México del Norte
Por Jorge Mújica Murias
No es una traducción exacta, pero “Lame Duck” es una sesión del Congreso gringo que ocurre cada dos años entre las elecciones generales y la toma de posesión de los congresistas que hayan ganado en las urnas. Algunos lo llaman un “Congreso Fracasado”, y es una sesión donde pueden pasar muchas cosas, dependiendo de la voluntad política, el interés de los ganadores y el de los perdedores que todavía no toman posesión. Y la voluntad del presidente, claro.
Y eso es lo que se nos avecina ahora y puede ser el último chance de una reforma migratoria que tenga sentido y no sea solamente una bola de medidas para deportar más inmigrantes o correrlos de sus trabajos o ponerle más ladrillos a la pared. Después del 2 de noviembre, con la mayoría simple del Partido Demócrata en las dos Cámaras del Congreso, la administración de Obama podría aprobar lo que quisiera sin la presión de que “es controversial”, pretexto usado durante dos años para no hacer nada por los inmigrantes sin papeles.
De hecho, la propuesta de reforma que presentó Bob Menéndez en el Senado hace un par de semanas podría ser discutida en esa sesión, y hasta podría ser aprobada a pesar de no gozar del famoso “bipartidismo” Demócrata-Republicano que Barack Obama tanto ha pregonado. Es más, la reforma conocida como NACARA, que le dio estatus legal a los refugiados de América Central, y el apartado 245(i) que permitía quedarse aquí pagando una multa mientras pasaban los diez o más años necesarios para recibir una visa familiar fueron aprobados por un Lame Duck.
Pero claro que aquí también hay pero. Hay varias malas noticias, y la primera es que a Barack se le olvidó poner la iniciativa en su lista de prioridades… Según su vocero, Robert Gibbs, las prioridades son un nuevo tratado de reducción de armas nucleares con Rusia, una ley sobre reducciones de impuestos que echaría para atrás los recortes de George W. Bush a los ricos, la reautorización del programa de nutrición infantil, y la aprobación de varios jueces la confirmación en el Senado del Director del Presupuesto federal.
La Última y Nos Vamos
La otra mala noticia es que aunque se aprobara así como está, la propuesta de Menéndez de reforma migratoria es bastante malita, como ya nos estamos acostumbrando a recibirlas todas.
Es bastante frankensteiniana, con patas Republicanas y brazos Demócratas, y mantiene la misma ilógica de todas las anteriores. Tiene seis partes, comenzando con Protección Fronteriza, siguiendo con protección en todo el resto del país (léase cómo cachar indocumentados hasta en Alaska y Dakota); y después vienen la verificación de papeles para agarrar chamba y las sanciones patronales. De hecho, la propuesta no necesita ser “bipartidista” porque ahí ya están todas las cosas que los republicanos quieren.
Luego viene la parte de la legalización, que no es tan peor pero tienen cosas horribles. Incluye el AgJobs, para trabajadores de la agricultura, que es pavoroso; por supuesto incluye el DREAM con todo y el ejercito por en medio; el Strong STANDARDS Act, para el tratamiento “humano” a los inmigrantes detenidos que no es tan peor, considerando que cualquier arresto por no tener papeles se me hace inhumano pero en fin. Y pa’ no dejar, también tiene todas las propuestas del Senador Republicano Grassley, de Iowa, para “combatir el fraude migratorio”.
Las partes menos peores son la inclusión de la UAFA, una propuesta que le da derechos a las parejas del mismo sexo de ciudadanos estadounidenses, y la creación de una Comisión de Inmigración que se encargaría de decidir cuántas visas se necesitan cada años para trabajadores internacionales… nomás que son para puro trabajador “huésped”.
Las partes buenas de la legalización son que podrían aplicar todos los que estaban aquí sin papeles hasta el 30 de septiembre y sepan inglés, y que no hay que tener chamba (por aquello de la crisis) sino solamente demostrar pagos anteriores de impuestos, y pasar el chequeo policíaco. Pero las peores partes de la mejor parte dicen que hay que esperar entre seis y once años para agarrar una “green card”. Ahh, y hay que registrar a todos los sin papeles en un solo año (me pregunto qué oficina mágica podrá recibir y procesar 12 millones de solicitudes así de complicadas). Posiblemente, dice un analista, podría legalizar a unos siete u ocho millones de indocumentados aunque sea para el 2020.
Pero no hay que preocuparse de las partes malas. Obama no tiene la propuesta en su lista de “prioridades”.
Como quien dice, si ni siquiera en este último chance son capaces los Demócratas de usar su mayoría para algo útil, que luego ni se pregunten ni por qué perdieron ni por qué no vamos a votar por ellos en el 2012…
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