Comentario:
Por Humberto Caspa, Ph.D.,
Umm, no es de extrañarse. Cuando algunas figuras deportivas empiezan a hablar sobre cuestiones políticas, pareciera que sus palabras se convierten en garfios de acero. Sus gargantas sangran mientras evocan opiniones ríspidas, incoherentes y hasta pueriles.
Phil Jackson, el entrenador de los Lakers, es un estudioso prodigioso del basketball y un gran talento administrativo. A inicios de su carrera profesional cómo técnico, guió –desde afuera de la cancha— a Michael Jordan y Scottie Pippen de los Bulls de Chicago a seis títulos de basketball profesional.
Con Los Lakers de Shaquille O´Neil y Kobe Bryant hizo lo mismo. A pesar de ser considerados dos ingeniosos deportistas, estos dos deportistas no encontraban la llave adecuada hacia un título de la NBA.
Todo eso cambió cuando llegó Jackson al equipo. Como un alquimista del medioevo, agarró a sus jugadores, incluyendo el de O´neal y Bryant, los cuajó y les dio una forma de campeón. No solamente produjo uno o dos títulos, sino cuatro.
Sin embargo, toda esa lucidez deportiva tiene sus límites. Jackson habló sobre la cuestión migratoria y la regó enterita. Puso en entredicho que no tiene entendimiento de las leyes norteamericanas ni tampoco sabe con cabalidad los nexos sociales y culturales de una población (los fans de Los Lakers) que apoya a su equipo.
Sus palabras salieron como una daga filosa contra el corazón de la comunidad latina. “Estoy loco, o yo soy la única persona que escuchó que los legisladores [de Arizona] dijeron que sólo utilizaron las leyes federales de Estados Unidos y las adaptaron a nuestro [ese] estado”, dijo durante una entrevista con un reportero de ESPN antes del primer partido con Los Soles de Arizona.
Para empezar, la ley aprobada por el gobierno de Arizona no es constitucional. La migración es una prebenda jurídica enteramente dependiente del poder federal. Los estados están supeditados a los mandatos del gobierno federal y no es al revés.
Por otra parte, aunque Jackson nunca dijo que apoya la ley AB1070, la forma cómo se expresó hace notar que tal vez si está de acuerdo.
Como cualquier persona ciudadana o no ciudadana de este país, Jackson tiene todo el derecho a sostener y expresar su opinión en torno a la cuestión migratoria u otras políticas controversiales.
Sin embargo, debería tener más cuidado con lo que dice. Un gran porcentaje de angelinos y personas que viven en otras ciudades aledañas tienen orígenes latinos. De esa cantidad, un buen número no tiene documentación legal. Empero, muchos de los indocumentados son acérrimos fans de los Lakers y aportan económicamente al equipo angelino a través de su asistencia a los partidos o en la compra de camisetas, recuerdos, etc. Estos datos estadísticos probablemente son inexistentes, pero si podemos especular que una gran parte de la fanaticada de Kobe Bryant, por ejemplo, proviene o tiene familiares indocumentados.
Recientemente a Jackson, los medios de comunicación le dieron oportunidad para refrendar sus comentarios. No lo hizo. De manera que la situación nunca fue esclarecida.
Muchos amigos míos son seguidores de Los Lakers. Algunos no tienen documentos legales. Jackson les partió el corazón con sus palabras fulminantes. ¡Abajo Phil Jackson, arriba Los Lakers!
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor universitario. E-mail: hcletters@yahoo.com