Instituciones financieras internacionales

Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.

   La historia nos dice que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son actores fundamentales en el ámbito económico global.

   Pareciera que estas dos instituciones han perdido fuerza y energía en los últimos años. Sin embargo, el Banco Mundial y el FMI han estado detrás de los acontecimientos políticos actuales, incluyendo en la crisis que agobia actualmente en Egipto.

   A simple vista, estos colosos económicos son la misma institución encubiertas con una máscara distinta.

   El objetivo principal –crear desarrollo económico en algún rincón del mundo— tal vez lo sea; empero, la forma cómo se emprende ese desarrollo económico es un tanto distinto en una y otra institución.

   Para empezar, tanto el Banco Mundial como el FMI son organizaciones prestamistas. Crecen y generan capital por medio de los intereses que les pagan sus deudores.

   A diferencia de las instituciones bancarias privadas (City Bank, Chase Maniatan, Bank of America, Wells Fargo, etc.), los préstamos del Banco Mundial y del FMI son concretadas con Estados constitucionales, a través de sus respectivos gobiernos, aunque algunas organizaciones sociales (ONGs) y empresas privadas han sido acreedores de sus capitales a través de donaciones.

   En este sentido, el Banco Mundial y el FMI son intermediarios de las empresas privadas financieras y los gobiernos federales de cada país.

   Antes de la crisis de la deuda externa en 1982, la banca privada tenía toda la capacidad de entablar negociaciones financieras con los gobiernos nacionales.

   En América Latina, por ejemplo, las dictaduras de la década de 1970 e inicios de 1980s se beneficiaron de estos capitales incontrolados.

   Las dictaduras militares utilizaron el poder del estado para prestarse jugosas sumas de dinero. Con ello crearon estabilidad, orden y desarrollo en la región.

   Sin embargo, los resultados a mediano plazo y largo plazo fueron trágicos en 1982, año en que la región latinoamericana entró en una crisis económica. Ningún país pudo pagar los intereses de sus adeudos; menos para pagar los principales de los mismos.  Para subsanar el problema, los acreedores mundiales acordaron que el Banco Mundial y el FMI se convirtieran en los paladines del sistema financiero internacional.

   Desde entonces, cualquier gobierno en desarrollo tiene que para tener la venia de estas dos organizaciones financieras para tener acceso a fuentes económicas de la banca privada mundial.

   El FMI se dedica a préstamos de corto plazo y de crisis o de emergencia económica. Normalmente los préstamos están acompañados por exigencias que llevan a políticas neoliberales y “salvajes”.

   El rescate de los países europeos, concretamente Grecia e Islandia, tuvo estas exigencias. El FMI prestó dinero con la condición de que los gobiernos dispongan políticas de “choque” contra los subsidios, exigieron reducción del sector público y los gastos sociales.

   Por otra parte, el Banco Mundial se dedica a préstamos a largo plazo y otorga capitales a países que quieren entablar un proceso de desarrollo. Esta organización no es tan “vampirezca” como el FMI, pero también tiene exigencias nocivas contra la política y economía de los países en desarrollo.

   Así, estas organizaciones financieras son diferentes, pero no son tan diferentes como los países deudores desearían que fueran. Al final son emisarios del capital financiero.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com.

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