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<p> Tenía once años cuando escuché por primera vez la música de Los Kjarkas. El tono melancólico de sus notas musicales no sólo sedujo mi alma e hizo vibrar los corazones de miles de jóvenes como yo en mi natal Bolivia, sino que fue también la semilla nata de una revolución cultural que puso en el pasado miles de años de explotación a la población indígena.</p>
<p> La música andina indígena fue mancillada, menospreciada y discriminada por una sociedad boliviana que prefería la cultura de otros que la suya.</p>
<p> Los residuos de esa cultura anti-indígena del periodo oligárquico de inicios del Siglo XX, el cual terminó con lar Revolución de 1952, mantuvieron con vida al espectro de la discriminación y el racismo.</p>
<p> La música, como otros ámbitos del arte y la cultura, también fue víctima directa de los vestigios de ese pasado ensombrecedor.</p>
<p> Hoy, sin embargo, la música andina indígena es la esencia misma de la bolivianidad, el orgullo andino y es un fiel reflejo del mestizaje boliviano.</p>
<p> Los Kjarkas iniciaron su caminata musical desde Capinota, su lugar de origen. Inicialmente conquistaron a la gente del valle de Cochabamba, cuna de la coca y del maíz boliviano, luego se incrustaron en las montañas macizas de estaño en La Paz, Oruro y Potosí, después se metieron en las selvas amazónicas de Santa Cruz, Beni y Pando, donde el hermano Camba simplemente se sumió alegre ante el poderoso ritmo quechuaaymara de los Kjarkas.</p>
<p> Al final salieron a otros rincones del mundo para reclamar el derecho de la cultura boliviana andina. Su música no es enteramente indígena, pero su espíritu cautivador deriva de la Pachamama (Madre Tierra) y del misticismo de su gente milenaria Aymara, Quechua y otros pueblos originarios de Bolivia.</p>
<p> Pocos dudan que Evo Morales sea la síntesis de un movimiento indígena en Bolivia. Dicho movimiento inició en el Chapare boliviano, traspasó las cumbres de Potosí y logró un apoyo masivo en el altiplano paceño.</p>
<p> Sin embargo, fueron Los Kjarkas y otros artistas bolivianos quienes con sus notas musicales y una lírica sublime de protesta y romance, crearon los primeros surcos de la emancipación del sujeto boliviano a través de la cultura.</p>
<p> ¡Jallalla Los Kjarkas!. Así es, ¡Jallalla!</p>
<p> Al grupo lo iniciaron tres hermanos y un amigo: Wilson Hermosa, Castel Hermosa, Gonzalo Hermosa y Edgar “pavito” Villarroel. Luego se incorporaron Elmer Hermosa (la gran voz del grupo) y su hermano Ulises (el poeta inolvidable, Q.E.P.D.).</p>
<p> Durante muchos años de recorrido, algunos componentes de los Kjarkas se fueron del grupo para fundar otros, pero también llegaron otros para suplirlos.</p>
<p> Empero, el alma del grupo nunca perdió su esencia ni su música viró por otros tonos musicales. Mientras Gonzalo Hermosa esté a la cabeza, esa sustancia que los forja y los hace sobrevivir perdurará para siempre. Sin él, el grupo no tiene principio ni fin.</p>
<p> Traducido del Quechua al Español, Kjarkas significa “Fuerza, Fortaleza”. Así es, la fuerza es su esencia, como la fortaleza es también su esencia.</p>
<p> Un día, Gonzalo Hermosa se refirió a mi pueblo natal Quime, como el “Balcón del Mundo”. Los Kjarkas, en este sentido, son inspiración plena de una revolución cultural andina consumada recientemente.</p>
<p> En hora buena Gonzalo. ¡Jallalla los Kjarkas!</p>
<p> El grupo Los Kjarkas se presentará el 4 y 5 de Septiembre en el Heritage Forum de Anaheim.</p>
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