La Victoria de McCain

México del Norte
Por Jorge Mújica Murias

    El senador Republicano de Arizona acaba de ganar su elección primaria como candidato para las elecciones generales de noviembre. Ganará de seguro, porque en las primarias entre todos los candidatos Demócratas apenas juntaron unos 240 mil votos, y en cambio John McCain solito sacó más de 280 mil. Entre sus dos oponentes se levantaron otros 210 mil votos. En resumen, sería difícil pensar que en Arizona los Demócratas tengan el más ligero chance de ganar en noviembre.

    Junta con pegada a él, ganó también su elección primaria Jan Brewer, la hasta hoy gobernadora interina de Arizona que saltó a la fama al firmar y convertir en ley la infame SB 1070.

    Y ése fue el tema y la definición de las campañas electorales en Arizona: la inmigración. McCain, quien lleva 24 años en el Senado, se sintió amenazado por uno de sus oponentes, el Congresista J.D. Hayworth, de extrema derecha y amigo de los grupos conocidos como “Tea Party”. Hasta el 2008, como candidato Republicano en contra de Barack Obama en las elecciones presidenciales, McCain era lo que se podía llamar un “amigo de los inmigrantes”. Junto con Ted Kennedy, presentó más de una iniciativa a favor de la reforma migratoria, e incluso evitó que su Partido pusiera en su plataforma política la deportación masiva de indocumentados y el retiro de la ciudadanía a sus hijos.

    Más aún, su propuesta migratoria era prácticamente idéntica a las de Obama y Hillary Clinton en temas de migración: Seguridad fronteriza, trabajadores huéspedes y legalización mediante el pago de multas y formarse “en la cola”.

    Pero ante la supuesta amenaza de Hayworth, McCain se volteó para la derecha como si tuviera tortícolis crónica. De pronto, apoyó la Ley SB 1070, exclamó en una conferencia de prensa que había que “terminar la maldita barda fronteriza”, y  declaró también que el Senado tendría audiencias sobre el tema de quitarle la ciudadanía a los hijos de los sin papeles.

La Derrota de McCain

            Nomás que a la hora de la hora, la victoria de McCain no se debió a sus nuevas posiciones anti inmigrantes, sino a la lana. En total, se reventó 21 millones de dólares en su campaña, incluyendo parte de lo que le sobró de su  candidatura presidencial, y más que todo el dinero que se había gastado en todas su campañas primarias anteriores sumadas.

   Ganó fácilmente. Habiendo tres candidatos, se levantó más de la mitad de los votos, dejando que sus oponentes se repartieran apenas el 44 por ciento entre ellos.

   Y ahí está la bronca. Su voltión para la derecha, haberse convertido de “amigo” en “enemigo” de la inmigración estaba por demás. A la hora de la hora todo se resolvió con lana, no con posiciones políticas. Al contrario, haberse brincado las trancas le costó a McCain su reputación como “Republicano independiente”, como alguien que mantenía sus principios personales sobre las posiciones oficiales de su partido, y que en ocasiones se peleaba con los Republicanos para hacerlos cambiar de opinión.

   Más aún, la elección del martes demostró que los famosos radicales de derecha del Tea Party no son tan populares como parece. En Alaska la pre-candidata al Senado Lisa Murkowski derrotó a la candidata apoyada por Sarah Palin, líder nacional de los Tea Parties, y en Florida tuvieron que conformarse con apoyar a un candidato latino, Marco Rubio, que se distanció claramente de ellos y los calificó más como un “sentimiento” más que un “movimiento”.

   Posiblemente, de aquí a la elección de noviembre los candidatos Republicanos se volverán aún más moderados porque se están peleando los votos de los armadillos, los que están en medio del camino, gente que en una elección vota Republicano y en la otra Demócrata, y a quienes no les gustan los extremismos de ningún lado, no como los votantes tradicionales Republicanos, siempre inclinados a la derecha.

   La victoria electoral de McCain se vuelve derrota política, porque se exhibió como mentiroso chaquetero y balín, apoyador de una cosa un día y de la contraria al día siguiente. ¿Quién le va a creer ahora si dice que favorece la inmigración aunque sea limitada y restringida?

            Lo más probable es que la inmigración no sea un tema importante para noviembre, y se hable más de economía. Las preguntas entonces, para McCain y otros candidatos anti inmigrantes son: ¿Y por qué era tan importante volverse enemigo de los inmigrantes? ¿Y por qué no tratan de jalarse nuestros votos en vez de volverse nuestros enemigos? ¿Y por qué no mejor nos dejan en paz y se hacen güeyes y se pelean con otros temas, como la economía misma y el desempleo y la salud y el déficit en el presupuesto y la guerra y las drogas? ¿Por qué se ceban con nosotros?