino y reducirá la carga del sistema digestivo.

Es bueno darle a su cuerpo el descanso que necesita y hacer ejercicio. Comprometerse con su salud es una buena forma de empezar el año nuevo.