Los hispanos y la brecha digital

LA COLUMNA VERTEBRAL
El Soporte Informativo Para Millones de Hispanos
Por Luisa Fernanda Montero

Según los expertos, la disminución de la brecha digital que separa a los hispanos del resto de habitantes de Estados Unidos, sería cuestión de tiempo. Ojala, porque nuestra comunidad no puede permitirse el aislamiento tecnológico en un mundo que depende cada vez más de la tecnología.

Cuando hablamos de brecha digital nos referimos, como bien lo explican los expertos Henry M. Rivera y David Honig en su artículo La Costosa Brecha Digital, a la distancia, a la brecha que existe entre aquellos que tienen acceso a las tecnologías de información y a los recursos y destrezas necesarias para utilizarlas y aquellos que no tienen dicho acceso.

El artículo llama la atención sobre uno de los retos de una sociedad que pretende regirse por valores como la igualdad de derechos pero que aun no ofrece las garantías necesarias para que todos accedan a las mismas opciones que genera el desarrollo.

Si la brecha digital no se cierra, la sociedad pagará un alto precio. Relegar a algunas personas a una categoría de “ciudadanos digitales de segunda clase” es muy costoso, dicen con razón Rivera y Honig.

Es claro que cerrar la brecha digital es indispensable no sólo para incluir a aquellos que no tienen acceso a tecnologías como Internet, sino que es fundamental para el desarrollo, el bienestar y el progreso económico de la nación.

De nuevo, la clave está en la educación y mientras unos tengan posibilidades de acceder a ella y otros no, es imposible hablar de una sociedad equitativa e igualitaria.

Por eso creo, como los autores, que Estados Unidos no puede darse el lujo de tener una brecha digital y que teniendo en cuenta su impacto la conexión de banda ancha es la próxima frontera de los derechos civiles. De no acortar la brecha digital, las carencias que afectan a la comunidad hispana aumentarán sin re-medio.

Según datos de la firma especializada eMarketer, se estima que al concluir este año, la penetración de la telefonía celular entre hispanos residentes en Estados Unidos habrá pasado de 69.2 por ciento a 73 por ciento de la población, un aumento de 3.8 por ciento en 12 meses. Vamos mejorando y eso es bueno.

Ayudas gubernamentales como los subsidios que se canalizan a través del Fondo de Servicio Universal para enfocar servicios de banda ancha y las soluciones del sector privado —como la fusión de AT&T y T- Mobile— que de acuerdo con los autores ya citados promete llevar servicios de banda ancha de alta velocidad a 55 millones más de estadounidenses son más que necesarios, imprescindibles.

De nuestro acceso como comunidad a la tecnología depende en gran medida nuestro bienestar, por eso, no podemos seguir creyendo que podemos mantenernos al margen de los avances en este campo. Hoy por hoy el acceso a Internet de banda ancha no es un lujo. Hace mucho que dejó de serlo para convertirse en una necesidad.

Si está conectado, su acceso —y el de su familia— a posibilidades educativas, sociales, de salud, de bienestar y de empleo aumentarán.

Si usted es de los que se siente rezagado, despierte. Hoy en día es muy fácil instruirse, aprender y beneficiarse de las ventajas de la modernidad. En cualquier biblioteca pública usted puede tener acceso a un computador y encontrar la literatura que necesita para aprender a usarlo, eso, si no ha con-siderado las opciones académicas que incluyen a personas que nunca han tocado un teclado.

**Henry M. Rivera es, entre otras, Consejero Estratégico en Internet Innovation Alliance y presidente del Comité Asesor sobre Diversidad en la Era Digital de la FCC y David Honig es presidente y director ejecutivo del Consejo de Telecomunicaciones y Medios Minori-tarios (Minority Media and Telecommunications Council).