Legado de Mendez

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<p>&nbsp;&nbsp; La discriminación institucional es una cosa del pasado, aunque residuos de esa filosofía social Darvinista empiezan a florecer en algunos estados dominados por la extrema derecha. Tal es el caso de Arizona y otros estados sureños.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Aun así, con todos estos seguidores intolerantes, la razón y la justicia finalmente se impone. Esta semana el presidente Barack Obama otorgó la Medalla de Libertad a Sylvia Mendez, quien de niña había sido discriminada porque su piel no reflejaba el color de una mayoría blanca en su distrito escolar.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; A inicios de 1900, el separatismo racial era el pan de cada día del sistema social nor-teamericano. Estudiantes blancos y no-blancos no podían estar en las mismas aulas. El sistema escolar decía que los primeros eran más “civilizados” –por ende más sofisticados racialmente— que los segundos.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Sin embargo, la familia Mendez hizo templar la sincronía de esas formas de discriminación. Gonzalo Mendez y su esposa Felicitas, padres de Sylvia, junto con un grupo de abogados, activista civiles y familiares cambiaron el sistema jurídico de California y eventualmente las leyes norteamericanas.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Todo empezó en 1943, cuando Gonzalo y Felicitas Mendez decidieron vivir en la ciudad de Westminster. Rentaron un rancho perteneciente a una familia Japonesa.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Durante la Segunda Guerra Mundial, Washington promulgó una ley que obligaba a los descendientes de japoneses que se internaran en campos de concentración, a pesar de no haber cometido ningún delito. El gobierno temía, sin algún argumento convincente, que japoneses-americanos cometieran actos de rebelión.&nbsp; Fue una de las leyes discriminantes más aberrantes de Estados Unidos.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; La familia Mendez quería que sus hijos e hijas, Sylvia, Jerome y Gonzalo Jr., asistieran a escuelas de su propio distrito. Empero, los administradores del distrito escolar de Westminster les negaron acceso debido a que había leyes que no permitían a los grupos mayoritarios (blancos) entremezclarse con otros niños que no fueran de su misma raza o etnicidad.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; “Tienen que ir a una escuela de mexicanos”, les dijeron.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Mendez trató convencer a las autoridades del distrito de Westminster para que cambiaran los estatutos de la escuela.&nbsp; Sus intentos fueron en vano.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Al final tuvo que enjuiciar al distrito escolar por discriminación. El caso fue muy difícil. En el proceso del juicio, hubo gente que se prestó –incluyendo profesionales—a justificar el racismo en las escuelas.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Sin embargo, después de muchos tropiezos, la justicia se impuso. El juez Paul J. McCormick dictaminó a favor de los Mendez. “El sistema de la escuela pública debe apoyar la igualdad social”, dictaminó. En 1947, una corte de apelación reafirmó el fallo del juez McCormick.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Asimismo, dos meses después de dicho dictamen, el entonces gobernador Earl Warren produjo una orden ejecutiva que prohibió la segregación, convirtiendo a California en uno de los estados más progresivos de la nación.</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Siete años más tarde, después de haber sido nombrado Jefe de la Corte Suprema de Justicia, Warren escribió la decisión más importante contra la discriminación institucional en el caso de Brown v. Board of Education of Topeka (1954).</p>
<p>&nbsp;&nbsp; Así, la medalla que recibió Sylvia Mendez nos dice enfáticamente que individuos pueden romper con los hitos de discriminación institucional.</p>
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Humberto Caspa