México del Norte
Por Jorge Mújica Murias
En política, parece ser, nadie es amigo para siempre. Mientras que entre los grupos a favor de la inmigración la aprobación de la famosa Ley de Arizona SB 1070 trajo una ola de unidad que no se veía desde el 2006, parece haber tenido el efecto exactamente contrario entre algunos grupos conservadores y anti-inmigrantes.
Poquito después de aprobada la SB 1070, La Asociación Nacional de Evangelistas y la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur decidió lanzar una amplia campaña a favor de la reforma migratoria. La campaña, cabe decirlo, incluye la frase esa de “un camino a la legalización para los inmigrantes indocumentados”.
Al jefe de la Convención, Richard Land, se le unieron otros prominentes religiosos, entre ellos Mat Staver, director de la escuela de Leyes de la Universidad libre de Jerry Falwell, y el reverendo Evangelista latino Samuel Rodríguez, a quien algunos apodan el “Karl Rove hispano”. Todos hablan de tener “compasión cristiana por los inmigrantes”, y citan ese pasaje de la Biblia que dice “Una vez fuimos extranjeros en tierra extraña”, y el reverendo Marcos Witt, líder de una de las iglesias evangélicas más grandes de Estados Unidos, en Texas, completa la frase diciendo “Alto a las redadas y démosle la bienvenida a la gente”.
Land, en la Conferencia de Conservadores por la Reforma Migratoria declaró en mayo que “El gobierno federal necesita ponerse las pilas. Si no lo hace, va a desgarrar el tejido de nuestra sociedad”.
Nada del otro mundo, si piensa uno que la iglesia evangélica tiene intereses terrenales también, además de sus creencias religiosas. Resulta que, por una parte, los latinos han estado uniéndose a la Iglesia Evangelista por millares. En 1997 solamente un 15 por ciento de latinos creyentes se identificaba como evangelista, pero hace dos años el porcentaje subió al 32, el doble. Por otro lado, una encuesta del Instituto Público de Investigación Religiosa, un 60 por ciento de los evangélicos blancos están de acuerdo con una reforma que legalice a los inmigrantes y le abra el camino a la ciudadanía, y solamente el 31 por ciento se opone.
Los Amigos de Ayer
Pero claro, este tipo de acciones y declaraciones no le caen bien a todo el mundo. El Centro de Estudios Migratorios, por ejemplo, se declaró en contra de la campaña tachando a los clérigos de “izquierdistas” y diciendo que “están ignorando las advertencias del Apóstol Pablo y prefieren la mentira a las verdades de Dios. Y la mentira es traicionera porque creen que entienden la inmigración desde un punto de vista moral y es un error bien intencionado”.
Por su parte Bob Dane, el vocero de otra institución anti-inmigrante por excelencia, la llamada Federación por la Reforma Migratoria en América, puso su granito de airada arena declarando que “algunas de las iglesias incluso se convirtieron en santuario, donde los inmigrantes ilegales pueden refugiarse, y eso equivale a ser cómplices de un crimen. No debemos confundir la teología con la política”.
Curiosa declaración, porque cuando las iglesias se declaran en contra del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y tener un aborto, y cuando se declaran en contra de los matrimonios gays, toda la derecha y el Partido republicano, sus amigos desde que gobernaba George Bush padre, les aplaude.
Pero la decisión de los evangelistas está basada en otra realidad real: mientras más se mueve el Partido Republicano a la derecha en el tema de la inmigración, especialmente en temporadas electorales, más latinos pierde y más creyentes humanitarios que apoyan a los indocumentados. Para las iglesias, es más importante su futuro a largo plazo que los puestos políticos que los Republicanos puedan ganar en noviembre. Mejor un rebaño a largo plazo, que un dudoso amigo en el Congreso.
Más aún, los evangelistas andan incluso cabildeando algunos Republicanos, como el senador John Cornyn, de Texas, quien ha dirigido varios esfuerzos pasados por reformar la ley migratoria, aunque se quejan de que son más abiertos los Demócratas.
Y más más aún, respondieron sin pelos en la lengua a las críticas de la Federación por la Reforma Migratoria en América y el Centro de Estudios Migratorios, poniéndolos en ridículo: “No ayuda a la discusión que algunas partes de la coalición conservadora insista en confundir `una vía a la legalización’ con `amnistía’”. Según Richard Land, “parece que necesitan unas clasecitas de inglés”.
No cabe duda, Arizona nos trajo nuevas amistades y destruyó algunas viejas alianzas. Aprovechar las divisiones entre el enemigo en un regalo de los dioses. Hay que saberlas aprovechar y trabajar con ellas.
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