México del Norte
Por Jorge Mújica Murias
“¿Solamente hay 97 blancos más en la ciudad de Lafayette desde 2000? Wow,” dijo Conrad Comeaux, Tasador de Impuestos del lugar, una ciudad en medio de la nada en Louisiana cuando el Censo de Estados Unidos publicó sus datos de población hace unos días. Esos 97 blancos representan un crecimiento total del 0.01 por ciento con respecto a hace diez años.
Sus otras exclamaciones son menos publicables, porque sucede que en Lafayette la población Afro-Americana creció en casi un 20 por ciento, la asiática en un 37 por ciento, y los latinos… bueno, literalmente explotaron, con un 115.9 por ciento.
Y los números no son exclusivos de Lafayette. En Oklahoma, los latinos crecieron en un 85 por ciento, llegando a ser el 9 por ciento de la población total, y ya de pilón pasaron a la tradicional población de nativos americanos y se convirtieron en la minoría más grande del estado. Hay la friolera de 332 mil latinos en Oklahoma, tienen cuatro periódicos, tres estaciones de radio y cuatro de televisión.
Acá en mi rancho, Chicago, pues no se diga. Ahora somos el 29 por ciento de la población de la Ciudad, que nos dividimos con un 32 por ciento de blancos y otro 32 por ciento de Afro-Americanos. Pero, que conste, Chicago ya no tuvo la explosión latina de hace diez años. En vez de explotar localmente, los latinos decidieron repartirse en los suburbios, y en todo el estado alcanzamos la nada despreciable cifra de tantito más de dos millones de almas, suponiendo que todos los latinos tengamos alma.
Y casi casi nos vemos mal, porque por tantito y nos alcanza Houston y nos quita el título de “tercer ciudad más grande del país”. Y en Houston, claro, no es que los blancos hayan crecido mucho…
Y ahí es donde comienza la bronca de los números y del Censo. Sucede que en teoría teorética, como dice por acá, después del Censo nacional hay que trazar nuevamente los mapas de los distritos electorales de todo el país, estado por estado, ciudad por ciudad, y en esos mapas se abre el chance de que los latinos hagan valer sus números paga ganar poder político.
Con los Pantalones Arriba
Pero más rápidos que el Censo son las fuerzas anti-inmigrantes. Antes de que el Censo publicara sus números, tres “votantes registrados” metieron ya una demanda en la corte del Distrito Este de Texas, pidiendo que “no se usen los datos del Censo para
Según los números, Texas debe tener ahora la pequeñita cantidad de 36 Congresistas o Diputados Federales, pero los tres demandantes dicen que el Censo contó a los inmigrantes indocumentados, los cual “causaría una redistritación que fortalecería el voto latino”. “Esto, continúan, “violaría las garantías de debido proceso y la igualdad en la protección, garantizadas en las enmiendas 14 y 15 de la Constitución, y la Ley de Derechos al Voto y la Constitución de Texas”.
En otras palabras, que seamos muchos viola los derechos de los que cada vez son menos, o por lo menos eso argumentan los demandantes, Kaaren Teuber, Jim Burg y Ricky Grunden, cuyos nombres y apellidos sugieren orígenes de cualquier país del mundo menos las tribus originales de Texas.
En la concreta, los tres descendientes de inmigrantes argumentan que hay lugares, como el Distrito 23 de San Antonio, que “por tener un gran número de indocumentados tiene una población menor de ciudadanos registrados para votar, y por lo tanto esos votantes tienen más poder que los de otros distritos donde hay menos indocumentados”.
¡Brillante! La neta, el argumento es buenísimo. Si en un Distrito hay cien gringos blancos que voten y en otro hay 90 indocumentados y diez votantes, ¡esos diez tendrían la fuerza de los cien blancos!
La alrevesada lógica debía operar en nuestro favor, porque entonces los estados debían de hacer lo contrario de Arizona. En vez de correr a sus poblaciones indocumentadas, debían haberlas recibido con los brazos abiertos en cada barrio y cada colonia blanca, y así sus votantes tendrían más poder que los votantes blancos de otros lados.
O al revés. Cada blanco que quiera que su voto cuente más, pues debía mudarse a un distrito donde haya hartos indocumentados. ¡Quien quita y se elige solito para el Congreso!
Pero la bronca de fondo es otra, es mantener el poder para los blancos. Como alguna vez escribiera John Tanton, fundador de FAIR, Federación Americana por la Reforma Migratoria, organización que dice que no necesitamos más inmigrantes en Estados Unidos, los latinos son hiperactivos en sus costumbres reproductivas, y al revés que al Tigre de Santa Julia, “tal vez esta sea la primera vez en que los que tengan los pantalones puestos van a ser sorprendidos por los que tengan los pantalones bajados”…
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