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<p> En el primer debate por la gubernatura de California, la población electoral en este estado fue invitada a tomar dos sendas distintas hacia la recuperación económica.</p>
<p> Sus dos principales promovedores indicaron que el suyo es el mejor, el más grande, el más bonito, el más seguro, el que nos conviene. Aunque también los dos nos insinuaron que, en el proceso del viaje, encontraremos chubascos, lodo, espinas, barreras y algunos monstruos con cabezas decapitadas.</p>
<p> Bueno, realmente no es tan siniestro como el monstruo sin cabeza, pero que algo parecido hay en el camino.</p>
<p> De acuerdo al procurador de justicia de California y candidato de los demócratas, Jerry Brown, los enemigos a la recuperación económica son precisamente los multimillona-rios como su contrincante Meg Whitman, candidata por el Partido Republicano.</p>
<p> Por su parte, Whitman cree que esos enemigos monstruosos son los sindicatos y la gente agalluda como Jerry Brown, quien en alguna oportunidad tuvo su momento de lidiar con nuestros problemas y las desaprovechó.</p>
<p> ¿A quién le creemos? ¿A quién le entregamos la llave de nuestra morada? ¿Cuál es el mejor camino a seguir?</p>
<p> Brown es una verdadera eminencia en los círculos políticos, pero su esencia no es la economía. Por su parte, Whitman, ha demostrado ser una líder de negocios bastante innovadora, pero su historial político da tristeza debido a que ni siquiera estuvo inscrita como votante de California hasta unos cuantos años atrás.</p>
<p> El debate de esta semana debería darnos una pauta o debería inclinarnos hacia uno de los dos caminos que nos ofrecen Brown y Whitman. Para muchos el camino todavía no está decidido, pero siento que después del debate, muchos están pensando optar por el camino de la experiencia. Tal parece que Brown rebajó la vertiginosidad de su oponente.</p>
<p> Whitman tenía todo un forum para despellejar al viejo ogro de la película. Hubiera podido criticarlo por su insistencia de creerse el mesías de la recuperación económica. Trató de pintar a Brown como una persona que vive de la política. Su mundo, desde que nació hasta hoy, es la política. Su padre fue gobernador y sus amigos son políticos. Cuando Brown fue gobernador, el mismo reconoció que durante su estadía en el gobierno californiano, él había estado visitando bares y que ahora con sus años en la espalda y una mujer que lo espera en la casa, ya no tiempo de divertirse por la noche.</p>
<p> Yo creo que esa fue la carta ganadora de Brown en el debate. Se mostró más “cool” con la audiencia, más natural y sobretodo mucho menos serio que su oponente. Se dio el lujo de burlarse de si mismo. Coqueteó con el votante y parece que lo sedujo.</p>
<p> Al final, en el momento en que los analistas políticos y los generadores de encuestas hagan un recuento oficial de todo lo que se dijo dentro del estrado, probablemente estarán apuntando una victoria de Brown.</p>
<p> El “viejo” supo darle condimento apropiado al debate, y le dotó de mucho “chile”. El sabor de la gubernatura, de momento, tiene olor a Demócrata.</p>
<p> Para bien de Whitman, la batalla todavía sigue en curso. Ahora le toca trabajar más en sus debilidades que en sus puntos favorables.</p>
<p> Los dos caminos que nos ofrecieron los dos candidatos están en pie, y todavía no está decidido. La población votante de California, particularmente aquellos que no sabían qué camino tomar, tal vez están mirando el camino de la experiencia. Sin embargo, la última palabra no está dicha.</p>
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