Estimado Paisano,
Deseo aprovechar nuevamente este año la coyuntura de las festividades decembrinas para extender a usted y su familia mis mejores deseos para el 2011.
Si usted va a viajar a nuestro país, le recuerdo que puede visitar el Consulado mexicano más cercano para recibir la información necesaria que le permita un retorno rápido y seguro. Todos los funcionarios tenemos la obligación de apoyar el traslado de nuestros connacionales para que al regresar reciban un trato justo, humano, orientación adecuada y el respeto pleno a sus derechos y a su patrimonio.
Este año ha presentando grandes desafíos para el bienestar y el desarrollo de nuestras comunidades en Estados Unidos. Por una parte, aún cuando ciertos indicadores económicos han mejorado en comparación con 2009, la recuperación del empleo no se está dando al ritmo y con la amplitud que se esperaba. Por otro lado, existe un preocupante deterioro del debate sobre la inmigración en Estados Unidos, lo que ha generado que algunos actores hayan utilizado a los inmigrantes como “chivos expiatorios” en prácticamente toda discusión de política interna: desde la reforma del sistema de salud hasta las elecciones intermedias de noviembre pasado.
Frente a este embate contra los inmigrantes, la Embajada de México y su red de 50 consulados en este país redoblaron de manera sostenida a lo largo de 2010 el trabajo arduo y constante de protección y orientación consular, y fomentaron acciones para contribuir a una revaloración de las aportaciones de los inmigrantes a la sociedad estadounidense. Como parte de dichos esfuerzos, se desplegó una estrategia integral de defensa de nuestros nacionales frente a la ley SB1070 en Arizona y se fortalecieron las alianzas para la protección de los derechos laborales, con iniciativas como la renovación de la declaración conjunta que suscribí en mayo de 2010 con la Secretaria del Trabajo, Hilda Solís.
Hemos levantado la voz en todos los foros para dejar claro que todo mexicano que se encuentre en Estados Unidos merece ser tratado con pleno respeto, independientemente de si se encuentra trabajando, estudiando, o acompañando a sus familiares. La falta de documentos migratorios vigentes, o incluso, de conocimiento del inglés, no justifica que nuestros connacionales sean discriminados, vejados, abusados o estigmatizados. Por ello, debe seguirse subrayando una verdad de perogrullo, que no por serlo es menos relevante: la inmensa mayoría de nuestros paísanos en este país está contribuyendo al bienestar económico y social de la comunidad en la que se desenvuelve.
Ante la urgencia de fomentar un debate racional y constructivo sobre una reforma migratoria integral, he desplegado una importante labor de cabildeo reuniéndome con innumerables Gobernadores, Alcaldes, Senadores y miembros de la Cámara de Representantes argumentando ante todos y cada uno de ellos las aportaciones de los trabajadores mexicanos a la economía de este país y resaltando su ética de trabajo. De igual forma, en mis encuentros con otros actores políticos y sociales en Estados Unidos, he destacado la importancia que reviste para los dos países el que extendamos la lógica de nuestra asociación estratégica al ámbito migratorio y que avancemos con una visión de responsabilidad compartida en la búsqueda de soluciones para enfrentar estos retos.
En este contexto, me sumo a los llamados de los jóvenes mexicanos a lo largo y ancho de Estados Unidos que —motivados exclusivamente por el deseo genuino de contribuir al desarrollo de un país del que ya forman parte— están arriesgando su situación migratoria, su salud y sus estudios para lograr que se apruebe la legislación conocida como “Dream Act”. La dedicación y entrega de éstos y otros tantos jóvenes, y de quienes han articulado campañas en apoyo de su voz, merecen que todos nos transformemos en cajas de resonancia desde las que se multiplique su mensaje. La aprobación de esta iniciativa puede constituir un primer paso para lograr una reforma que permita estructurar los flujos migratorios en forma segura y ordenada en América del Norte.
Con la mirada puesta en el mediano plazo, la Embajada y la red consular de México se sumaron este año a los esfuerzos de las principales organizaciones cupulares hispanas, así como a los de cientos de organizaciones locales, a fin de que las comunidades mexicanas e hispanas estén debidamente reflejadas en el Censo estadounidense de 2010. Mediante seminarios informativos, difusión en nuestras oficinas consulares y en consulados móviles –entre muchas otras acciones- se promovió la participación de la comunidad méxico-americana en el Censo. La fotografía demográfica que resultará de este proceso permitirá dar pasos importantes en el debido reconocimiento al peso específico que corresponde a los latinos en este país. A su vez, contribuirá a que los hispanos cuenten con una mayor representación política y a que sean considerados crecientemente en su justa dimensión, en la definición de políticas públicas y programas gubernamentales.
En 2010, año en el que todas las comunidades mexicanas en el exterior se unieron para celebrar el Bicentenario de nuestra Independencia y el Centenario de nuestra Revolución, debemos tener muy presente la grandeza de nuestra nación y sentirnos orgullosos de lo que hemos logrado como pueblo y de lo que estamos construyendo tanto en México como aquí en Estados Unidos, mediante las contribuciones que hacemos todos los días a la cultura, la economía y los valores de las comunidades que estamos enriqueciendo en ambos lados de la frontera.
A partir de esta fortaleza compartida tendremos que enfrentar juntos los retos que se avecinan en 2011: desde evitar la multiplicación de iniciativas locales que se limitan a criminalizar el fenómeno migratorio sin reconocer a cabalidad las causas, ni aprovechar las oportunidades que presenta la migración, hasta la necesidad de continuar empoderando cívicamente a nuestras comunidades para que al participar en los procesos políticos que les afectan, se aumente el costo real de sostener visiones erróneas que sólo satanizan a los migrantes.
Estimado paisano: el camino que dejamos atrás en 2010 está lleno de lecciones y de testimonios de la vitalidad y entereza de nuestra gente para enfrentar la adversidad. En la ruta que se vislumbra hacia adelante, los mexicanos en Estados Unidos no estarán solos. Por ello, con motivo de estas fiestas, les reitero mi compromiso y el de la red consular mexicana y sus Cónsules de estar cada vez más cerca de ustedes y de trabajar incansablemente, codo a codo, en todas las trincheras que sean necesarias para mejorar su bienestar y sus condiciones de vida en este país.
Les deseo lo mejor para ustedes y sus familias en 2011.
Embajador Arturo Sarukhan